A esta hora 5:25am del 24 de marzo del 2018, estoy despierto con mi hoja y mi lápiz escribiendo; escribo antes de que todo desaparezca de mi memoria, los sueños que he tenido esta noche fueron bastante particulares especialmente el último, y solo este me ha robado el sueño y me ha impulsado a querer anotarlo todo para futuros horrores, puesto que mi mano y mi mente se han vuelto una sola, dejando a mis otros sentidos antes de que el abrazo del olvido se lo lleve todo.

El primer sueño que tuve fue para mí hermoso, soñé que estaba en el espacio sentado en un asteroide, y mujeres de cuerpos voluptuosos y desnudos nadaban en la vía láctea, cantando bellas canciones todas al unísono de su hermosa melodía, quizás esperando por un amante astral. Imaginé que eran sirenas del espacio por la manera que en que buscaban el oído del algún incauto, me miraban y sonreían y después me ignoraban hasta que se alejaban por completo en el infinito vacío. Lleno de oscuridad y sin estrellas a mi alrededor, me encontré rodeado de una nube negra y en un instante todo desapareció.

Después… aparecí en mi otro sueño, en un parpadeo estaba en un campo dorado de trigo, y frente a mi estaba un anciana con los ojos vendados y un bastón, junto ella una pequeña niña vestida con una capucha azul que llevaba una bola de cristal llena de monedas, la pequeña agitó la bola para sacar una de las monedas y me la ofreció, y en ese momento la anciana soltó una sonrisa, y en el fondo se escuchaba el sonido melodioso de una viola que acariciaba mis oídos con dulzura, recuerdo muy bien que era hermoso, llegue a extasiarme hasta que, de repente, perdí todo contacto con ese mundo irreal para transportarme a otro, caí en un vacío más y más profundo sin ninguna cosa que me orientara hasta que todo se oscureció, y de repente, aparecí en lo que parecía ser una especie de ciudad olvidada y antigua, y completamente singular.

Este era el último sueño, el que no pude calificar de otra manera sino más bien como una pesadilla y fue tan terrible el horror que me marcó para llevármelo al mundo real. Al mirar el cielo, noté que estaba en una ciudad en las profundidades del mar, ya que este era de agua, y seres acuáticos pasaban por encima de él, como no vi salida y estaba varado en medio de quien sabe que, decidí explorar la ciudad, estaba extrañado de todo lo que veía ahí, y la curiosidad me elevó a hacerme un sin fin de preguntas que al darme cuenta después, no tenían sentido ahora tratándose de un sueño.

Las calles, las casas, las avenidas, estaban construidas de una manera tan ordinaria y extraterrena, a pesar de que la ciudad se veía vieja las construcciones aún estaban conservadas; edificaciones amorfas, arquitectura espantosa y sin sentido, símbolos y estelas con algún significado que desconozco, calles que llevaban a ningún lugar, esculturas que hacían alusiones a seres que tenían cuerpo de hombre y cabeza de anfibio, que se encontraban en todas partes, la ciudad era enorme y largo era el sueño, no sé cuánto caminé pero quería explorarlo todo, verlo todo, investigarlo todo, quería ver de qué se trataba y cuál era la historia de esa ciudad que solo albergaba espanto e impresión.

Cada calle estaba más arruinada que la anterior, y a medida que me adentraba cada vez más a explorar me sentía mareado, el suelo se movía como si temblara y los edificios carrasposos se volvían borrosos a mi vista, transparentes y deformes, era como si la ciudad cambiara de forma. Al salir de los limites de la ciudad, empecé a recobrar la compostura, y terminé en un terreno plano donde se encontraban más esculturas de ídolos y pictogramas con símbolos de extraños animales y signos, había un camino de estelas que llevaban hacia una colina enorme, y al pie de esta unas escaleras que te llevaban a la cima, donde me esperó otro suelo plano pero construido sin algún objeto aparente, y fue ahí cuando la vi.

Una enorme estatua de jade, como de treinta metros más o menos, con la forma de una criatura monstruosa y horripilante, nunca creí ver algo así en mi vida ni siquiera en un sueño, tenía cabeza de cefalópodo, cuerpo de dragón y alas de murciélago, y sus ojos ¡Dios, esos horribles ojos! Aún los recuerdo con miedo, mi mano tiembla al escribir esta parte porque estoy recordando esos amarillos y enormes ojos de serpiente, que me miraban con profundidad, denotando mi presencia, atacándome con su intensidad, queriendo hacerme el peor de los daños, convirtiéndome en vástago insignificante de su locura.

