El que mira al viento no sembrará
El que mira al viento, no sembrará, y el que mira a las nubes, no cosechará. Así como no sabes por dónde va el viento, ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco sabes nada de lo que hace Dios, creador de todas las cosas. Siembra tu semilla por la mañana, y por la tarde siémbrala también, porque nunca se sabe qué va a resultar mejor, si la primera siembra o la segunda, o si las dos prosperarán. Eclesiastés 11:4-6
Como siervos de Jesucristo, muchas veces, antes de trabajar para el Señor, somos dominados por la curiosidad, la cual es un vicio que nos lleva a preguntar lo que no debiera importar, haciéndonos desear saber cómo o porqué sucederán las cosas. Así, sinceros pero equivocados, primero miramos las circunstancias y luego estimamos los resultados, en vez de obedecer a la Palabra del que nos envía asegurándonos el éxito. Por tanto; en lugar de imaginar el futuro, mejor nos sería obedecer a Dios y actuar por la fe en sus Promesas, pues Jesús nos dice: Si puedes creer, al que cree todo le es posible; también nos dice:
Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Marcos 9:23. Lucas 18:27
Nosotros, a las nubes no las tenemos bajo control. También, ignoramos tanto el camino del viento como los misterios del nacimiento. Dios es quien lo hizo todo en su soberanía. Así que, si nos detenemos en conocer el momento favorable, para la siembra y para la cosecha, al que vive por fe le significa pérdida de tiempo; Mejor sería, que todos los servidores de Dios tengamos la revelación y la decisión de que con solicitud llevemos a cabo la tarea a la cual El nos envía.
A sabiendas de que somos instrumentos en sus manos, obremos de este modo, lo cual no significa carecer de previsión sino tener la plena confianza en la dirección de la providencia y una completa dependencia de la eficacia de Su Gracia.
¡ Sembremos ! la Palabra de Dios en todo tiempo, con la certeza de que no volverá vacía.
En tiempo de apostasía, esta experiencia debió aprender Gedeón, pues, cuando los hijos de Israel hacían lo malo ante los ojos de Jehová y Jehová los entregó en manos de Madián; el ángel de Jehová se le apareció a Gedeón, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿porqué nos ha sobrevenido todo este mal? ¿y donde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Vé con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío Yo? Entonces le respondió: Ah; Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel?, Jehová le dijo: Yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Jueces 6:12-17
¡ Que honor ! era para Gedeón esta elección. Dios mismo había fijado sus ojos sobre él; sin embargo Gedeón no estaba dispuesto a ir, miró las circunstancias, pensó en sus limitaciones en vez palpar la fortaleza de Aquel que lo encaminaba a la victoria. Se olvidó de que Dios es responsable de sus escogidos, y a causa de su incredulidad Gedeón insistió en pedir una señal: te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Como vemos, Gedeón necesitaba una señal visible, si bien, Dios mismo le garantizó el éxito. Debía él aprender a confiar, en que la capacidad proviene de Dios y que la presencia del Dios Omnipotente a su lado, era suficiente para marchar a la lucha victorioso. Pues, El Señor, dice:
...miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi Palabra. Isaías 66:2b.
Así es. Dios te bendiga @pepitagold
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Amen! Bendiciones. Gracias por comentar!
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