¡Yo prevaleceré!

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Después de caminar por más de tres horas sobre la tierra húmeda.

Kevin Palmer no encontró el menor rastro de comida o agua potable.

“¡¿Es así como voy a morir?!”

‘Sobreviví a la paranormal situación de ser tragado por una esfera alienígena, pero ahora estoy muriendo de hambre ¿acaso los extraterrestres quieren verme sufrir?’

Cuando pensó en detenerse para descansar...

Por el rabillo del ojo vio una cosa naranja bajo la arena.

Centró su atención en ese lugar.

Sobre la arena, a medio enterrar, había un cuerpo que llevaba un chaleco salvavidas naranja.

Pero, con una visión más detallada, siete, eran siete los cuerpos enterrados en la arena.

Kevin fue incapaz de contener su impresión, todo su flujo gástrico fue en sentido opuesto.

Después de vomitar, aclaró un poco sus pensamientos y no le fue difícil adivinar que eran las víctimas del desprendimiento del acantilado en las islas Arbalestas.

Sentía debilidad en sus piernas cuando llegó a la realización de que si no hubiera encontrado una manera de sobrevivir sólo sería un cadáver más.

Pero todo su malestar emocional fue aplastado en su corazón.

Un profundo deseo surgió como una pequeña llama dentro de su pecho, era un deseo instintivo, el más primitivos de los seres vivos.

Sobrevivir.

‘No voy a terminar como un cuerpo inerte en un lugar desconocido, tengo una familia esperándome en casa, todavía tengo 14 años y aún no he conseguido una novia.’

Reafirmando su deseo, Kevin se acercó lentamente y buscó entre los cuerpos uno a uno, mientras murmuraba palabras de disculpas.

Cuando terminó, respiró aliviado antes de volver a vomitar, su cosecha no fue poca, encontró algunos alimentos empaquetados y unas cuantas botellas de agua.

Tomó unas cuantas pertenencias personales de los fallecidos y las guardó. Si lograba salir de aquí, se los daría a sus familiares.

Kevin se marchó rápidamente, volvió al lugar donde había aparecido por primera vez.

"¡ja- JÁ!”, con un ridículo sonido, acentuado en la última “ja”, incapaz de ser llamado una risa normal, empezó a hablar consigo mismo.

“Con esto puedo sobrevivir por unos días, hasta que encuentre alguna forma de escapar de este maldito lugar."

Pero antes de empezar a abrir un empaque de comida...

Una sonrisa se dibujó en su rostro, ahora que tenía algo de tiempo para relajarse. Su situación le recordó a una película de Hollywood, donde un analista de sistemas naufragó en una isla; el balón que acompañó al protagonista en su soledad fue el personaje que más le agradó a Kevin.

Miró detrás suyo y a pesar de que no tenía un balón, estaba el trozo de madera que salvó su vida.

Tomó la madera y con una navaja suiza que perteneció a uno de los fallecidos, dibujó un par de ojos irregulares junto con una sonrisa torcida.

“De ahora en adelante, tu nombre será『Tablón』. Uhhh ja-JÁ.”

Su absurdo comportamiento le hizo soltar la ridícula risa que se volvía cada vez más frecuente. Sólo quería relajarse un poco al nombrar a 『Tablón』, pero Kevin no sabía que la amistad que comenzó como una broma llegaría a ser más fuerte y profunda que la del náufrago y su balón.

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"Ahhrg, aquí viene otra vez"

Con un rostro sucio, ropas desgarradas y la apariencia de un vagabundo, Kevin Palmer corrió para protegerse de la onda expansiva.

Rezando para que esta vez no estuviera cerca, asomó la cabeza para ver en dónde sería el impacto.

Una enorme flecha de energía o eso parecía serlo, que emitía un resplandor violeta, apareció desde la pared metálica.

Surcando el cielo como si fuera un cohete espacial, continuó su trayectoria ascendente, hasta que finalmente impactó con el techo del firmamento.

Fue una magnífica explosión.

Ni siquiera los más extravagantes fuegos artificiales eran capaces de mostrar tal espectáculo.

El “plano” entero tembló. Cuando la explosión finalmente se había dispersado, reveló el desastre.

Una grieta apareció en cielo como si fuera un vidrio roto por una piedra.

Inmediatamente, cada rastro del impacto se borraba a una velocidad visible.

Para Kevin, esta no era la primera vez que veía algo parecido.

Hace aproximadamente tres meses llegó a este lugar, y la voz que escuchó el primer día no se volvió a presentar.

Cada día era una lucha por la supervivencia.

A pesar que no había forma de distinguir el día de la noche, el reloj que había tomado de uno de los cadáveres le daba una idea de la cantidad de tiempo que pasó.

Además del reloj, Kevin también encontró algunas cosas útiles que la marea trajo, como herramientas de primeros auxilios y un tanque de oxígeno para bucear, todos eran los restos del bote de turistas accidentado.

Kevin Palmer sobrevivió con relativa normalidad las primeras dos semanas. Había pensado que el agua sería lo primero en acabarse, pero afortunadamente cada dos o tres días era bendecido con una lluvia ligera, usando todo su ingenio fue capaz de almacenar algo de agua.

Intentó atrapar algunos peces, pero falló en cada intento. Después de un tiempo se cansó e ignoró la pesca.

Se concentró en administrar sus raciones con inteligencia, pero en un lugar lleno de arena y mar, sus raciones se agotaron en la tercera semana.

