Viví en Mérida, Venezuela, y su artículo me llevó otra vez hasta ella. Los paseos en moto por sitios inhóspitos lo llevan a uno a reflexionar, sintiéndose el alma minúscula en elevadas tierras de imponentes y únicas montañas. Mientras leía el paseo que nos relata, me sentía que iba con ustedes, paseando y sintiendo el aire frío de aquellas desoladas. ¡Y la foto de la sopita casi humeaba deliciosa en mi cara! Excelente post...Rememoré viejos tiempos...Sigan así. Saludos desde Venezuela para los buenos vecinos.