La desaparición de Kevin Palmer - Parte 1
Las islas Arbalestas son un grupo de islas cercanas a la costa, se componen de majestuosas formaciones rocosas esculpidas por la naturaleza.
En sus playas reposaban cientos de lobos marinos, mientras grandes colonias de aves saturan las costas rocosas.
Actualmente era el amanecer y como de costumbre, lanchas llenas de turistas se congregaban frente a las costas de las islas Arbalestas.
Un joven turista llevaba un chaleco salvavidas demasiado grande para él. Parecía ser de unos 14 ó 15 años, delgado y de tez pálida.
Aunque el joven tenía un rostro serio mientras escuchaba al guía, era incapaz de ocultar su mirada llena de astucia e ingenio, delatando un poco de su personalidad.
Su nombre era Kevin Palmer, y había abandonado su habitual actitud apática.
Hace unos minutos, una extraña sensación de inquietud lo invadió.
No fue capaz de explicarlo, su intuición le dijo que no era un buen presagio.
Y Kevin Palmer siempre confiaba en su intuición. Desde muy pequeño la consideraba como su tesoro.
Si era para advertirle cuando debía de huir para evitar ser castigado o si se trataba de resolver los exámenes de opción múltiple con 100% de probabilidad de acierto, su intuición jamás lo abandonó.
Así de absurda es su habilidad casi al punto de ser llamada sobrenatural.
Pero ahora, sólo podía pensar: ‘Me verían como un loco si intento advertir a alguien.’
No se podía evitar, Kevin no tenía forma de explicarlo.
En su situación sólo podía tensar los nervios y mantenerse en estado vigilante.
El inusual aura de seriedad que lo rodeaba sorprendió incluso a sus mejores amigos.
Si alguien preguntara a sus 33 compañeros de clase, ‘¿quién es el alumno más holgazán?’. Sin duda, 34 dedos apuntarían a Kevin Palmer. Incluso la profesora de turno no dudaría en señalarlo.
La situación de Kevin Palmer en el aula de clases se resumía como: “Ausente” o “Durmiendo”. Pero contra toda lógica, sus notas siempre lograban estar entre las más altas.
Era un dolor de cabeza para sus profesores y la envidia de sus compañeros más aplicados.
En un día normal su presencia sería una molestia para casi todos en el aula, con excepción de su pequeño grupo de amigos.
Pero ahora eso no importaba, no era un día de clases normal.
Abordo de una lancha con capacidad para 40 personas, Kevin Palmer, junto con sus compañeros del 3-C de la secundaria “Nueva Kelser”, habían asistido a la excursión escolar con el objetivo de aprender la fauna de la región.
Debido a las regulaciones de las Islas Arbalestas, las lanchas turísticas no se acercaban demasiado a las costas.
Pero eso no fue impedimento para los estudiantes que aprovechaban cualquier oportunidad para tomar fotos desde sus ubicaciones.
Kevin se encontraba agotado. Pasó más de una hora de viaje y su presagio todavía no se hacía realidad.
‘Parece que por primera vez mi intuición me falló.’ Se sentía decepcionado, su preocupación fue en vano.
Con el fin de relajar su mente, abrió en secreto un empaque de papas fritas extremadamente grasosas que logró extorsionar de su obeso compañero de asiento, después de que lo había amenazado con delatarlo a la profesora.
“¿Por qué me miras así?, son sólo unas papas fritas, ¿acaso no puedes compartir con tu amigo?” Dijo Kevin profundamente agraviado mientras comía, a pesar de las miradas llenas de rencor de su obeso amigo.
El recorrido turístico progresó con normalidad.
Pero cuando Kevin Palmer estaba a punto de volver a extorsionar, ¡no!, pedir amablemente a su compañero otro empaque de snacks...
...Frente a la zona de los pelícanos, sintió el cambio por primera vez.
Una sensación indescriptible apretaba su corazón, varias veces más fuerte de lo que había sentido hace una hora.
