Todos están corruptos

“El ciclo se repetía de nuevo” se dijo pensativo Peter.

Estaba examinando el cadáver de una víctima. Bufó por el frio que pasaba por su cuerpo, debía estar en su habitación con su mujer bien acurrucado. Sin embargo, estaba allí con múltiples forenses, policías, bomberos y paramédicos.

Según la carpeta que sostenía había sido golpeado antes de morir. El sin vida poseía dos cortadas certeras en las dos arterias radial, según los antecedentes el sujeto había estudiado medicina y era una eminencia.

-Según sus amigos y padres se convirtió muy antisocial al terminar con su ex novia, abandonó todo por uno de esos nuevos inventos de la robótica- indicó Silvester haciendo una mueca de asco.

-Gordo y con esa fea cara, no me extraña que lo hayan terminado- respondió Peter encogiendo los hombros.

Intentó sonreír por el mal chiste que había dicho, pero seguía pensando en la palabra ciclo. De nuevo la gente corrompía todo lo fresco. El vicio por algo depravante terminaba en eso, muerte sin sentido.

-¿De verdad lo que dice la carta es cierto?– preguntó Peter para poder creérselo.
Silvester asintió lentamente.

-Se casó con una de esas recientes robots sexuales. La familia Peter lo asegura y al parecer hay papeles- respondió enseñándole los pertinentes documentos.

-¡Entonces hay que buscar a un robot desquiciado! – señaló Peter desesperado.

-Él se suicidó, porque el robot enloqueció al querer tener un hijo Peter. Si lo que dice su carta es cierto, debemos encontrarla-.