La chica llegó a su casa pareciendo un fantasma, a punto de desmayarse. Nunca se había sentido tan mal. En todo el camino de regreso, pensó en cómo sería si él estuviese allí, con ella; ambos pudiendo apreciar la hermosa luna llena que se alzaba por detrás de las montañas, desde la ventana del autobús. No podía dejar de pensar en su amado, preocupada por lo que le pudiese estar pasando. Eso la mataba por dentro.
Mientras tanto, el muchacho se encontraba en una celda oscura, tratado prácticamente como un prisionero. Le habían pedido incluso que se quitara el cinturón, le arrancaron las agujetas de los zapatos, rompiéndoselos en el proceso, le habían amenazado con quitarle el celular si lo llegaba a sacar de donde lo tenía... Él no podía hacer nada. Los oficiales sólo se burlaban de la situación de él, ni siquiera estaban dispuestos a darle la hora. La última comida del muchacho había sido en el avión, en la mañana, él no tenía noción del tiempo, no sabía cuánto tiempo había pasado sin comer, pero sentía un dolor agudo en el estómago. Los oficiales, aprovechándose de ésto, le ofrecieron comida enlatada, parecía comida de perro (seguramente lo era), y se reían a carcajadas. El muchacho simplemente los ignoraba.
Unas horas antes, el oficial que lo detuvo, lo interrogaba ferozmente sobre por qué había llegado al país, el muchacho se mostraba inquebrantable, explicándole que sólo iba a visitar a su novia, sin embargo el hombre de voz profunda y mirada penetrante parecía no ceder; buscaba enredar al joven con su historia para tener una excusa para mantenerlo cautivo, pero el joven se mantuvo firme todo el tiempo. El hombre de migración le dijo que iba a llamar a la madre de su novia, para asegurarse de que era cierto lo que el chico le explicaba.
El hombre tardó varios minutos y al regresar, con una sonrisa le dijo que la señora le explicó que lo que el chico decía era mentira, que ella le había contado una versión distinta de su historia y, por haber mentido, no lo dejarían pasar al país.
En ese momento el chico quedó petrificado, ¿Era realmente posible que la madre de su amada hubiese sido capaz de decir algo así?
Se sentía traicionado, furioso, derrotado. Eso lo desbarató totalmente. Fue en ese momento en el que lo llevaron a esa celda oscura, en donde llevaban a toda la gente que no dejarían pasar.
Meditó mucho sobre lo que le dijo aquél hombre, pero llegó a la conclusión de que el hombre mentía, la mamá de su amada no sería capaz de mentir así después de todo lo que habían planeado sobre qué hacer al momento de que él llegara al país, haberlo tomado como su responsabilidad habiéndole creado una carta de invitación en donde ella se hacía responsable de él y de todos sus gastos. El joven no daba crédito pensando en lo que tuvo que haber maquinado ese desgraciado de migración para haberlo intentado poner en contra de quien realmente procuraba ayudarlo.
Además, por otro lado, él se sentía devastado; sabía que a tan solo unos metros de él, había estado su amada, esperándolo, quién sabe cuántas horas, de pie, sin saber nada de él, seguramente muriéndose de la preocupación, y eso le partía el alma en trocitos.
Todo eso en su cabeza se resumía en un solo deseo... Él sólo quería matarlos a todos... "Lástima que exista la cárcel" - pensaba.
El joven decidió calmarse, no quería darle el gusto a esa gente sin alma de verlo vulnerable. Esperó hasta que lo escoltaron al avión que lo llevaría de regreso.
Una vez en el avión, le pidió a un señor mayor que estaba sentado a su lado que, por favor, le compartiera unos momentos el wifi de su celular; le explicó todo lo que había pasado tan breve como pudo, y el señor aceptó sin dudarlo.
Ya era pasada la media noche, la joven muchacha aún no sabía nada de su novio. Tenía los nervios destrozados, no podía dejar de llorar. Su madre la acompañaba, visiblemente alterada, pero intentaba mantenerse calmada para poder apoyar a su hija.
De pronto, el teléfono sonó.
Era un mensaje de él, ya en el avión, antes de partir, avisándole a su amada que se encontraba bien, que iba de regreso.
A ambas, madre e hija, les regresó el alma al cuerpo, sobre todo la joven que parecía que su frágil corazón se iba a partir en pedazos si la angustia hubiese durado más.
Él no pudo mantener la comunicación mucho tiempo, ya que el avión estaba a punto de despegar y estaban pidiendo que apagaran todos los celulares. El chico únicamente pudo decirle a su amada que estuviese tranquila, que él lo estaba, que se comunicaría con ella en cuanto aterrizara.
Ella, a pesar de lo que su amado le había dicho, no pudo quedarse tranquila, no durmió esa noche esperando a que llegara a salvo.
