El corazón de Samantha - Capitulo # 04

¿Cuantas veces se puede soñar con algo?, creo que llegó a parecer una obsesión de mi parte, ya que en las circunstancias más adversas yo me sentí en necesidad de unir mi vida a la se Sam, uniendo también nuestro ADN, y traer al mundo fruto de un amor muy puro, bueno, al parecer así solo lo veía yo, por su parte ese amor de mi vida desconfió siempre de lo que para mí significaba.

Nunca me atrevería a decirle que aun hoy en día, antes de dormir le enviaba una bendición, a mi hija o hijo innato, y eso era una forma de no renunciar a un sentimiento pues nada tengo de adivino.

Ante mi este volcán en erupción y mis sentimientos confusos, es lo que siempre quise, y cual utopía realizada se me presenta, pero la cara de Samantha es de una tristeza aún más grande de la que alguna vez vi.

-Mi hijo.

Dijo ella mientras ya sin poder ocultar el llanto dejaba caer sobre la mesa las lágrimas más sentidas que había tenido oportunidad de ver.

-Mi amado príncipe, mi vida, mi sustento, se me está muriendo Andrés.

No es fácil de describir lo que sentí, fue el choque entre dos trenes, justo en el pecho, no sé cómo en palabras se puede contar todos los músculos rompiéndose como cuando cae un dominó tras otro. Para este instante solo me quedo tomar sus manos y sin pronunciar una sola palabra llore con ella, mientras un profundo dolor de cabeza se hacía presente. Ella continuó.

-Hace quince días le diagnosticaron algo maligno en su sangre, y todo lo que pude hacer lo agote antes de venir aquí, pero resulta que mi pequeño necesita un donante de médula y por una desgraciada jugada del destino yo no soy compatible.

Dicho aquello, tan rápido como puede ir un hombre en estas circunstancias tuve que procesar a la vez que tenía un hijo varón de 6 años y que se me estaba muriendo, todo sin soltar su mano como estar en un torbellino en medio de una cafetería.

Siempre sostuve que nadie en el mundo podría decir que conocía el amor y el dolor en toda su proporción hasta no tener un hijo, que satírico el destino que me hace comprobar mi teoría en una misma tarde, mi cuerpo finalmente colapsó, me vi tendido sobre aquella mesa, llorando como no había llorado antes mientras Sam en un gesto compasivo ponía su mano sobre mi cabeza.

• Escúchame, me decía entre un sollozo que intentaba clamar.

Sin embargo no pude en varios minutos dejar de llorar tan descontroladamente, creo que fue sentirla consolándome lo que al final de una brecha de tiempo que no puedo calcular empecé a calmarme y que logre levantar la mirada hacia ella.

En ese momento recordé que no estaba solo en aquel establecimiento y mire a mi alrededor, y obviamente éramos el centro de un pequeño espectáculo, aquel día como nunca, aquello no valió mi mas mínima atención.

• Andrés, mi hijo y.. tu hijo, tiene una esperanza y por eso acudí a ti, nuestro hijo tiene un chance y vine a preguntarte si pudieses apartar toda nuestra historia un segundo y decirme si puedes ayudarnos.

• Como me preguntas eso mujer por supuesto, claro que quiero dar lo que tenga que dar o hacer lo que tenga que hacer por ese niño.

Con una pequeña sonrisa proveniente de ese sitio del espíritu donde se guarda la esperanza, me dijo:

• Ese niño, se llama Andrés, como tú.