Su tensión aumentó y empezó a sudar frío.
“¡Qué mierda está pasando!”
Kevin no pudo evitar decirlo en voz alta, ignorando que la profesora se encontraba a unos asientos delante de él. Y cuando estaba a punto de ser reprendido…
Cientos de lobos marinos emitieron un rugido ensordecedor.
En pánico, cada turista en las cercanías bloqueó sus oídos.
En las costas, los desesperados lobos marinos movían sus protuberantes cuerpos al mar para emprender lo que parecía ser una huida.
Al mismo tiempo, miles de aves plegaron sus alas y con fuertes graznidos tomaron vuelo.
El cielo fue cubierto por la densa y caótica bandada.
En sólo una decena de segundos, toda la población de animales había abandonado las islas.
El capitán fue el primero en recuperarse de su estupor. En todos sus años de trabajo nunca había enfrentado este tipo de situación, sólo le bastó un segundo para considerar que lo mejor era dar la vuelta y volver a tierra firme.
Pero cuando se disponía a hacerlo, el guía palmeó su hombro mientras señalaba a un lugar en el mar.
La cara del capitán perdió todo su color.
La pupila de Kevin se dilató. Voces de asombro y gritos de terror resonaron en la lancha cuando vieron lo que el guía señalaba.
Todos los presentes no podían creer lo que veían.
En el oeste, a aproximadamente unos 600 metros de distancia.
Sobre la superficie del mar, donde Kevin Palmer podía jurar que no había nada hace un momento…
Una telaraña de rayos negros se expandía a una velocidad visible.
En el parpadeo de un ojo, esa cosa se transformó en una esfera oscura y gigante, del tamaño de una casa de dos pisos.
“¡Bajen sus cabezas y agarrense fuerte!”
Nadie dudó ante el rugido del capitán, rápidamente obedecieron sus órdenes.
Se oyeron instrucciones similares en las embarcaciones cercanas.
En tan solo unos segundos, una flota de 9 lanchas turísticas huía a toda velocidad.
Ni siquiera había transcurrido un minuto desde que empezó toda la situación anormal y Kevin Palmer todavía no lo podía creer.
Llegó a la conclusión de que sus extrañas sensaciones y los eventos actuales estaban vinculados.
Pero cuando pensaba que tenía una especie de sexto sentido, la lancha comenzó a desacelerar.
Kevin Palmer alzó la vista para ver lo que sucedía.
Se arrepintió en un instante.
No muy lejos, una gigantesca formación rocosa de la isla se desmoronaba, la sola vista le hizo tragar saliva.
En ese momento, Kevin vio el terrible destino de los turistas que huían en otra lancha.
Una roca del tamaño de un camión impactó contra esa embarcación.
Aunque la lancha que transportaba a Kevin y a sus compañeros no se vio afectada directamente, la colisión causó que la zona se vuelva caótica.
Para Kevin, que tenía las manos embarradas con la grasa de las papas fritas, la situación le hizo descuidar su débil agarre, junto a la oscilación de la lancha, se convirtió en el cóctel perfecto para un accidente.
Kevin Palmer perdió el equilibrio y cayó al mar.
Toda su vida pasó por sus ojos, ni siquiera pudo llorar por su desgracia.
Su único arrepentimiento fue comer las malditas papas fritas.
Y aunque no se arrepentía por extorsionar a su amigo...
‘¡Gordo de mierda!’
‘!Jódete tú y tu comida chatarra!’, no se olvidó de maldecir en su mente al obeso compañero que se sentó a su lado.
CONTINUARÁ…
Comentarios del Autor
Mi nombre es Cymo, fan de los JoJo's, admirador secreto del Marcianito 100% real y también el escritor de “DEVA”, espero que la novela sea de tu agrado y puedas acompañar a Kevin Palmer en su aventura. Si tienen sugerencias u opiniones, pueden hacerlo en los comentarios o en el facebook oficial https://www.facebook.com/DevaNovelaEs/
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