La esperanza fue lo único que lo mantuvo en pie, recordó los cadáveres de los turistas y reafirmó su deseo de supervivencia.

En su desesperación, Kevin Palmer decidió comer los lobos marinos muertos que fueron arrastrados a las costas.

Recogiendo algunos pedazos de madera, se las arregló para hacer una fogata, tuvo el corazón para no usar a Tablón como combustible.

Debido a su ignorancia en la cocina, cortó bruscamente un pedazo de carne del lobo marino, la empaló y la puso al fuego.

Era la primera vez que conseguía carne en mucho tiempo, y aunque no tenía condimentos, sus propias lágrimas de felicidad goteaban sobre la carne, dándole un delicado sabor salado.

No duden de la capacidad de adaptación de un ser humano, aunque 9 de cada 10 personas morirían en su situación, Kevin Palmer, para la semana siguiente, ya había recuperado algo de su compostura.

Las lágrimas se habían secado, sus emociones y sentimientos se endurecieron. Sin darse cuenta, su comportamiento cambió.

A sus 14 años, Kevin Palmer había madurado.

Al inicio del segundo mes, su frágil estabilidad fue amenazada por una lanza de energía que atravesó el cielo, aunque el impacto fue lejano, la onda expansiva afectó a Kevin.

Sus oídos fueron dañados, por el resto del día no pudo oír bien.

Cada 2 a 4 días, una lanza, una flecha o algún tipo de arma excéntrica atacaba el cielo. Algunas no eran lo suficientemente fuertes, otras hacían que Kevin temblara como una hormiga delante de un elefante.

Si no fuera por su excepcional intuición ya sería un cadáver.

Había perdido la cuenta de las veces que estuvo a punto de morir.

Tres meses habían pasado y una infinidad de problemas lo azotaron, pero fue capaz de vivir, superando cada obstáculo.

La apariencia de un estudiante había desaparecido por completo, ahora la voluntad en sus ojos no vacilaba.

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“¡Es el momento!”

Kevin respiró profundamente, se aseguró que las provisiones estuvieran fuertemente atadas a su cuerpo.

“Este maldito lugar está condenado por las explosiones.”

Hace un par de días, se dio cuenta de que algunas de las masas de energía sin fuerza suficiente se estrellaban en el mar, formando una brecha en el espacio de este “plano”. Las brechas se mantenían por un par de minutos y durante ese tiempo, absorbían todo lo que estaba cerca.

“Sólo tengo que huir por esa fisura” para un Kevin que había agotado todas sus ideas para escapar, era el único plan que podía pensar.

Y hace unos momentos, frente a la orilla oeste de la isla, una brecha surgió del impacto.

Inmediatamente, Kevin cogió todo lo que había preparado, incluido a Tablón. Ya no tenía ningún pensamiento persistente sobre este lugar.

Se acomodó la boquilla del tanque de oxígeno y se lanzó al mar.

Forzó su camino hacia la fisura que estaba a punto de cerrarse.

Sin pensarlo mucho, se arrojó a la brecha.

“Por fin, lejos de este maldito lugar.”

Sentía el mismo dolor que cuando fue tragado por la esfera, pero esta vez luchó por mantener su conciencia.

La situación que parecía eterna duró sólo unos segundos, hasta que la leve brisa golpeó su piel.

Estaba de rodillas sobre una superficie rocosa, su visión todavía no se recuperaba. A pesar del dolor que invadía su cuerpo, se consoló pensando que este lugar ya no era el mar.

Se quitó la boquilla del tanque de oxígeno para respirar cómodamente, pero cuando lo hizo…

Por mucho que forzara sus pulmones en el aire, tenía la sensación de ahogarse.

Asustado más allá de su ingenio, rápidamente volvió a ponerse la boquilla, y al momento que se disponía a pensar en lo que pasaba, la extraña voz del primer día volvió a comunicarse.

[Emergencia, el individuo ha abandonado el plano de origen].

[El plano 8558 no posee oxígeno, se recomienda retornar al plano de origen].

[Alerta, el sistema de soporte es incapaz de retornarlo].

[Posibilidades de supervivencia del individuo...].

[% 0.0004].

‘¿No hay oxigeno? ¿Este lugar no tiene oxígeno? ¿Entonces sólo podré vivir hasta que el tanque de oxígeno se agote?’.

Kevin quería gritar, había escapado de un abismo, sólo para hundirse en el infierno.

Pero a pesar de todo, aunque ridícula, todavía había una pequeña posibilidad de supervivencia.

‘No importa cuán cerca esté de la muerte, ¡yo prevaleceré!

Kevin Palmer miró la válvula de presión, abrazó a Tablón, y con toda la voluntad posible, empezó a buscar una forma de escapar del destino.

CONTINUARÁ…

Comentarios del Autor

Ohhh, Kevin sobrevivió tres meses solo en una isla, ¿Dudas de que un estudiante de 14 años pueda sobrevivir?, ¿Planeas abandonar la novela por tener situaciones poco creíbles y nada reales?.

Te reto a hacer un experimento social:

Primero secuestra a 100 estudiantes entre 14 y 15 años; Segundo, abandónalos a cada uno, en una isla diferente.

Te aseguro que después de tres meses al menos un par de ellos estarán vivos. (*)

Comenta los resultados de tu experimento aquí o en el facebook oficial https://www.facebook.com/DevaNovelaEs/

(*) El autor no se hace responsable de tus delitos al realizar el experimento