Pasaron las 5 horas que duró el vuelo, y el joven se comunicó con su amada. No se despegaron del teléfono hasta que él pudo llegar a descansar a casa de unos familiares que vivían cerca de ahí.
Ambos lloraron sin contenerse hasta que no pudieron más.
Todo lo que habían hecho había sido en vano, el día que hubiese podido ser el mejor de sus vidas, al final se convirtió, sin lugar a dudas, en el peor. Ya no estaban seguros de qué hacer, parecía que les habían quitado toda esperanza de estar juntos de un tajo. Ambos sentían que no iban a poder estar sin el otro por mucho más tiempo.
Pasó una semana, ambos habían caído en la depresión, ninguno de los dos comía en todo el día, pasaban las noches llorando y apoyándose, pensaban en lo que podían hacer para poder estar juntos, pero ver el tiempo que les iba a tomar llevar a cabo sus planes los hería aún más.
Ambos decidieron hablar con la madre de la joven, quien antes de que ese día traumático pasara, se mostró desconfiada ante los planes de los muchachos, ahora parecía conmovida por lo que veía en esa pareja.
El muchacho, por medio del altavoz del teléfono de su hija, le planteó correr el riesgo de nuevo y volver a intentar el viaje hasta donde ellas se encontraban.
La señora no estaba segura de que eso fuera seguro, sabía que podrían correr el riesgo de que lo deportaran de nuevo.
Ella no estaba segura de volver a intentarlo todo de nuevo. Se quedó callada un momento, hasta que les propuso ayudarlos ahorrando para un segundo viaje, pero para que su hija viajara hasta él.
Ambos se sorprendieron, sobre todo la joven. Ella jamás creyó que su mamá, que nunca la había dejado sola, estuviese dispuesta a ayudarla a irse de su lado para que pudiera cumplir su sueño.
Además, la señora parecía confiar en el joven que lo había dado todo por su hija, y estaba dispuesto a seguirlo dando a pesar de lo que había pasado.
La hija, llorando, abrazó a su mamá, dándole las gracias por todo. Sin lugar a duda, su madre era la mejor de todas.
Prepararon de nuevo todo lo necesario para poder hacer el viaje, pero esta vez fue la joven la que se preparaba para abandonarlo todo, así como hizo su amado.
Todo iba fluyendo como el agua, todo lo que necesitaba la muchacha para viajar lo obtuvo muy rápido, compraron el boleto y sólo quedaba esperar el día del vuelo.
El día esperado llegó, la joven se despidió de su familia. Todavía no podía creer lo que estaba pasando, ¿Realmente podría cumplir su sueño esta vez?
Todo estaba saliendo bien; había logrado embarcarse sin problemas al avión, el avión tardó media hora menos de viaje de lo planeado, la chica ya había llegado a su destino antes de darse cuenta.
La joven se sentía desorientada, no sabía ni dónde estaba parada, solamente se dedicó a seguir a la masa de personas que habían acabado de salir de su mismo vuelo. Pronto llegó a migración.
Habló con un hombre joven que sólo le pidió el pasaporte, le preguntó de dónde venía y qué era lo que iba a hacer en el país. La chica le respondió, y en seguida le sellaron el pasaporte y le dieron la bienvenida al país.
La chica no podía creer que eso fuera tan fácil. "Mi país es una... uuffffffff" - pensó con enojo.
Siguió el camino que marcaban las señales del aeropuerto para salir de ahí. Ella estaba nerviosa, estaba a unos cuantos pasos de ver a su amado y había logrado pasar la última traba.
Pronto, vio la puerta donde había que salir... Y ahí estaba él, nervioso revisando si ella había mandando algún mensaje de dónde estaba.
La chica corrió hacia él y con todas sus fuerzas lo abrazó. Él la atrapó justo a tiempo, también abrazándola con mucha fuerza, cuidando de no lastimarla.
"Por fin, por fin, por fin, por fin" - le decía la chica a su amado entre lágrimas.
"Por fin, mi amor" - le respondió él.
Él la tomó por la mano y le colocó su anillo de compromiso, pidiéndole que se casara con él. La chica no cabía en sí de felicidad. Lo besó con todo el amor y la alegría que guardaba en sí misma.
Por fin el sueño, dejó de serlo para convertirse en una hermosa realidad.
Hasta el día de hoy, ambos viven felices juntos. Han conmovido a mucha gente que creía que eso simplemente existía en los cuentos de hadas.
Bueno, aquí concluye la historia. No sé qué les haya parecido, pero espero que les haya gustado.
Aquí está la primera parte: https://steemit.com/spanish/@rebeltaco/una-pequena-no-tan-pequena-historia-de-amor-primera-parte
Gracias por su atención, y nos vemos hasta el siguiente post!!
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