Ya hace un tiempo atrás un joven liceísta dedicado a sus estudios y a una que otra temporada de horas en videojuegos, pronto sufriría las consecuencias de la pubertad. Si bien no se acostumbraba a ver crecer vellos en su cuerpo mucho menos sabría manejar el deseo culposo y natural de querer ligar con alguien de su mismo sexo. La verdad es que muy poca atención le daba, pero era algo de lo cual nadie escapaba, sentiría en algún momento él la necesidad de dar acción a un deseo que muy bien resguardaba, pues para el mundo un secreto fue en esos tiempos, y es que nadie tampoco le preguntaba, pero ese joven de gustos abiertos la “normalidad” no le llenaba, de entre hombres y mujeres, su cuerpo le pedía que tal vez pecara.

Fue un día de esos tantos atrás entonces, que él ya no lo soportaba, quería hallar la causa de aquello que en su mente retumbaba y su cuerpo deseaba. Curiosamente alguien lo esperaba, en unos de esos chats que en las redes siempre encontrabas, así que sin remediar, sus dedos empezaron a teclear. No duro mucho tiempo en que a gusto se sintiera, que bueno fue el hecho, de encontrarse a alguien que le entendiera, y más aún toparse en el camino un primer amor inesperado que avivara las llamas de un corazón distraído.

Entre citas y salidas su primer beso recibió, y aunque inexperto era él las ganas de sexo lo poseyeron, de tocar y palpar a ese otro que con locura abrazo y que sus manos un recorrido por su espalda dio. Ya no era solo vigiar y querer lo que no se podía obtener, ahora este joven tenía la oportunidad de saciar ese deseo carnal y así fue, entre besos y caricias olvido lo que el mundo a sus ojos rechazaba a clamor, pero él solo gimió y sonrió mirando al rostro de aquel a quien tanto amo, pues tiempo más tarde saboreo, lo que irremediablemente la vida le quito y dejo, un dolor que acabo, en la disolución de su primer amor. 

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