Primeramente, ayuda a relajar el cuerpo y a descansar la mente

No es lo mismo llegar del trabajo agotado y lanzarse a la cama con la pesada carga energética que traemos de la calle, muchas veces sin bañarnos , o a lo menos una ducha fugaz y a cerrar los ojos con el sobresalto de levantarse temprano para repetir el mismo círculo rutinario una y otra vez. De esa manera, el cuerpo ni la mente descansan, porque están en modo automático. En cambio, que si ponemos nuestra intención de meditar, que no necesariamente es para poner nuestra atención en la resolución de un conflicto que tengamos, sino que podemos hacerlo simplemente para sentirnos como seres que existimos, sentir nuestra respiración, explorar nuestras emociones, y como dice la ley hebraica, gemir, llorar, expresarnos pero con conciencia, y de seguro notaremos una mayor expansión de nuestro ser.

Mejora el estado mental y abre nuevos caminos neuronales en el sistema nervioso que permite afrontar el día a día desde un alerta relajado.

Pues al dejar que el cuerpo repose en estado natural sin forzarlo y con la conciencia de que lo hacemos por encontrar un estado de paz y de quietud, el corazón comienza a irrigar más sangre por las venas y arterias de manera más fluida, lo que incide en una baja de los niveles de la presión, llegando a alcanzar un nivel óptimo tras la relajación.

Al disponer tu cuerpo y tu mente en un estado de relajación, enfocando tu mente y tus emociones en un solo punto de atención,el cerebro recibe la respuesta y entiende que es hora de desconectarse de la realidad objetiva y de entrar en un estado alfa de relajación profunda.

Con el ejercicio de concentración y enfocar la atención en un solo punto, el cerebro y tu mente se van disciplinando, adquiriendo destreza mental y neurológica, mejorando la concentración y pues la mente se encuentra más estable y por ende mejora también la habilidad para recordar y retener información.

Puesto que la mente se vuelve flexible y con una visión más amplia de la vida, y lo que antes era enormemente serio de preocupación, se torna más llevadero y potencialmente solucionable.

Como quiera que el cerebro se está entrenando a través de una disciplina que lo obliga a buscar respuestas ante posibles situaciones problemáticas, se desarrolla la intuición y la creatividad en la búsqueda de resolver potenciales situaciones de conflicto, volviéndote más inteligente y estratega.

A medida que estableces una mejor relación consigo mismo, se desarrolla también tu inteligencia emocional, permitiéndote comprender mejor a las personas que te rodean, a ser simpático y compasivo y a ser más comprensivo contigo mismo.

Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en meditar, es que no hace falta tanto accesorio ni tanta parafernalia, para intimar un poco con nosotros mismos y con esa parte divina que cada uno de nos tiene en su interior.

Escoger un lugar tranquilo, en lo posible libre de ruidos molestos y colocarse en la posición que más cómoda te resulte, erróneamente se imponen ciertas posturas de manera obligada que no favorecen en nada al practicante, como por ejemplo colocarse en posición, de loto, otras en decúbito dorsal, entre otras posturas de mayor complejidad, que muchas veces no surten los efectos deseados. Por lo que se recomienda, colocarse en la posición con la que mejor se sientan cómodos ¿vale?

La columna vertebral debe estar lo más recta posible, pues esta es una parte de nuestro cuerpo conductora de un gran potencial de energía que recorre nuestro cuerpo desde los pies, hasta la cabeza y hace falta una posición recta a fin de que pueda ser una buena emisora de energía positiva hacia nuestro cerebro.

La cabeza debe estar preferiblemente erguida, es decir, que el tronco no tenga que soportar el peso de esta.

Los músculos de la cara deben estar totalmente relajados.

Para alcanzar estas posiciones completamente relajados, debemos ayudarnos con la respiración, la cual debe ser rítmica, armoniosa y pausada. Comenzando por inhalar una buena cantidad de aire, tratando de llenar nuestro abdomen y pulmones lo más que se pueda (como la respiración de los bebés). Al hacer este tipo de respiración profunda se le irriga mayor cantidad de oxígeno al cerebro y éste aumenta su rendimiento, generando una mayor capacidad de relajación necesaria para aprovechar más el ejercicio de la meditación.

En la medida que vayamos adquiriendo destreza con la meditación, todo el proceso de relajación y concentración, se hará casi de manera automática, con tan sólo poner la intención y no hará falta estar ni en un lugar, ni en una postura específica para lograr meditar, e incluso, cuando estemos haciendo la fila para ingresar al banco o hasta cortando los vegetales, podemos entrar en meditación.

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