ANECDOTAS DE UNA VEJEZ #1:LA VIDA ES HOY.

Acariciaba su cara la dulce brisa mientras ella estaba sentada en aquella vieja silla de extensión. Disimulaba fácilmente el sol al introducirse por las rejillas y dar calor a su cuerpo. Alcanza su vista al jardín donde vislumbraba espléndidamente el verdor de los arbustos y el mágico colorido de las flores, ella suspiraba e inspiraba aire puro. Así como degustando los sabores de la vida, con las puertas de su alma abierta en pleno disfrute. ¿Sería muy curioso preguntarse, que pasaría por su mente?

Berta quizás recordaba alguna hazaña de su vida, una anécdota divertida, o un momento de felicidad fugaz. Quizás pensaba para sí: ¿Qué tanta preocupación por la vida tienen los jóvenes hoy día? Veo como mi nieto Luis vive ajetreado y poco contento, debería contarle esa anécdota de su abuelo.

Claramente aviva en mi mente esa aventura. En nuestros primeros años de casados. Pedro viajaba frecuentemente, él era comerciante. En una mañana de invierno sufrió un naufragio el barco donde venía cruzando el río, debido a que él puente que comunica el Estado Táchira con el Estado Apure, se había caído. El cataclismo de aquél momento fue desvanecedor, en la lancha viajaban Pedro, una familia de tres personas y quien guiaba el rumbo de aquella pequeña embarcación.

Aquel día de invierno, por las grandes caídas de agua, el río estaba embravecido, aquellas personas necesitaban buscar un refugio. El sonido de la lluvia era intenso, lo acompañaban el ruido inesperado que hacían algunos árboles en la costa al caer, la fuerza del viento y el torrente de agua vencieron las fuerzas de aquellas viejas, vivas pero no tan fuertes raíces, rayos arrebataron algunas ramas de sus florestas, los destellos eran constantes y prevalecía el sonido estruendoso de los fragores.

El destino de aquellos era evidente, el naufragio. Cayeron al río, la corriente estaba fuerte. Válgame Dios! Fue la frase clemente que grito aquel padre de familia abrazando a su hija cuando sintió el impacto de la furia de la tormenta sacándolos al aire y llevándolos al agua. Pedro, aunque asustado, reaccionó, tomando de la mano a la niña del viajero que se le soltó al caer, a su vez se sostuvo de un árbol que estaba tendido sobre el agua pero aún quedaba sostenido a la barranca por parte de sus raíces.

En la lucha constante por respirar, en la furia de aquel río y la lluvia, temblorosos del frío, Pedro, el viajero, su esposa, así como el dirigente del navío lograron sujetarse y salir de allí a través del árbol caído. El clima los situó en riesgo y les proporcionó el modo para salir de aquel tormento. Inmediatamente inició la reflexión de lo vivido en la mente y corazón de quienes naufragaron.

Particularmente Pedro, decidió dar más importancia a su familia, entendió que no da valor alguno vivir siempre lejos de los tuyos por el sólo hecho de hacer dinero, y aún en situaciones que no son garantía de éxito. Procuró crecer personalmente y forjar su sueño de una vez por todas. Hizo como el ave fénix, a partir de aquel momento en que el destino estuvo tentado a extinguir la llama de su vida. “La vida es ahora” se convirtió en una de sus frases favoritas.

Gracias al entendimiento de esa frase “La vida es ahora” Pedro pudo a partir del presente, construir lo que anhelaba, con las herramientas que encontró, con la realidad que tenía, llevando una vida cada vez más adaptada, teniendo así ventajas para enfrentar nuevos retos de vida, cosas que no había experimentado porque se encontraba encerrado en su misma lucha interna que hacían del él un hombre estancado con mucho sufrimiento. Luego de escoger otro camino, el sol finalmente alumbró su ventana. Así tan firme como hoy da luz a este hermoso jardín.

Seguía Berta volando en el mar de sus memorias, sí, ella disfrutaba el recuerdo de su amado Pedro. Meditó por un instante y se dijo.

De esa forma quisiera que Luis lo aprendiera, realmente se lo tengo que comentar. Pedro inició a luchar por lo deseado conmigo a su lado a pesar de las adversidades. Pensó en grande y trabajó en grande. Entiendo porque estuve felizmente a pesar de todo a su lado, fue un gran hombre.

Repentinamente llegó Alicia a aquel hermoso lugar, regalando sonrisas a su abuela, quien cortó su pensamiento para dedicar atención a la pequeña.

_ ¿Qué haces abuela? Preguntó dulcemente

Berta observó a Alicia con ternura, la tomo de la mano viéndola a los ojos y sonriente respondió.
_ Mi muñeca estaba recordando una historia que algún día te contare, por ahora, vamos a alimentar con agua este jardín. Así como se alimentan los sueños diariamente para que sigan floreciendo.

Y así entre divertida y sabia, ella siguió allí compartiendo con su nieta, mientras daban atención al jardín para que siga endulzando su vista y siendo parte del escenario donde ubica grandes recuerdos, anécdotas de enseñanza para las nuevas generaciones.