Una vez llegó a un pueblo un extraño señor de mirada muy dulce y se paró en el centro de la plaza a vender unos bonitos espejos que aparentemente eran otros espejos más, común y corrientes pero que tenían la virtud de atraer solo a las personas de mal proceder o de mala vida.
La bella Cleopatra fue la primera en sentir una fuerte atracción por el espejo y lo compró.
El segundo cliente fue Olegario, el ladrón del pueblo; a la única que no le había despojado de sus pertenencias era a su madre, tenía una única y fiel amiga que lo ayudaba y era su pistola Mágnum Calibre 44; obviamente el no se molestó en comprar el espejo solamente se lo robó al dulce anciano y este ni se dio cuenta.
El tercer cliente era un chico muy joven pero se veía como un viejo demacrado y enfermizo, esquelético de lo flaco que estaba, de mirada perdida; obviamente afectado por las drogas pero también se sintió fuertemente atraído por los espejos y decidió comprar uno.
Ya la noche caía sobre el pueblo y una bella Cleopatra se disponía a ir a su trabajo en aquel antro de perdición, estaba medio vestida por que era más lo que enseñaba que lo que ocultaba y su profesión no era difícil de adivinar.
De repente, quiso darse una última mirada en el espejo habitual pero algo extraño y poderoso la obligó a escoger el espejo comprado esa tarde; cuando se vio le faltó poco para desmayarse ya que su reflejo no era ella, es decir, era ella pero con un maquillaje distinto, infinitamente más decente y con una ropa que si la tapaba bastante y lo más extraño, su mirada no era de mujer fatal si no de una chica dulce , risueña y alegre; le costó trabajo reconocer que era ella cuando todavía no era lo que era. De repente, el mismo espejo le devuelve el aspecto actual pero ya en Cleopatra algo había cambiado, simplemente se empezó a desmaquillar y a vestirse distinta y cuando se vio de nuevo en el espejo tuvo que aceptar que se quedaba con su nuevo reflejo, era la misma de antes, la inocente y dulce joven, otra vez Cleopatra se sentía feliz y dispuesta a enmendar su vida y a encontrar la felicidad.
Al mismo tiempo, en otra casa, Olegario salía con un saco bien pesado pero era para devolver todas las cosas robadas, de nuevo una madre volvía a ser feliz.
Y por último, un chico afectado por las drogas había empezado su rehabilitación no drogándose esa noche y prometiéndose a él mismo no hacerlo jamás, también el extraño espejo lo había invitado a ser el chico estudioso y deportista que siempre había sido antes de meterse en su cuerpo todas esas porquerías y que estaban acabando con él, tanto que ya parecía una radiografía de lo flaco que estaba y si pasaban unos días más un hueco en el cementerio era su próxima morada, el mágico espejo había dejado a la muerte sin un nuevo cliente.
Todos tenemos espejos en nuestras casas, detengámonos un rato frente a el y veamos si estamos conformes con lo que somos o necesitamos cambiar.
Listo, YA TE VISTES EN EL ESPEJO, FELICITACIONES, ERES UN HOMBRE NUEVO.