Proyecto Embajadores - Velada para narradores. La flor amarilla

Una nueva velada creativa entre escritores nos trae el "Proyecto Embajadores" de la mano de @cervantes y coordinado por la siempre emprendedora @avellana.

Este nuevo reto nos trae unas normas a seguir y les anexo el link para participar.

Imagínense en una velada entre colegas, en un juego creativo en el que cada uno dejará volar su imaginación y su pluma, para luego leerlo a sus colegas. Y escuchará los cuentos de los otros participantes. Pero, cambie escuchar por leer.

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Fuente

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Los límites entre la selva y el campamento de verano eran así a un paso nada más, se nos advirtió que no saliéramos de los postes marrones que estaban del lado este, los postes de color azul eran zona segura. Esa noche en el juego de cartas nocturno Pablito con apenas 9 años perdió la apuesta, la tarjeta castigo por perder que le toco lo indicaba claramente debes entrar más allá de los postes marrones y traer una flor amarilla.

¿Pero cuál flor amarilla?- Pregunto inquieto Pablito.

Cualquiera que sea de color amarillo, respondieron todos al unísono.

Apagaron las luces del campamento y todos se acostaron a dormir.

A la mañana siguiente al levantarse Pablito sentía un angustiante vacío en el estómago, al principio pensó que era hambre, pero después de desayunar en el comedor, siguió sintiéndolo. Pensó por un instante que tal vez tenía un ataque de pánico, de esos que sufría en casa, cada vez que veía una araña en los alrededores. Los rumores en el campamento iban en aumento, solo hablaban de la araña que cuidaba una flor amarilla. Que mala suerte la mía justamente salirme esa carta de castigo, hubiese preferido lanzarme por un tobogán de hojillas y caer en la piscina de alcohol.

Realizaron los juegos tradicionales de campamento y ya estaba llegando la hora del almuerzo. Pablito solicito retirarse a la habitación, no tenía hambre. Se dirigió a la habitación necesitaba preparar algunas cosas para el viaje nocturno, lámpara, repelente de insectos y luego pensó un cuchillo para cortar la flor. Las horas volaron y se dio cuenta que se quedaría sin cenar si no acudía al comedor, así que se dio prisa. Tendría que esperar que apagaran las luces para salir del campamento.

Tomo su mochila ya preparada y emprendió el camino hacia los postes marrones, tuvo cuidado de esquivar a una pareja de profesores que se besuqueaban entre los árboles, el rumor que todos sabían.
Le impresiono que la selva no era nada silenciosa, en cada paso que avanzaba descubría formas de vida diversas, luciérnagas luminosas, sapos cantantes, siguió avanzando con el sencillo mapa que algún compañero le elaboro, tres pasos, dos pasos. Allí iluminada con la linterna una exquisita flor amarilla y delante de ella una enorme tela de araña, colocada allí por sus compañeros. La carrera fue tan veloz que sus compañeros no lograron tomarle la fotografía de la huida.

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¡¡¡Recuerden disfrutar del paseo en @cervantes. ¡Ven y participa!