La vida es una constante novela real que todos vivimos, en donde suceden hechos que muy bien vale la pena contar o plasmar en un libro. Las memorias literarias son un recurso del cual podemos disponer para dejar como un legado a familiares y amigos nuestras vivencias
Aramis, mi hija mayor, era una niña muy hermosa. Cuando llegó a nuestras vidas, un veinte de enero, mi esposa no podía ocultar la felicidad que la embargaba porque ella quería tener hembra. Yo sin embargo quería un varoncito, por aquello de enseñarlo a jugar y a compartir con él cosas de hombres. No obstante, con el tiempo aprendí a quererla, a tal punto que se convirtió en mi niña adorada, la consentida de mis ojos.
Ella se ganada el amor de todos con su carisma, con su inocencia, con su hermosura y como toda niña de su edad, cuando comienzan a hablar son muy curiosas y preguntonas. Siempre quería saber el porque de las cosas, como se llamaban, para que servían, y había que responderle todas las preguntas porque su curiosidad era muy insistente, aunque para nada molestosa.
Un buen día, estábamos mi hija y yo sentados a la mesa del comedor cuando ella de repente empieza con su curiosidad y me pregunta:
-Papi, ¿cómo te llamas tú?
-Yo me llamo Samuel Durán – le respondí- al tiempo que le acariciaba el cabello.
- ¿Y mi mami como se llama?
-Tu mami se llama Nilce Durán.
-¿Y mi hermanito como se llama?
-Tu hermanito se llama Roger Durán
Ahhh – exclamó- como dando por entendido todo. En eso ve un vaso de vidrio que estaba sobre la mesa y me pregunta:
-¿Y como se llama eso?
-Eso se llama vaso – le respondí.
-¡Ahhh, ya se papi! - me respondió muy segura- ¡Se llama vaso Durán!
Solté la risa de inmediato. En su inocencia creía que el nombre de todo llevaba el “Durán” al final. Tuve que aclararle que Durán era un apellido que solo las personas lo llevaban, pero que no todos eran iguales. No sé si logró entenderme, pero entre risas traté de explicárselo lo más simple posible para que a su corta edad lo entendiera.
Ahora ya, veinte y tantos años después con alegría y tristeza a la vez rememoro ese momento, sin su presencia física entre nosotros. Una penosa enfermedad me la arrebató siendo aún una niña. Pero el recuerdo de tantos momentos inolvidables vividos junto a ella, son el maravilloso legado que nos dejó al partir...
Breve descripción de lo que es una Memoria Literaria
La Memoria es un sub género literario de la biografía que permite relatar la vida de una persona escrito por ella misma.
Puede tratarse de un hecho puntual y corto como mi relato anterior, o ser más extenso y abarcar varios ámbitos de la vida personal del escritor.
No se trata por lo tanto de una autobiografía, la cual abarca o puede englobar prácticamente toda la vida del escritor desde su niñez hasta el momento en que decida escribirla.
La memoria puede relatar momentos trágicos, tristes, felices o que de algún modo signifiquen algo o que hayan dejado una experiencia importante en la vida del autor y que valga la pena contar para que el lector se nutra también.
Escribir nuestras memorias puede resultar catártico, ya que en algunos casos puede evocar hechos dolorosos y tristes del pasado, pero que al escribirlos nos ayudan a liberarnos de ataduras mentales o emocionales que nos han ocasionado estos hechos.
No obstante, no es estrictamente necesario ser fiel al relato en cuanto a nombres, edades, lugares, fechas u otros datos o acontecimientos que por razones propias del escritor prefiera ocultar o alterar, siempre y cuando mantenga su esencia. Más sin embargo, es preferible ser lo más sincero posible cuando se trata de hechos dolorosos o tristes; también porque el lector reconocerá y apreciará tu valor y sinceridad para contarlo.
Así que te animo a que escribas tus memorias, sean por la razón que sea. No importa si no eres, al igual que yo, una persona pública y conocida. Lo importante para el lector es el aporte literario que dejas como legado.
Amigo Samuel. Gracias por compartirnos tu memoria literaria. Es una pena que en tu publicación no haya comentarios. Nos compartiste algo tan profundo de tu alma y algo tan humano, que mereces más que votos. Lamento lo sucedido con tu hija. Dibujaste una sonrisa en mi rostro y al mismo tiempo me dejaste pensando en lo efímero. Eso de las memorias literarias suenan interesantes; voy a considerarlas.
Un abrazo fraterno desde México.
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