El ingreso a la asistencia médica en Venezuela está cursando por un estado fatal, a razón de las pésimas condiciones a las que han llegado los distintos centros sanitarios de la salud pública, después del continuo desmejoramiento al que han estado sometidos durante unos cuantos años. A esta preocupación se suma los grandes niveles de desabastecimiento de fármacos para que las personas realicen adecuadamente sus tratamientos; de reactivos y suministros para hacer exámenes diagnósticos; de insumos básicos y piezas de equipos médicos para el funcionamiento del sistema sanitario, tanto público como privado.

Los centros sanitarios de la salud pública redujeron exageradamente su calidad de atención. Debido al gran valor económico de los servicios privados y a la baja cobertura de aseguramiento de las comunidades, la mayoría de las personas y fundamentalmente las de pocos recursos, han continuado asistiendo a los hospitales y ambulatorios públicos, presentándose actualmente ante los siguientes problemas:

1. Severa escasez de medicamentos, reactivos e insumos.

Existen dramáticos niveles de escasez en el 2013 y 2014, reportando fallas de 37 % a 50 % en fármacos. La falta de insumos ha afectado 1.200 farmacos, cuyos precios estaban regulados desde el año 2003, para el tratamiento de enfermedades infecciosas, hipertensión, diabetes, tiroides, psicotrópicos y oncológicos. También han desaparecido medicamentos de alto costo que suministra el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) y el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) a personas en estado de salud crónica: oncológicas, hematológicas, cardiópatas, hipertensión, diabetes y VIH.

2. Gran falta de camas.

Según el criterio internacional de camas hospitalarias públicas (3 por 1.000 habitantes), Venezuela presenta un enorme déficit, que ha ido aumentando en los últimos años hasta llegar a 70 %. Según estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre los años 2005-2008, la tasa de camas en Venezuela fue de 1,3 por 1.000 habitantes y, entre los años 2009-2011, bajó a 0,9 por 1.000 habitantes.

3. Desmejora en políticas sanitarias.

Durante los últimos años, se ha reducido la aplicación de vacunas a nivel nacional, aumentó la tasa de mortalidad materno-infantil, se expandieron las enfermedades por parásitos y vectores, se paralizó en varias oportunidades el suministro de tratamientos e intervenciones para personas en condiciones crónicas y se agravó la poca disponibilidad de medios para el diagnóstico temprano.

4. Disminución de atención a poblaciones de zonas rurales.

Las dificultades para la disponibilidad de una atención mínima en salud a personas en zonas apartadas son extremadamente altas. Algunos estados se encuentran con problemas extremos en el suministro de comida y medicinas, servicios de traslado aéreo y de ambulancias fluviales, disponibilidad de centros de médicos. Los pocos centros presentan una grave escasez en todos los ámbitos.

5. Carencia de un sistema de atención a urgencias

No existe en el país un sistema de atención de urgencias. Las personas heridas, quemadas, lesionadas e infartadas, se someten a traslados innecesarios que acortan la posibilidad de vida, por deficiencias de transporte, camas de emergencia, quirófanos y especialistas en servicios de emergencia.

6. Infraestructuras descuidadas.

Los centros de salud públicos poseen demasiadas fallas de infraestructura y de servicios básicos que se traducen en el colapso frecuente de sistemas de aguas negras, falta de agua, iluminación, ascensores y aire acondicionados. Las constantes fallas eléctricas en estados del interior del país ocasionan daños a maquinarias médicas vitales para el diagnóstico y tratamiento de los pacientes.