La meditación es una de esas palabras que están de moda últimamente en la cultura occidental.
Según la definición de Wikipedia: describe la práctica de un estado de atención concentrada, sobre un objeto externo, pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración.
La meditación se caracteriza normalmente por tener algunos de estos rasgos:
Un estado de concentración sobre la realidad del momento presente
Un estado experimentado cuando la mente se disuelve y es libre de sus propios pensamientos
Una concentración en la cual la atención es liberada de su actividad común y es focalizada en Dios (propio de las religiones teístas)
Una focalización de la mente en un único objeto de percepción, como por ejemplo la respiración o la recitación constante de un vocablo o de una sucesión de ellos.
La meditación no sólo puede tener propósitos religiosos sino estar también enfocada en el mantenimiento de la salud física o mental, e incluso puede tener propósitos de conexión cósmica para encontrar respuestas a preguntas universales que a lo largo de la Historia el ser humano ha tenido[cita requerida]. Existe una amplia variedad de guías y enseñanzas para la meditación, que van desde las que se presentan en las religiones hasta las terapéuticas, pasando por las ideologías propias de ciertos individuos.
Uno de los problemas que yo veo bajo mi punto de vista, y considerando que no soy un letrado en este tipo de actividades, es que se le otorga un carga religiosa o de misticismo, como por ejemplo el hecho de poder levitar. O una conexión con Dios.
Como muchas otras cosas, lo mejor es experimentarlo y vivenciarlo para poder dar respuesta a qué es la meditación para uno mismo. Incluso puede variar con el paso del tiempo.
En mi caso reconozco que tengo cierta flexibilidad para adoptar la postura de semiloto, loto. Es esa postura que se doblan las rodillas y se pone un pie sobre una pierna. O cada pie sobre cada pierna.
Para mi, la meditación empieza con el hecho de relajarse físicamente. Yo tengo un sistema infalible en mis manos, ya que cuando me relajo, empiezan a calentarse. Es decir que dispongo de un método empírico que me indica que estoy relajado.
Luego intento focalizar mi atención plena en mi respiración, contando las respiraciones de 1 a 4. Hasta aquí todo es muy bonito, pero nada más lejos de la realidad.
En cuanto llevo unos minutos, mi mente empieza a descontarse, cuenta hasta 6,8, o se distrae en otra cosa. Empiezan a venir recuerdos a mi mente de cosas que he pensado antes o que he hecho antes. O incluso cosas que tendré que hacer luego.
Pero no pasa nada, sigo focalizando mi atención en la respiración de nuevo.
A la que llevo 10 minutos, mi mente ya empieza a boicotearme.
"Mira que ya llevas mucho rato",
"Seguro que el timer se ha estropeado, y si no suena nunca? Y si te quedas meditando horas y horas?" "Ya debe ser la hora de acabar"
"Por hoy ya es suficiente"
De nuevo, sigo focalizando mi atención en la respiración y justo cuando lo consigo de nuevo, suena el timer. Es como una prueba que tengo que pasar y cuando la paso, justo acaba la sesión, es algo curioso.
Entonces, cual es mi objetivo? Para mi, es mejorar la salud. Liberarte del estrés, tanto físico como mental, aunque sólo sean 15 minutos al día, es un beneficio. Es ocuparte de ti mismo, cuidarte de otro aspecto de ti mismo. Y no hay excusas, mucha gente puede disponer de este tiempo si realmente se lo propone.
Llevo un mes practicando y considero que estoy empezando, aún así, lo comparto para quitarle esa carga o esa etiqueta que se asocia a la meditación. Ya veremos si consigo iluminarme algún día, conectar con la Fuente, o simplemente estar mejor. De momento, es altamente recomendable.
Con la práctica posiblemente irás experimentando sensaciones sutiles del cuerpo. Por ejemplo, los latidos del corazón. No necesariamente los notarás siempre que te pongas a meditar. Tampoco hay que obsesionarse en experimentarlo ya que esa misma idea nos saca del objetivo de la meditación. Deja que ocurra, si tiene que ocurrir.
En el modo de vida habitual, estamos tan desconectados de nuestro cuerpo que vivimos en un estado de "ilusión mental". El hecho de calmar la mente y poder escuchar tus propios latidos, te da una sensación de Vida. No hay nada más corporal que sentir como late tu corazón, y lo conectado que estás con la Vida.
Algo parecido ocurre con la respiración, habitualmente no somos conscientes de nuestra respiración. Si fijas tu atención hacia dentro de ti te das cuenta de que en ese momento estás tan lleno de Vida que todos los pensamientos se diluyen.
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