Mi Oración: Parte Final

Con este capítulo culmino la serie de artículos correspondientes a ”Mi Oración personal” que conforma la parte de los agradecimientos que le debo a mi Padre y Señor, y a la obertura de esta plegaria que he compuesto para entablar con Él mi diálogo divino.

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Gracias te doy Dios bendito por darme todo lo que me das, porque todo lo que me das es bueno
Todo lo que nos llega, sea las apariencias del momento positivas como negativas, debemos agradecérselo a Dios. En el más amplio sentido de una mente positiva no existe el fracaso y todo lo que nos sucede o nos llega es bueno, reiterando el dicho popular ”no hay mal que por bien no venga” con que terminé el contenido del artículo anterior Mi Oración: Tercera Parte. Desde el momento en que aceptamos a Dios como nuestro padre protector y obrar en función de sus lineamientos, Él se encargará de que nada de lo que nos suceda sea contraproducente para nosotros, así en el momento presente sucedan acontecimientos adversos a lo que hemos planificado, por tres razones importantes:
• Forjamos nuestro carácter.- La frustración acontece como una prueba de dominio de nuestra mente a las emociones: en la medida en que más dominio tenemos sobre nuestro cuerpo emocional más adultos somos. Esta es quizás la facultad que más revela nuestro grado de madurez para asumir las dificultades que se nos presentan, porque mientras menos nos dejamos influenciar por nuestras emociones y más control ejercemos sobre éstas, con más claridad encontramos las soluciones a los problemas.
• Aprendemos con nuestros errores.- Ganar experiencia es el principal cometido que venimos a hacer en este mundo terrenal y no existe nada en la en la vida que nos enseñe más que nuestros errores. No hace falta cometerlos adrede para aprender porque ellos, inevitablemente, aparecen solos; es una forma en que el más sabio de los maestros nos inculca las lecciones de la vida.
• Aprendemos a ser más teolistas y menos individualistas.- La filosofía teolista nos enseña que ningún hecho incidente en nuestras vidas se produce de forma aislada. Todo lo que pasa, a cada uno de nosotros, repercute en otras personas de manera directa o indirecta. Muchos acontecimientos que en apariencia son negativos para algunos, para otros, aún sin darnos cuenta, son producentes. Cada vez que le pedimos algo a nuestro Padre, Él, en su magnificencia, encuentra la forma de complacernos de forma que ninguno del resto de sus hijos salga perjudicado y de no alterar el equilibrio existencial bajo el cual se sustenta el Universo.
Gracias te doy mi Señor por estar conmigo en todo momento
La omnipresencia de Dios es una de las facultades que lo diferencian y le dan predominio con respecto al resto de los seres del Cosmos. Teolísticamente hablando, el Altísimo es el ”sistema primigenio” que todo lo contiene, de manera que no existe lugar en el Firmamento en donde no se encuentre, ya que Él es el mismo Universo, y está tan cerca de nosotros como el mismo aire que contienen nuestros pulmones. Para nuestros fines prácticos y espirituales su compañía es una bendición porque es para nosotros:
• Nuestro escudo protector ante cualquier adversidad.- Nada malo nos puede suceder cuando permanecemos cerca de Dios en estado de conciencia, y cuando digo ”nada malo” me refiero a que, tanto adentro como por fuera, Él velará por nuestro bienestar: por dentro nos mantendrá en perfecto estado de salud, tanto física como mentalmente, y por fuera, no importando en qué lugar nos encontremos y bajo cualquier circunstancia, nuestro Padre y Señor nos mantendrá bajo su invulnerable protección. También enfatizo a ”permanecer cerca de Dios en estado de conciencia” no solo en mantenerlo siempre en mente sino hacer uso del sentido común, porque estaríamos razonando como lo hace Dios: sería absurdo pensar que el Señor nos va a conservar en buen estado de salud si nos mantenemos consumiendo sustancias nocivas a nuestro organismo o llevando una vida de excesos; igualmente, debemos suponer que transitar por lugares peligrosos deliberadamente o provocar el mal con comportamientos inadecuados, haciéndonos el cargo que nuestro Padre nos va a mantener a salvo, más bien lo estaríamos desafiando en lugar de venerarlo como Él se merece.
• Nuestra única fuente de buena suerte.- Con este argumento deploro enérgicamente cualquier manifiesto de superstición: el uso de amuletos, talismanes o la práctica de rituales para atraer ”la buena suerte”, sin importar que estén sustentadas por instituciones religiosas o seudoreligiones como la santería informal, actos de brujería o afines, es la demostración más fehaciente de la falta de Fe en Dios. No existe nada más que el poder del Señor para que todo nos salga bien, y solo morando en su ser, abriéndole nuestro corazón para que Él viva en éste con Fe inquebrantable es que vamos a permanecer en su ”aura positiva”, lo que conocemos coloquialmente como ”buena suerte”.
• Nuestra alegría de vivir.- Cuando alcanzamos el más elevado grado de conciencia en que nada malo nos va a suceder y que solo lo bueno nos puede acontecer, la alegría se presenta como nuestro estado de ánimo habitual. Siendo Dios nuestro escudo protector ante cualquier adversidad y nuestra única fuente de buena suerte, inminentemente se convierte en ”nuestra alegría de vivir”, porque así como la alegría de nuestros hijos es la nuestra, vernos alegres es lo que más quiere nuestro Padre.
• Estando con Dios estoy con la mayoría.- El imaginario pensante es lo que en cada uno de nosotros comprende nuestra personalidad y está conformado por nuestras creencias, nuestros gustos, nuestras tendencias; y cuando todo este marco cognitivo converge con los ”paradigmas de Dios”, o sea, tal como pensamos que son las cosas y obramos tal como creemos que nuestro Padre procedería ante cualquier situación que se nos presente, es ”estar con Dios”. Muchas serán las veces que estaremos rodeados de personas antagónicas a nuestras ideas, intentando hacernos cambiar de opinión con respecto a lo que creemos de buena Fe; pero no importa el número de contrincantes ideológicos que nos intercedan ni el uso de la retórica que empleen para vulnerar nuestras opiniones cuando sabemos que tenemos la razón, es en este momento en que debemos recordar que Dios, quien lo abarca todo, es mayoría ante cualquier cantidad de adversarios que intenten fustigar nuestras creencias, por lo que “estar con Dios es estar con la mayoría”.

Gracias te doy Dios bendito por escucharme porque Tú siempre cumples mis plegarias
Con esta declaración reafirmamos que todo lo que a nuestro Padre y Señor le pedimos nos será concedido, porque Él siempre nos escucha cuando a través de la oración nos comunicamos, y está dispuesto a darnos su reino y llenarnos de su gracia divina para que todo nos salga bien.
En plena conciencia de tu existencia, porque sé que Tú habitas en mí como yo formo parte de ti, te amo mi Señor… Amén.
Cerramos con broche de oro nuestra oración declarándole nuestro amor a Dios con el más puro sentimiento, y lo hacemos expresando total seguridad de que si existe, de que creemos en Él y en sus paradigmas. Nuevamente la filosofía teolista se manifiesta en Mi Oración cuando alego que el Altísimo habita en mí y yo soy parte de Él: su presencia atañe en mi ser porque siempre lo llevo por dentro y al mismo tiempo por ser Dios el ”sistema primigenio que todo lo contiene” yo, al igual que todo lo que existe, formo parte de Él. Por último, Amén es el vocablo que en el mundo cristiano se usa para cerrar una oración o plegaria, y al emplearlo estoy honrando esta filosofía que forma parte de mi acervo ideológico.