Lo que nunca te han contado de este personaje, puede cambiar tu vida.

in spanish •  4 years ago 

La paciencia del rey de Aram se agotó dado que las pérdidas eran incontables. Eliseo había logrado ganar todas las batallas para el pueblo de Israel y ahora le tocaría ganar una batalla personal de esas que no tienen méritos o aplausos, de las que no cubriría las páginas de un principal periódico de Israel.

Una de las mujeres de los hermanos profetas llamó a Eliseo, diciendo: Mi marido ha muerto y tú sabes que tenía temor a Yahvé. Pero el hombre a quien debíamos el dinero ha venido a cobrar la deuda con los

intereses y cómo no tengo con qué pagar quiere tomar a mis hijos por esclavos. Eliseo preguntó ¿Qué puedo hacer por ti? Esas palabras lo comprometían pero inmediatamente invocó a Dios en su interior para no asustar a la viuda. A su mente llegó nuevamente la imagen de Elías ¿Qué haría en mi lugar? no pasó un segundo cuando su memoria activó una experiencia contada por el propio Elías, de hecho no sé si por casualidad o por Diosidad fue con otra viuda. En Sarepta y la escritura cuenta que Dios ordenó a una viuda que le diera comida. Al llegar a la entrada de la cuidad vio a la viuda y le pidió agua y pan. Ella le respondió: “Por Yahvé tu Dios”, aparentemente ella no practicaba la fe de Eliseo, pero la manera de Dios manifestar su misericordia; demostrará su poder infinito como ya veremos.

Decía la viuda: “No tengo ni torta, no me queda nada de pan, solo un puñado de harina y un poco de aceite en un cántaro, estaba recogiendo leña para hacer un asado y ahora regreso a casa para preparar esto para mí y para mi hijo” “Cuando hayamos comido me sentaré a llorar para esperar nuestra muerte” Elías le dijo: “No temas, vete a tu casa a hacer tu cena, pero primero hazme un panecito a mí pues tengo mucha hambre”; “Porque así dice Yahvé mi Dios, no se terminará la harina de la tinaja ni se agotará el aceite del cántaro hasta el día en que Yahvé envié lluvia”.

Con esta anécdota en su mente Eliseo logró tomar fuerzas nuevamente y consolar a la viuda, ahora la historia lo llevaría a confiar en la promesa de Elías cuando subía en lo alto. Eliseo dividió las aguas, esto no sería difícil pero no dejaría de ser una gran responsabilidad, comenzaría a preguntarle con qué contaba pues lo demás dependería de la Fe.

Eliseo aprendió a luchar en la vida, le enseñaron a no dejarse llevar por la corriente del mundo que preferían vivir del gobierno y de sus ayudas económicas. Esto en ocasiones lleva a la pereza y la sociedad se enferma, nacen los vicios en aquellos que no desean trabajar porque el estado los mantienen, con razón San Pablo decía: “El que no quiera trabajar que no coma”, el Señor advirtió a Adán y a Eva que con el sudor de su frente se ganarían su pan, pero siempre hay quienes tergiversan la escritura y dicen con el sudor del que tienes en frente te ganaras tu pan. Eso no es legal, por esa razón Eliseo preguntó: ¿Qué tienes? o sea ¿Con que cuentas en la vida? ¿Cuáles son tus talentos y habilidades?

Eliseo le dijo: “Pide prestado a tus vecinos vasijas vacías, después entra a la casa con tus hijos y cierra la puerta” La miró a los ojos eran tan bellos, eran azules como el océano que se confunden con el cielo. En ellos vio a la mujer, aquella que brinda amor con su mirada, aquella que ama a sus hijos y lo verbaliza.

Porque hay quien ama pero no lo expresa, ni lo dice con su boca y la boca era para algo más que para comer. Ella, la mujer viuda seguía siendo joven. Luego siguió Eliseo: “Usted tomará el envase que tiene un poco de aceite y echará en las que le han prestado y a medida que se vaya llenando, las pondrá aparte” y es que siempre necesitamos de Dios. Aunque no te des cuenta, todo ocurre porque Él lo permite y Eliseo deseaba que aprendiera a ser independiente pero estaba consciente que de Dios es toda bendición incluso en los negocios, por eso pidió el milagro del aceite “Tomen nota empresarios”.

