Antes de que las palabras llegaran a nuestros labios y papeles, era por medio de los gestos que los habitantes de la Tierra de hace más de 200.000 años podían relacionarse e informar de lo que necesitaban a quienes le rodeaban. Se presume que gracias a una mutación ocurrida en un gen del Homo Sapiens, el humano comienza a desarrollar su voz y al tener un nuevo instrumento, comienza a utilizarla para los fines que deseaba. Es así como dejamos a un lado la comunicación única y exclusivamente mediante señas, y también pasamos a incorporar los sonidos o palabras.
Distintos teóricos, filósofos y estudiosos han reflexionado sobre este tema, estableciendo sus propios significados sobre la voz y cuál es el papel que juega en la comunicación. Una de las propuestas más interesantes la hace un investigador neozelandés llamado John Pocock (1989) cuando asevera que el hombre piensa a través de la comunicación y de los sistemas de lenguaje que su entorno le ofrezca.
Sin embargo, la voz no es la única manera que tenemos para expresar lo que comunicar lo que queremos. Cuando hablamos de las palabras, también hacemos referencia a nuestro lenguaje escrito y todo lo que eso abarca. Al igual que como sucedió con el gesto, que quedó como forma primitiva de comunicarse, igual sucedió con todo lo que fue el inicio de la escritura, incluyendo el arte rupestre, los petroglifos y un poco más adelante, para dar paso al alfabeto, los pictogramas.
Los dos primeros (el arte rupestre y los petroglifos) forman parte de una misma corriente y hace referencia a pinturas o grabados hechos sobre superficies rocosas. Esta muestra de actividad humana ha sido encontrada en todos los continentes y se evidencia como las imágenes eran utilizadas para expresar voluntades, sentimientos, deseos y abrieron el paso a maneras de expresiones mucho más claras, hasta llegar a la palabra misma.
Por otro lado, los pictogramas ya son un medio de comunicación escrita y actualmente, se usa en las civilizaciones que no tienen alfabeto para comunicarse. A pesar de que tiendan a confundirse, realmente, no tiene nada que ver con el arte rupestre y los petroglifos; los pictogramas son un sistema organizado y consensuado, que, en gran medida, no depende de cada persona, sino que se vuelva algo más universal.
De acuerdo al concepto procesual que hemos venido estableciendo, el siguiente paso sería la institucionalización del alfabeto como medio oficial de comunicación escrita. Se considera que fue unos 1000 años a.C cuando surgieron los primeros intentos de sistema organizado de signos; a partir de allí, el mundo no se detuvo. Comenzaron a surgir, poco a poco, diversos sistemas llenos de símbolos que intentaban dar respuesta a una necesidad común; asimismo, sus inventores entendían que debía ser algo sencillo de aprender y gracias a eso, desecharon muchas ideas.
Fue hace unos 3000 años cuando los fenicios decidieron agrupar signos y letras según su sonido. En los siguientes años, distintas culturas y civilizaciones imprimieron su propia esencia al alfabeto, hasta darle la forma y el sentido que conocemos hoy en día.
Gracias a la creación del alfabeto, se puede perpetuar y llevar el conocimiento fuera de las fronteras con mucha más facilidad. También, el alfabeto facilita todo el proceso de comunicación escrita, al agrupar las civilizaciones según los tipos de signos que utiliza, ayuda a organizar y simplificar el proceso de transmisión de ideas. Sobre todo, ayuda a precisar, a dar claridad a sus pensamientos y palabras.
Analizar todo el proceso de comunicación actual, es sumamente interesante para comprender un poco la manera en como funcionamos y expresamos nuestras ideas. El lenguaje, la comunicación, la palabra son armas y herramientas sumamente poderosas que nos ayudan, continuamente, a ejercitar nuestro razonamiento y cerebro.
La importancia del lenguaje radica en que con una sola palabra puede cambiar el significado de todo lo que se quiere decir, y al conocer la importancia de esto, debemos prestar mucha más atención a los términos que utilizaremos al explicar cada cosa y construir cada oración.
El más importante ejercicio que podemos realizar diariamente es dejar de pensar en el lenguaje como una simple herramienta, y más como una herramienta súper-poderosa que tenemos de continuo en nuestros labios y manos para hacer las cosas diferentes. ¡Pensemos mejor en las palabras!