Una noche sombría dicta el curso de una vida llena de obstáculos, donde la humillación abarca cada uno de los días que se tornan tan largos pensando en el hecho que jamás soportaras, y un futuro tan incierto es la consecuencia a tus errores tomados.
Tus demonios juegan contigo y con tu mente, te hacen sentir vacío y solo, se alimentan de tus depresiones, te hacen creer que la mejor opción es el suicidio. El suicidio es el alma de un demonio, es la esencia que prolonga su vida y lo vuelve inmortal, juegan con tu mente para obtener su tan preciado alimento. Tú creas demonios y solo tú los puedes eliminar. Mis demonios controlan mi vida, pero no mi alma y mientras que el suicidio no sea una opción para mí, siempre estarán a mi merced. Muerdo mis labios hasta sangrar, Sangro sólo para saber que estoy vivo, muerdo mi lengua hasta dañarla, corto mis brazos para liberar mis endorfinas. Pruebo mi sangre, el alimento de mis demonios, no los puedo eliminar porque forman parte de mí, pero los alimentos como trueque para que mis demonios no consuman mi alma.
Golpear la pared con rabia por no saber que mierda hacer con tu vida, golpeas cada vez más fuerte la pared mientras cae la sangre por tus nudillos. Tus manos se destruyen. El dolor físico no se compara con el dolor mental, porque el físico es un dolor que lo sientes y lo puedes tratar, pero lo mental es tu manera de razonar, simplemente estas loco.
Llega el momento donde no encuentras otra salida, gritas de desesperación. Te encierras en el baño. Empiezas a cortes recordando cada error tuyo. Sientes como todo ese dolo se alivia. Te limpias. Sales con una sonrisa falsa y continuas tu día como si nada hubiese pasado, pero ¿Cuantas veces me he visto al espejo con lágrimas en los ojos? El mayor alimento para mis demonios.
Todos creen que estoy mejorando, creen que estoy cambiando, pero no es así, de hecho todo esta empeorando y lo único que cambió es que ahora se fingir mejor. He intentado dejar de cortarme pero cada vez que veo que mis heridas cierran siento como si cerraran una puerta, como si yo estuviera en una habitación oscura y pequeña y fuera claustrofóbica, me iría asfixiando en pánico. Necesito abrir esa puerta, necesito abrir mi piel para seguir respirando; mientras más puertas abra más libre me sentiré. Otro alimento para mis demonios.
Nada, es la palabra que me describe, nada es la palabra que me entiende y que me acobija. Una noche conversé con mis demonios, “La muerte debe ser muy buena, por eso nadie regresa.” Decían, quizás piensan que soy estúpido.Ésta noche el monstruo que soy, llama a mi puerta y las navajas piden a gritos que vaya por ellas. No estoy muy decidido, estoy dándome por vencido, tal vez lo mejor sería acabar con este sufrimiento, o tal vez, volvería de nuevo a morderme los labios hasta sangrar, para alimentar a mis demonios, pero no prolongar sus vidas. 

Fuente: Mi blog

Espero que le haya gustado mi relato. Lo escribí en mi adolescencia y cada vez que lo leo, noto mi estado emocional en aquel entonces. Es una buena terapia para demostrarme que muchas cosas han mejorado.

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