Hay un equilibrio estéril, que se rompe para que resuene la vida.
¡Todo resuena, apenas se rompe el equilibrio de las cosas!.
Los árboles y las hierbas son silenciosas: el viento las agita y resuenan.
El agua está callada: el aire la mueve y resuena;
las olas mugen: algo las oprime;
la cascada se precipita: le falta suelo;
el lago hierve: algo lo calienta.
Son mudos los metales y las piedras,
pero si algo los golpea, resuenan.
Así es el hombre, todo sonido que sale de él
se debe a una ruptura del equilibrio.
Cuando el equilibrio se rompe,
el cielo hace resonar a los hombres.
HAN YU (China, 768-824)