Duelo. Consideraciones en sus distintas manifestaciones y cuándo se puede considerar patológico.

El duelo es el sentimiento que ocurre en una persona luego de una pérdida significativa para ella, por lo que no se limita a la que se produce por muerte de un ser querido. La pérdida del trabajo, un robo, la ruptura con la pareja o el viaje de los hijos a otro país o ciudad lejana también generan duelo. (Concepto propio)

El duelo produce en el doliente una profunda tristeza, asociada a la sensación de vacío y soledad que le genera la separación del ser querido o de la situación de pérdida según sea el caso. El doliente puede parecer desorientado, con emociones bien sea anestesiadas o exacerbadas, ya que puede tener estallidos de llanto, gritos, reclamos, como en otros casos aislarse y no manifestar ninguna emoción; en este caso estamos en presencia de lo que se conoce comúnmente como “estado de shock”.

Aunque son muy conocidas las etapas del duelo planteadas por la psicóloga Elisabeth Kübler-Ross, no hay un consenso en cuanto a que todas las personas pasen por todas estas etapas y en el mismo orden; hay psicólogos incluso que niegan rotundamente la existencia de tales etapas, ya que, según ellos, hacen de un proceso humano dinámico y particular en cada individuo, algo rígido y mecánico; sin embargo, enumeraré las etapas porque es una teoría en general aceptada, aunque también se hace la salvedad que no todos los que viven un duelo las experimentan, ni tampoco en el orden en que fueron enunciadas. Aunque ella plantea 5 etapas, vamos a ampliarlas a 7 para su mayor comprensión. Estas son:

En este caso tampoco hay consenso, pero lo más cercano a este, es el que establece que pasados los 6 meses a un año de la pérdida, los síntomas del duelo persistan como al principio e incluso peor. Esto se debe, entre otras cosas, al estancamiento de la persona en una de las etapas o la regresión a una etapa anterior. Entre los factores que definen el duelo prolongado se encuentran síntomas de ansiedad por separación, anhelo muy intenso por el fallecido o lo perdido, dolor y pena a diario, sentirse aturdido o paralizado, sentimiento de que es imposible seguir viviendo, aislamiento social, dejar de comer, problemas de sueño y un gran etc.(Patricia Estevan Burdeos et al., Revista psicooncología, 2016)

Existen varias investigaciones que correlacionan el duelo prolongado con el riesgo de muerte, enfermedades cardiovasculares y mentales. Pero además del estos riesgos, está el hecho del deterioro significativo en la vida del doliente y la de sus seres queridos que se ven afectados presenciando su sufrimiento, ya que la persona puede verse deteriorada en muchos aspectos: físicamente, en pérdida o aumento de peso, desmejora en su aspecto personal, abandono de actividades sociales y familiares, deterioro en el trabajo, estudios, etc, por lo que un duelo no resuelto conlleva potencialmente malestar intenso para el afectado y para su entorno.

Si te has sentido identificado o reconoces estos síntomas en algún familiar o amistad, lo mejor es buscar ayuda psicológica inmediata. La psicoterapia ha demostrado tener bastante éxito en casos de duelo patológico o prolongado, sin la necesidad de usar fármacos, salvo en casos muy severos. Si no eres el afectado pero sabes de alguien, anímalo a buscar ayuda y sé un apoyo para él o ella, sin intentar aconsejarlo, criticarlo, ni juzgarlo; nada de esto es lo que esa persona necesita, sino saberse querido y acompañado en momentos muy difíciles para él.