El poder de la mentira

¿Alguna vez te has encontrado con alguien que te habla de una manera tan convincente, pero con el pasar del tiempo te diste cuenta de que todo lo dicho fue mentira?

Con la mentira es posible crear castillos y mundos de fantasía, incluso hacer sentir bien a alguien por un momento, sin embargo, los hechos se encargan de revelar la verdad.

El mentiroso desarrolla esa cualidad para retrasar una verdad que, posteriormente, será descubierta.
Incluso, es capaz de culpar a los demás, con el fin de no aceptar su verdad.

El problema del mentiroso no es la verdad, sino la falta de aceptación de ella. De hecho, cuando la mentira sale a relucir, la verdad también. La incapacidad de hacerle frente al presente.

El mentiroso no miente porque le guste mentir, sino por miedo a sentirse vulnerable. No manifiesta su verdadero ser, siempre es fuerte o valiente, mientras los que están a su alrededor se desmoronan. Lo peor, es que se desmoronan, precisamente, por la verdad encontrada, no por la mentira mostrada.

Se siente impotencia cuando un mentiroso es quien tiene poder de decisión sobre lo cual tú solo tienes poder de asesoría. Y esa impotencia causa estrés, porque entiendes que el camino correcto es el de la verdad, pero la mentira ha llegado a ser veraz.

Lamentablemente, sobre los hechos no tenemos dominio, ellos solo se van construyendo con las acciones propias, pero terminan por revelarlo todo, cuando se necesita volver al cauce natural.

Llega un momento en que debes apartarte porque si el mentiroso sigue en su juego, mientras el entorno te dice que hacer, debes dejarlo caer para que todo, otra vez, sea regenerado.

Pinocho conoce más que nadie que la mentira te lleva a revelar la verdad.