No dejo de pensar en esos ojos, y en la pesadilla no dejaba de mirarlos, a pesar de la distancia sentía que se acercaban y me miraban cada vez más de cerca, hasta que escuché gritos de hombres desesperados al pie de la enorme estatua de jade y efectivamente, tres hombres heridos y con ropas desgarradas amarrados a tres postes de madera estaban frente a la estatua, no había nada ni nadie por ahí cerca, solo ellos frente a la estatua, pedían auxilio a gritos pero en ese momento, estaba completamente paralizado del miedo, mi cuerpo no reaccionaba y no sabía qué hacer, no podía siquiera gritar, ni cerrar los ojos, me congelé por completo, solo sentía los golpes de mi corazón en mi pecho retumbando con más y más fuerza; fue entonces cuando el horror comenzó, el suelo comenzó a temblar, y el lugar donde estaba parado se agrietó un poco, y la enorme criatura de jade comenzó a presentar en toda su dimensión grandes fisuras destrozándose poco a poco, revelando debajo de toda esa capa un ser escamoso, con piel verde oscura y garras grises y afiladas, y los tentáculos de su cefalópodo rostro se movían y se retorcían constantemente, dejando salir un rugido desmoronador.

La bestia se levantó erguida sobre sus dos patas de dinosaurio y miró hacia abajo con sus penetrantes ojos de serpiente a los tres hombres estancados en las fauces de su final, gritaban esta vez mas despavoridos y se retorcían intentando liberarse de su apresamiento; no quería ver lo que sucedería a continuación, pero al parecer no tenía otra opción ya que no podía mover ningún musculo de mi cuerpo ni siquiera los párpados de mis ojos, estaba obligado, al parecer, a mirar el espantoso espectáculo.

A continuación el monstruo extendió uno de sus brazos colosales y repugnantes hacia abajo y tomó a uno de los hombres a sus pies, y en un instante lo devoró en cuestión de segundos con su pico de ser acuático, dejando un espantoso sonido de crujir y la sangre resbalándose de sus tentáculos; fue tan nauseabundo que me sentí mareado y quería vomitar, pero la parálisis no me permitía ni siquiera tragar la saliva de mi garganta.

Llegó un momento en que ya no sentía mi cuerpo, y el color de todas las cosas se tornaba cada vez más gris; inmediatamente, después de haber devorado al primer hombre la criatura fue por el segundo, devorándolo de la misma manera, el desagrado fue igual, aún pensaba en el mal que me había provocado cuando devoró al primer hombre y no dejaba de sentir una sensación extraña como si un veneno recorriera todo mi cuerpo; lo mismo me pasó cuando devoró al tercer hombre que gritando a suplicas, fue masticado y engullido pero esta vez con más rapidez.

En ese momento, en medio del asco, el miedo y el pánico de saber que el siguiente era yo, intenté mover con desespero todos los músculos de mi cuerpo, cual sea, no quería terminar así, en un lugar extraño y devorado por un monstruo gigante; pero no pasaba nada, mi cuerpo no reaccionaba, ni un pequeño chasquido, estaba solo y a punto de morir. Como lo temí, la criatura se acercó a mí dando enormes y turbulentos pasos, yo solo podía mantener mi mirada fija en esos ojos de serpiente brillantes y amarillos, incluso cuando extendió su brazo para tomarme, no dejaba de mirar esos ojos; entonces sucedió que, cuando sus horripilantes garras estaban a punto de tomarme caí en lo que pareció ser una oscuridad que me rodeó por completo, y caí en otro vacío como en los otros dos sueños anteriores.

En ese momento mi cuerpo reaccionó, y desperté agitado y gritando con todas mis fuerzas, fue cuando me di cuenta que estaba en mi habitación y encendí la luz temblando y me tiré al piso por un momento, fui al baño y me mojé la cara y luego regresé a mi cuarto y me senté en mi escritorio, no pude conciliar el sueño hasta este momento, solo quería escribir todo lo de esta noche; no creo que vuelva a dormir hasta la noche de hoy, ya que no dejo de pensar en esa pesadilla, en esa ciudad, en ese colosal monstruo que pareciera que viniera de otra dimensión, y en especial en esos brillantes, terroríficos y penetrantes ojos amarillos.