Ella puso el aceite, los vecinos pusieron las vasijas vacías, es decir sin nada, porque nada tenemos realmente cuando reconocemos que todo viene de la divina providencia. Están vacías para abandonarse en Yahvé que sabe llenar nuestros espacios vacíos. Dios puso todo lo demás, por eso el aceite se multiplicó y sobró. Nosotros debemos hacer lo mismo, pongamos nuestras ideas y talentos, y Dios bendecirá nuestras empresas, entonces se multiplicarán las ventas, llegarán más pacientes a tu oficina es decir se multiplicarán. Llegarán más auspiciadores para tu programa de televisión y de radio. Te llamarán a más misiones en el extranjero, la gente diezmará, llegarán más personas a tu taller de mecánica, a la empresa a la cual pertenezcas o el negocio que dirijas. Si estas consciente, he aquí la palabra mágica, estar conscientes significa estar seguros del amor incondicional de nuestro Padre.

Si el hijo le pide pan su padre su padre no le dará una piedra, es decir provee, Dios no pone piedras u obstáculos en tu camino, las pone el otro, el enemigo, las circunstancias, pero Dios puede quitarlas. Él puede allanar tu caminar. Entonces el aceite de bendiciones y prosperidad no se acaba, se multiplica, porque es mejor ser próspero que rico porque el rico guarda para que no se acaben sus tesoros y el que confía en Yahvé, sabe que si se está acabando lo multiplicará.

Cuando llenaron las vasijas, ella dijo a su hijo: Tráeme otro envase. El respondió: Ya no hay más. Y se detuvo el aceite. Ella fue avisar al hombre de Dios que se había acabado el aceite. Este le dijo: Corre a vender el aceite para pagar a tus acreedores y con las ganancias que sobren, podrás vivir tú y tus hijos. Es decir ya tenía un medio para vivir y con lo que sobró podía reponer el aceite vendido, comprar más vasijas y con eso continuar su negocio. El aceite se detuvo porque ahora dependía de ella, de su capacidad de administrar su bendición ya Dios le había regalado lo necesario, pero debería ahora ser organizada en sus finanzas, para no volver a cometer los errores del pasado y no tomar prestado o comprar más de lo que ganaba.

Entramos a la zona de la prudencia y el ahorro. A veces compramos cosas que no necesitamos y nos da pánico comprar lo que si tenemos necesidad. Gastamos en cosas caras sin importar cuánto cueste, pero para la salud o para los que necesitan vacilamos en dar.

A Yahvé le gusta que sus hijos sean ejemplo de control y sabiduría, siempre confiando en la providencia de Dios que como dijo el propio Eliseo: “Podrá vivir tú y tus hijos”. Recuerda esa promesa es también para ti y para mí.

Eliseo se fue a dar una vuelta para descansar por Sunem, una dama llamada Araceli que significa “Altar del cielo” lo invito a comer. Y siempre que viajaba a ese pueblo iba a esa casa a comer.

La dama dijo entonces que su esposo llamado Barjonas que significa “Hijo de Paloma” le dijo: Mira este hombre es un santo varón de Dios. He pensado si estás de acuerdo, que le preparemos una habitación con una cama, una silla y una lámpara. De esta manera estará más cómodo. Ojalá hoy día muchos pensarán como esta señora que se adelantó a lo dicho por San Pablo “Dios bendice al dador alegre”, equivocadamente algunos por no leer la sagrada escritura y por mala formación creen que los siervos de Dios deben vestir andrajosos, pobres materialmente hablando, que no merecen cosas buenas y eso es totalmente falso, ya que en aquellos tiempos una habitación con silla, cama y lámpara era algo lujoso dada la época. En otras palabras a Dios lo mejor y a sus representantes honor y respaldo.

Eliseo en aquella habitación logró encontrar paz, ahí nadie lo molestaba pues casi no lo conocían, allí sabían tratarlo, pero Eliseo sabía que tarde o temprano la fama llegaría y alguien le pediría un favor, mientras tanto aprovechaba el momento de privacidad para hablar con Dios, una tarde después de ayunar durante todo el día, comenzó a recibir visitas de ángeles los cuales lo instruían en los planes de Yahvé.

Un buen día tuvo un éxtasis en el cual Yahvé lo llevo a una montaña y le presento el futuro de la humanidad, allí vio cosas que no entendía pero el buen Dios siempre está dispuesto a explicar la primera visión. Vio guerras, las cuales estaba acostumbrado a ver pero estas eran más sofisticadas, y había más muertos además de hambre.

