Humanidad

Yo no me considero biólogo, paleontólogo, ni historiador, por lo que probablemente todo lo que escriba y plantee a continuación sea considerado una blasfemia contra científica, sin embargo sí pertenezco a una variante del homo sapiens, hecho que me identifica (o clasifica) como un homínido pensante anatómicamente moderno consciente de de sí y de su especie. A primera vista esta serie de sustantivos y adjetivos parecieran grandes logros de nuestra subespecie, quienes, habiendo evolucionado de forma distinta a nuestros primos-hermanos los primates, desarrollamos, partiendo de la primitiva conquista de la alimentación y el refugio, un cúmulo de características que hoy nos permiten interactuar con los elementos, desarrollar carreras submarinas y espaciales, dominar o conocer las fuerzas que rigen la Naturaleza, el clima y hasta a nosotros mismos. Pero es aquí donde reside el engaño, la ilusión del sapiens pensante, que, gracias a su capacidad comunicativa y racional, ha dibujado para sí un mundo geométrico, y se ha situado en la cúspide existencial de una de sus figuras. En el “gran vacío” de la no historia. Si miramos desde acá, el hombre no es sino la consecuencia de accidentes atmosféricos, situaciones planetarias, configuraciones aleatorias, aleaciones atómicas, metálicas, biológicas, que complejizan un enramado celular llamado vida. Así como el hombre, una numerosa gama de seres animales y vegetales se materializan bajo condiciones particulares terrestres o extraterrestres. Sin estas condiciones, los microorganismos no hubieran fecundado las aguas, ni los anfibios conquistado la tierra que los mamíferos heredamos. Sin estas condiciones el neandertal podría haber subsistido, o tal vez algún otro tipo de animal, no necesariamente homínido, hubiera sido capaz de desarrollar facultades similares a las nuestras, y estaría hoy, si así lo considerase su inteligencia, investigando acerca de nuestra inexistencia, ¿qué queda para nosotros, el súper hombre moderno? ¿Somos realmente la cúspide que dibujamos o este comportamiento supremacista obedece también a una condición primitiva, animalista? Volteemos a ver qué ha sido de nuestra experiencia en la Tierra, sin ignorar, por supuesto, que hemos logrado perfeccionar nuestras habilidades médicas, arquitectónicas, etcétera, que no han hecho, de igual manera, otros animales. ¿Pero es eso humanidad o adaptabilidad animal? ¿No construye y perfecciona su represa el castor, su túnel el topo? Insisto, en el caso del homo sapiens estos procesos son más complejos, pero no menos animalista. Mientras busquemos nuestra subsistencia como especie, grupo, raza o cultura, la animalidad seguirá reinando, aunque sea soportada por teorías racionales, pues nuestra intención será colocarnos en la cúspide alimenticia. Sin embargo, la humanidad reside en la demolición de estas características animales, en la ruptura o sustitución de las necesidades primitivas, podríamos incluso afirmar que, actualmente, la verdadera humanidad existe tan solo en la expresión artística, en la imitación tallada sobre la piedra, en la danza de la lluvia, en el mito de la historia, en el cuento de mundos lejanos más allá de las estrellas, en la contemplación, en la meditación profunda, en el sueño de dejar de ser y en lo qué será después de la vida, siendo el homo sapiens, en el plano físico, un cuerpo animal, una subespecie superior en cuanto es capaz de adaptarse al clima y garantizar para sí las provisiones que le brinda su entorno.

{Fuente}(https://es.khanacademy.org/science/biology/her/evolution-and-natural-selection/a/darwin-evolution-natural-selection)

{Fuente}(http://www.exyge.eu/blog/medio-ambiente/evolucion-ecologica-de-la-humanidad/)