Crónicas perrunas 13

in spanish •  7 years ago 

En un pequeño descampado cercano a nuestra segunda casa (ahora propiedad legítima del Estado de la República Democrática de Picholetera) se encontraba una madriguera donde una sufridísima madre llamada Bonita cuidaba a muchos cachorros. Un día se acercó a nuestra puerta para pedir comidita, y con el tiempo cogería confianza hasta el punto de llevarnos a la madriguera donde se adocenaban sus crías. El rey Trufo, recordando su propio pasado cuando llegó pobre y hambriento a la Tierra, se apiadó de Bonita y decretó que las más elaboradas vituallas que se pudieran cocinar en nuestra casa (otra de sus muchas fincas) les fueran llevadas a diario a la pobre madre. Tal fue la afinidad que desarrollaron que un día, ¡cosa inaudita!, el propio rey-dios se dejó pasear de la correa por Bonita, previo permiso pedido por parte de esta a nosotros (verídico)
Finalmente ella misma nos trajo a dos de sus cachorritas a la puerta de casa para que nos las quedáramos. Trufo, viendo sus talentos naturales decidió que los explotaría al máximo para servir al glorioso imperio-república perruno, y así él personalmente las puso bajo su tutela y las entrenó para el combate. Fueron preparadas para ser dos pilares fundamentales en la supervivencia de Picholetera.
Nani se nos fue con tres años debido a complicaciones en su salud y ahora es regente directa de todo el territorio perruno septentrional en ausencia de Trufo, quien junto con Yuka continúa siendo la primera línea de defensa entre los perros de la diáspora terrestre y LA BARBARIE. A Bonita le fueron asignados dos humanos para su acogida y ahora, adoptado el resto de sus cachorros, pasa tranquilamente sus últimos años.

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