Hace unos años existió un loro llamado Alex, que fue el primer y por el momento único animal en hacerse una pregunta existencial, ocurrió un día en el que Alex vio un espejo, al que se acercó, tras contemplarlo durante unos segundos, preguntó en voz alta, de qué color es? refiriéndose a sí mismo, siendo consciente de su existencia y con la curiosidad de saber de qué color era su cuerpo, eso o por casualidades de la vida, Alex sólo fue loro más que soltó la frase aleatoria adecuada, en el momento adecuado, pero también fue Alex, quien una noche se despidió de su cuidadora Irene con las siguientes palabras “pórtate bien, te veo mañana, te quiero” pero nunca hubo un mañana, pues Alex murió esa noche.

Alex murió muy joven, a sus 31 años cuando los loros en cautividad de su especie, suelen vivir de media unos 45 años, pero su legado sigue vivo hoy; este loro a diferencia de sus compañeros de especie, no se limitaba a repetir palabras, sino que entendía lo que decía y aparentó tener conductas que se creían exclusivas, únicamente de humanos, no habían sido vistas ni en primates, ni en cetáceos.

Alex se hacía preguntas, también se aburría de sus clases y lo mostraban dejando de responder correctamente a lo que se le pedía o engañando a Irene diciéndole que tenía que ir al baño; identificaba colores, formas objetos y números, entendió el concepto de cero, regañaba sus loros compañeros del estudio cuando lo hacían mal y dejaba claro con palabras cuando se enfadaba o algo le disgustaba, un cúmulo de comportamientos que junto con los muchos tests que se le hicieron, permitieron equiparar su inteligencia con la de un humano de 5 años.

La gran crítica que siempre recibe el estudio de Irene a Alex, es que peca de condicionamiento operante; esto es que, el instructor consigue que el animal haga lo que el primero desee, simplemente recompensándolo cuando su conducta sea positiva y viceversa; pero los que sostienen esta crítica no son muchos, pues el método que utilizó Irene para aprender a comunicarse con Alex fue muy peculiar y no se basaba del todo en la recompensa.

Irene llevaba a cabo una técnica llamada Modelo Rival, en la que los humanos actuaban representando la relación que Irene quería que Alex tuviera con ella, el primer humano le daba instrucciones al otro y el segundo respondía correcta o incorrectamente, entonces el primer humano actuaba de forma comprensiva o no, en función de la respuesta, luego se intercambiaban los roles, para que Alex viera que era una interacción bidireccional, sea lo que fuere Alex, ya está muerto, algo que por desgracia ocurrió muy pronto, dejando muchos interrogantes sin resolver y haciendo que cualquier conclusión que podamos sacar hoy sea pura especulación, sin embargo, el grosor de la evidencia apunta a que efectivamente se trataba de un loro con capacidades cognitivas cercanas en muchos aspectos a la de los grandes primates.