Acabo de ser mamá por segunda vez y pienso que es curioso todo el Amor que se tiene dentro para poder repartir y que nos es tan desconocido. Bueno, hasta que tenemos que usarlo! Yo no dejo de sorprenderme cada día de cuánto puedo entregar aún. Y me pregunto si podría saberlo de no haber conocido nunca a mis pequeñas...

El caso es que, sobre este tema también hablo mucho con mi madre porque ella también está sorprendida por lo que le está ocurriendo: si no las ve (no vivimos muy cerca por desgracia) las echa mucho de menos, y si sabe que las verá, cuenta el tiempo para estar con ellas de nuevo. A mí me puede querer muchísimo, pero las dos tenemos duda (una sana duda) de si es algo menos que a sus nietas... Ella dice que es diferente, pero que es mucho más intenso de lo que imaginaba cuando otras abuelas le contaban su experiencia.
La verdad es que a mí se me cae la baba cuando cuando las niñas disfrutan con su abuela. Bueno, cuando se disfrutan mutuamente. También con los abuelos, pero en nuestro caso uno está impedido y al otro lo ven muy muy poquito, y resulta algo diferente a las abuelas. Pero también precioso ese cariño de las niñas hacia sus mayores y de ellos a las que son la descendencia de su descendencia. Sospecho que se sienten un poco orgullosos de lo que hemos conseguido sus hijos. Igual que casi todos los abuelos y abuelas del mundo. Y eso es maravilloso!