¿De qué me sirven un millón de dólares si yo lo que quiero es dormir?

Imagínese que usted tiene sueño, tiene mucho sueño. Está en perfecta sintonía con su ambiente, con su naturaleza, y no desea nada, absolutamente nada, excepto dormir.

¿Qué pasaría si en esas condiciones, yo le entregara un millón de dólares?

¿Qué harías?

¿Pagar la renta? ¿Comprarse una casa nueva, quizás un carro? ¿Los gastarías en lujos? ¿Los invertirías en crypto?

No. Ya aclaramos que lo único que usted quiere es dormir. Usted no quiere un millón de dólares, eso lo aclaramos arriba, usted solo quiere dormir. ¿Qué haría con ese millón de dólares? Nada. Ni siquiera los aceptaría.

Quizás usted piense, bueno, eso quería pero ya no, ¿Qué no se puede cambiar de opinión?

Está bien. Le daré el millón de dólares, pero sabe que más voy a hacer, voy a desaparecer a todas las personas, a todos los seres vivientes, a todo lo que tenga alma de este escenario hipotético.

¿Ahora qué vas a hacer? ¿Se va a quedar con el millón de dólares, o se acostara a dormir de una buena vez?

Ah, ya veo, entonces se acostara a dormir.

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Vio lo que acabo de hacer, acabo de darle una magnifica lección, si tiene sueño acuéstese a dormir. No, no era eso, aunque eso también debería hacerlo, el objetivo de eso no era ese.

El valor de las cosas es subjetivo, no está dictado por nada inherente a las cosas, esta dictado por nuestros intereses. De allí a que si tengas sueño, será mejor buscar una cama que un millón de dólares.

El ejemplo es absurdo por supuesto, pero no por eso está mal el mensaje.

En economía existe algo llamado el principio de escasez, mientras algo más escaso es, mayor es el valor. Pero, ¿Qué dicta la escasez? La escasez la dicta el deseo de las personas de obtener algo, así, 100 manzanas son abundantes si las personas solo quieren una, pero si las personas quieren un millón, las mismas 100 manzanas serán escasas.

Entonces, dependiendo de sus deseos, tener 100 manzanas puede representar escasez o abundancia. Así, si lo piensa por un momento, podrá percatarse de que usted es, en última instancia, quien decida qué tan rico es, que tan valioso es lo que tiene, y además, que tan satisfecho esta con lo que tiene.

Mientras más usted quiera lo que tiene, más valor estas cosas tendrán, lo que a su vez le hará estar más satisfecho con lo que tiene.

Mientras más usted quiera lo que no tiene, más valor esas cosas tendrán, lo que a su vez le hará más pobre, más insatisfecho, lo que se traduce en sufrimiento, por no poder saciar una “necesidad”.

No debe confundir lo que digo con apego material. Si le da valor a las cosas que usted tiene, eso es porque comprende su porqué, es decir, porque comprendes el propósito y el significado de las cosas que tienes.

Tampoco debe confundir lo que digo con conformismo, pues el conformismo se da cuando usted cambia sus necesidades para adaptarse a las circunstancias, yo le estoy diciendo lo contrario, cambie las circunstancias para que se adapten a sus necesidades.

Entonces, para concluir, mientras más valor le des a lo que te falta, más pobre serás, mientras más valor le des a lo que tienes, más rico, y todo esto se traduce en mayor o menor satisfacción y/o armonía con tu existencia y con tu estado.

No es más rico quien más tiene sino el que menos necesita

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