Se me ocurren pocas cosas que puedan doler más que ser sustituido por alguien más. No creo que en este momento pueda decirte por qué se deba este fenómeno, pero realmente debe de haber un aspecto que no consideramos y es por eso que tendemos a hacernos las víctimas ante estas situaciones.
Todos tenemos un propósito; todos tenemos una razón de estar aquí, en esta aventura que llaman vida. Pero por alguna razón todos terminamos olvidandonos de nosotros mismos en algún punto de este juego y es por eso que terminamos siendo sustituidos irreparablemente. Para que quede claro, cuando nos olvidamos de nosotros mismos somos nosotros los que nos sustituimos en primer lugar; volvamos a ser lo que debemos ser... No eso que los demás creen sobre nosotros, sino lo que nosotros en nuestro interior sabemos que debemos ser.
El dolor debe ser enfocado de tal forma que te ayude a afrontar la situación. Ya perteneces a otro lugar, no busques volver a un lugar donde ya no eres bien recibido; establece bien tus ideales y no los abandones por nada. Sé firme con lo que crees, sé tú mismo y entonces te darás cuenta de que has llegado a un punto en que sencillamente eres insustituible.