Como he mencionado en publicaciones anteriores, el 2017 fue una montaña rusa de emociones. Aunque, hubo momentos bajos, me permitieron aprender y formar mi carácter. Ser más firme y determinado en mis decisiones. Pude madurar en emociones.

El 2017 se llevó a 5 personas queridas, de las cuales una fue un familiar. Esto me llevó a lidiar con la mezcla de tristeza y alegría, ya que ante estos sucesos que, pueden ser dolorosos, también se cumplísn otros que causaban alegría. Aprendí a administrar ambas emociones de manera simultánea.

Aprendí a ser más exigente es el cuidado de mi persona y de mi entorno para favorecer un ambiente sano y productivo.

Reconocí que los momentos de adversidades son los que te mejoran como ser humano y q la vez te fortalecen para nuevos retos.

En el 2017 aprendí a confiar más en Dios, cuando hay situaciones que se escapan de las manos y que requieren una intervención sobrenatural. Estas intervenciones se dieron porque a través de la fe que me provocaba la incertidumbre y el miedo, hacían que creyera y fuera más firme al orar y pedirle a Dios aquello que se me dificultaba, reconociendo que “sobre el alto, hay uno más alto”.

Hay guerras que se ganan y otras que se pierden, pero aquellas que se perdieron son para mejorar la estrategia que se usará en el próximo encuentro.

Cerrando el 2017

El año pasado, culminando, pude compartir y experimentar distintos eventos, entre ellos, la penúltima visita del año a uno de los Centros Comerciales más grandes de la Ciudad de Panamá: Metromall

Ese día, se dio una presentación en vivo de villancicos y se podía sentir en todo el Mall, la alegría de la navidad.

En aquella ocasión visité el mall para realizar algunas compras y le pedí a mi amiga Milagros que me acompañara. La experiencia de la compra gue positiva, aunque estresante, ya que los hombres solemos ser bastante impacientes y directos en el momento de comprar artículos, mientras que las mujeres son más pacientes y tienden a evaluar sus decisiones.

El 24 de diciembre fue el día que armé el arbolito de Navidad, aprovechando que tenía el día libre. Disfruté poniéndolo y además, lo hacía porque mis perras no habían celebrado navidad desde el 2015.

La Cena de Navidad, preparada por mi mamá. Confieso que desde Navidad hasta la fecha he aumentado de peso, ya que me la he pasado comiendo constantemente y ha llegado un punto en el que ya no quiero comer de la ”llenura” que tengo

En Navidad, mamá preparó jamón, arroz con guandú y ensalada de papas. Esa noche, antes de salir de casa, comí 2 veces, así que se imaginarán que andaba con el estómago inflado por comer de más.

Como lo mencioné en una publicación anterior, celebramos el Culto de Luces

Después de finalizar el culto de Luces, mi mamá y yo fuimos donde unos amigos de ella para recibir la navidad. Aprovechando que estaba un poco aburrido, ya que yo era el único joven en dicha reunión, me fui al carro e hice un video en vivo para instagram y desearle una hermosa navidad a mis amigos.

El viernes después de Navidad, celebramos nuestra primera fiesta de fin de año con todo el equipo del Panamá blockchain Embassy en un restaurante llamado “La Fonda”.

Fue un convivio bastante divertido y con mucho sabor panameño, ya que, durante la cena, se realizaron presentaciones folclóricas en vivo.

En este sitio, los baños tienen una peculiaridad: puedes rayarlos, así que aproveché la ocasión para enviar un mensaje a los visitantes:

#CompraBitcoin

Con todo el equipo de Panamá Blockchain Embassy.

Iniciando el 2018

Y se nos terminó el 2017 y lo celebramos en la iglesia en el Servicio de Año Nuevo, en el cual se introdujo el lema del nuevo año 2018 y fue un evento hermoso.
Salimos como a la 1 AM de la iglesia.

Hoy era un día de celebración y relajación así que fui con mis amigas a pasear un rato y tomarnos fotos. Luego fuimos a visitar a otra amiga a su casa y dejarle un pequeño regalo.