Esto estremeció a Eliseo, el cual no comprendía tanta destrucción aquellos niveles. Luego Dios le mostró a las viudas y a sus niños, los cuales lloraban todas las noches extrañando a sus padres. Esto lo vio de ambos bandos, tanto los buenos como los malos ya que en la guerra nadie es realmente un ganador, unos son humillados y otros se van con el peso de la culpa y la mala imagen internacional, Dios le mostró las enfermedades del hombre, entre ellas el sida, la gonorrea, el herpes, la clamidia y casi todas de trasmisión sexual, vio que hombres pretendían ser mujeres usando el silicón. Mujeres que pretendían ser hombres usando la cirugía. Le mostró ciudades con rascacielos y le pareció pequeña la torre de babel, vio personas encerradas en una caja de plástico actuando, otras veces cantando, se refería a la televisión. Aves de acero volar el firmamento y grandes peces de hierro cruzar los mares, delfines de metal con espadas que le salían de sus espaldas para destruir países, flechas que botaban fuego y seguían a sus enemigos hasta que los explotaba, hombres con pedazos de acero fundido que escupían algo invisible pero mataba de forma visible, rinocerontes con ruedas atacaban sin piedad, algunos lagartijos raros como los describía.

Tenían algo que llamo la atención, eran unas frutas que parecían uvas que eran arrojadas a las personas y luego explotaban levantando sus cuerpos y muchas veces desmembrando sus partes del cuerpo, Vio otras cajas plásticas con números y letras que corrían de lado a lado con imágenes que se movían en otra pequeña pantalla con la cual se enviaban mensajes desde cualquier parte del mundo, otros utilizaban unos palos pequeñitos de los cuales salió humo y las personas luego morían de una enfermedad llamada cáncer.

La corrupción gubernamental excedía los límites mentales y las películas de ciencia ficción se quedaban cortas. A todo esto Eliseo asustado con las libélulas metálicas que disparaban fuego dejando grandes agujeros, pidió a Dios iluminación. Yahvé envió al arcángel San Miguel ya que San Gabriel se encontraba ensayando el saludo a María la madre de Jesús. Miguel que es un experto en batallas espirituales ya que fue el responsable de expulsar al diablo del reino celestial junto a sus secuaces los demonios rebeldes que andan por el mundo confundiendo a la humanidad. Miguel conocía muy bien sobre tácticas de guerra, pues tenía muy afilada su espada iluminada mejor que la de Luke Skywalker.

Por eso estaba al tanto de los detalles y al profeta explicó: Los hombres se rebelarán luego de la venida del Mesías esperado, lo crucificarán y al tercer día resucitará pero en los años venideros veremos al hombre transformarse de humano a máquina, aunque tenga el corazón de carne tendrá la mente dañada por el egoísmo rampante, por eso observaras hombres cambiar de sexo, las frutas que estallan son explosivos de dinamita llamadas “Granadas”, que existirán en el futuro, las libélulas de fuego que son naves piloteadas por hombres llamadas helicópteros, las aves de metal les llamarán aviones, los delfines de acero con flechas saliendo de las espaldas son submarinos, con bombas nucleares capaces de destruir una ciudad con millones de habitantes en su mayoría inocentes, la corrupción de los gobiernos, vendrá por la impiedad del pueblo y sus líderes religiosos, tanto que se verá opacada incluso la Fe, por el mal ejemplo de algunos amantes del dinero. La gente perderá la confianza en las instituciones, las cajas de números son las computadoras, y fue San Miguel explicando paso por paso, cada momento de la historia.

Alarmado por aquella revelación Eliseo comenzó a llorar y le preguntó al afamado arcángel con suite presidencial en el cielo, que también poseía un rango honorífico y la medalla a valor por sacar a Satanás con todos sus secuaces del cielo ¿Por qué le mostraba algo tan horrible? y ¿Qué gana con tal conocimiento?

San Miguel le contestó: Deberás orar para evitar muchos males, la oración todo lo cambia. Dios mueve al mundo y la oración mueve a Dios. Eliseo suspiró y comenzó a alabar a Dios y pidió que la humanidad se arrepintiera de su maldad, y aunque aquellas cosas se construyeran y los gobiernos se corrompieran, pidió porque hubiese personas con deseos de ser profetas dentro y fuera de la Iglesia, que fueran fieles dentro y fuera del templo, que fueran capaces de empezar la obra antes de comenzarla, que aunque el hombre se desviara de su camino tuviese siempre una oportunidad para volver a empezar. Dios desea que seas misericordioso con tus enemigos.

Eliseo sabía muy bien que batallas llegarían pero su mente había sido expandida y su visión del mundo también, pues bien sabía que fuera de su continente había mucho por conocer.

Nota: Estas interpretaciones varían de teólogos a biblistas por razones diversas hemos presentado aquí solamente las que tienen más peso y aquellas útiles al libro, claro respetando otras opiniones.

Tomado del libro la Estrategia de León de Judá.

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