Laguna La Negra | Una noche de acampada.

Pedimos algunas indicaciones finales y comenzamos la caminata; el sendero es amplio ya que ahí también ofrecen paseos a caballo desde una laguna a la otra, así que si vas en la dirección correcta no habrá nada que complique el trayecto.

Tras media hora logramos nuestra primera vista de La Negra, asomados en un mirador que hay en el camino, continuamos caminando y pasamos de un paisaje abierto a atravesar un bosque de pinos y un campo de frailejones hermosos. Casi llegando empiezan las subidas pero no tardan mucho en ser recompensadas, finalmente las montañas se separan para dar espacio a esta inmensa laguna de color oscuro, conocida por ser probablemente la más profunda de la región. 

Laguna La Negra 3.480 msnm.

Solo nos tomó poco más de una hora llegar a destino, pero ahora teníamos que buscar el sitio de acampada, para esto rodeamos la parte derecha de la laguna por lo que parecía no ser el camino más óptimo, pero entre ramas y pasos muy al borde del agua llegamos a un claro que se veía perfecto para instalar las carpas, pero que realmente era un humedal, así que tuvimos que recorrer un poco más el terreno para conseguir un espacio relativamente seco y plano, cuando lo hallamos ya estaba cayendo la noche, armamos campamento y bueno, estábamos listos.

Como era nuestra primera vez acampando en Mérida, el estado más frío de Venezuela, esperábamos temperaturas bajísimas pero a pesar de que no teníamos un termómetro para comprobarlo, la sensación térmica no era nada del otro mundo, gracias a esto nos dimos el lujo de salir un rato de la carpa en la noche para ver el cielo estrellado y la luna que juntos iluminaban las montaña que, por cierto, tenían unos cortes muy peculiares en sus crestas.

Por supuesto tras pasar un rato a la intemperie el cuerpo se empieza a enfriar y volver a la comodidad de la carpa se hace necesario, así que eso hicimos, echamos cuentos un rato y finalmente nos dormimos.

Una de las cosas más impresionantes para mí de este viaje fue despertar al día siguiente, abrir la carpa, y ver como las primeras luces del día se reflejaban en ese inmenso cuerpo de agua y en los bordes de los picos lejanos, los tonos rojizos me hicieron pegar carreras para conseguir mi cámara entre tanto abrigo, pero cuando lo hice logré capturar algunas de mis fotos favoritas de acampadas.

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Aprovechamos para tomarnos algunas fotos grupales antes de irnos y yo logré capturar una de mis fotos favoritas mientras Luismi observaba casi por última vez a "La Negra".

Para volver a la laguna de Mucubají, que fue nuestro punto de partida, el terreno se presenta con mayor inclinación, por lo que tomamos más descansos, pero de igual forma es una caminata súper bonita por la variedad de paisajes que ofrece; como el día estaba muy soleado todo parecía cobrar vida, pero también se sentía más el cansancio debido al calor.

Al llegar al muelle de la Mucubaji nos tomamos la típica foto, una postal para nuestras madres, un recuerdo que mantengo atesorado.

Salimos a la carretera esperando conseguir una cola, o un aventón, como prefieran llamarlo. Teníamos la esperanza de que si esto sucedía rápido, podríamos ir a las aguas termales de la Musuy, pero pasaron las horas y seguíamos allí, a la orilla de la carretera bajo el sol que no perdona, hasta que por fin, una camioneta se frenó para recogernos, y nos acercó hasta el desvío que hay entre apartaderos, y las carreteras que llevan a Barinas y Trujillo respectivamente. 

Ahí esperamos un rato para ver si lográbamos otro transporte pero no fue así, tuvimos que caminar. Mucho. Pasamos por el monumento a la loca Luz Caraballo pero estaba tan agotada que no lo vi de cerca. Seguimos caminando y caminando hasta llegar a Mucuchies, allí había un bus cargando pasajeros para ir a Mérida, que por la hora, sería nuestro destino, ya no había chance para el plan de la Musuy.

Nos subimos, pagamos y casi de inmediato nos quedamos dormidos, tantas horas bajo el sol y en constante andar agotan a cualquiera. Lo próximo que supimos fue que estábamos sanos y salvos en Mérida, contandole toda la experiencia a Kathy que muy amablemente nos recibió en su casa. 

Pasamos un día más en la ciudad y fuimos a conocer el parque BioContacto, pero ese se los presentaré en una próxima oportunidad.