CUANDO LA FALDA NO HACE PANTALÓN

in spanish •  7 years ago 

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Cual ciudad de Amazonas, la mía es conducida por un matriarcado. A diferencia de la mítica ciudad de las mujeres guerreras, el matriarcado aquí no quiso serlo, es un matriarcado underground. Un poco cobarde porque no lo asume. Sé que en parte es algo obligado por la entrega carnal, por el abandono del hombre, por una conformación de familia errática, pero existe y además es muy fuerte. Lo compruebas muy temprano en las paradas de autobuses y donde muchas mujeres esperan impacientes para ir a trabajar o al mercado o al hospital. Hay más mujeres que hombres en esas paradas de autobuses. Igual en los actos de las escuelas, en los ambulatorios, en los cementerios y en las iglesias. Los hombres son como visitantes, tal habitante de otra urbe, no de ésta. Esto de nombrar por género a todo; es decir, ya no son médicos, ahora son médicos y médicas, abogadas y abogados, mecánicos y mecánicas todos fritos en un sartén donde se cocina un supuesto respeto a la igualdad de género. Pero es pura paja. Solo frieron la división entre los venezolanos. Divide y vencerás, británico y maquiavélico.

En las empresas se ve algo similar, el personal femenino es superior al masculino. Incluso, en los últimos tiempos ocupan puestos de trabajo tradicionalmente realizados por hombres, como es conducir un autobús, manejar un taxi, un camión o vender pescado en una carretilla o gerenciar una compañía.

He sido miembro de diversas directivas de gremios empresariales, tanto regionales, nacionales como internacionales. Bien como secretario general, vicepresidente, director o presidente y puedo afirmar que conozco de la presencia femenina en la dirección de empresas o de cargos de gran responsabilidad. En reuniones públicas, oficiales como informales, siempre a la mujer se la trató como a un igual, sin la necesidad de discutir si merecía o no estar u ocupar este o aquel puesto. Solo importaban los resultados. Nunca ningún hombre comentó la posibilidad de sacar o impedir a una mujer ser directivo. Pero esto es aquí, en Venezuela y este comportamiento inclusivo no nació en esta barbarie llamada V República, eso sería mucho pedir a un gobierno lleno de misóginos, homófobos, sádicos, machistas y, como parte intrínseca de su propia miseria, lleno de homosexuales, masoquistas, violadores y feminazis. Si por necesidades circunstanciales debía darse una reunión del petit comité, es decir, del cogollo, del grupito decisorio, para la toma de alguna decisión importante y si en la directiva había alguna o varias féminas se les avisaban e invitaban. Lo importante radicaba en su APORTE intelectual. Se decidía invitarlas o ellas nos invitaban. Nunca los hombres nos propusimos expulsar, impedir o menospreciar la opinión de una mujer. La tomábamos como se toma cualquier opinión no importando el timbre de la voz.

Creo que la mujer debe comportarse vestida de falda, no literalmente, sino intelectualmente. No puede ser hombre, no puede ser masculina, es mujer, creada así por Dios y éste en su inmensa sabiduría la hizo así por alguna razón de vida. Ella, la mujer tiene, además de la fortaleza intelectual como cualquier hombre, posee la bendición de producir vida. Por eso cuando escucho los problemas de género en otros países me preocupa cómo se acercan las mujeres a reclamar derechos de igualdad. Desde el inicio, se colocan como víctimas (no les quito la razón, pero…) y no como ser humano que reclama un trato igualitario. Pero ojo, este trato igualitario no puede ser total, hay diferencias naturales que obligan a considerar sensibles reglas o normas para convivir en una sociedad productiva, armónica, coherente y, paradójicamente, humana. No esa porquería llamada socialismo.

Me sorprende las mujeres de izquierda. Esas que son supuestas defensoras de la igualdad de trato comparativo con el hombre pero son a su vez misandrias. Es una doble moral, algo en ellas no marcha como debería y se aleja del principio de igualdad. Y este principio socialista de la igualdad es igual para todo lo que ellos quieren igualar. Igualan a todos hacia la miseria, ellos, obviamente se deslindan. Igualan a todos como esclavos, ellos son los amos. Y, sobre todo, igualan a las mujeres en una especia de gigantesco prostíbulo donde la explotación de sus dones sexuales será parte de la ofrenda al gobierno. Pecando de cierta estupidez, creo que en esta fase sexual las mujeres le sacan una morena al hombre. Es mucho más fácil para una mujer lograr un encuentro sexual con un desconocido que para un hombre. En todo caso, en estos tiempos de revolución veo una degradación social importante en esto de la igualdad femenina con el hombre. Hace unos pocos años, aquí en Venezuela un hombre para decir una mala palabra, una grosería delante de una mujer, primero lo pensaba dos veces y si decidía decirla ante se disculpaba apoyándose en eso de “con el permiso de la dama presente”. Hoy la mayoría de las mujeres tienen una cloaca en la boca. Y, dado que una de las cosas llamada herencia cultural se prolifera por conducta adquirida, imagínense las próximas generaciones de féminas revolucionarias. ¡No joda!

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En cuanto a los ingresos, en este país de exclusión y segregación parece ilógico que los sueldos sean establecidos sin dividir si es para hombre o para mujer. A nivel de empleo, el único impedimento entre contratar a un hombre o una mujer está en la posibilidad de embarazo y esto, lógicamente, conlleva unos costos implícitos para las empresas que hacen pensar dos y hasta tres veces el contratar a una mujer. En todo caso, como dije al principio, en esta ciudad primogénita del continente, quienes trabajan son las mujeres. Así que esto también se obvia. En cuanto al deporte profesional es donde veo la mayor injusticia en esto de derechos femeninos. Y es injusto para los hombres, no para las mujeres. Por ejemplo en el tenis profesional tradicionalmente un Gran Slam (Winbledon, Rollan Garros, USOPEN o Australian Open) el primer premio masculino era de, por ejemplo 1 millón de dólares y para la mujer con suerte llegaba a 500 mil. Hoy no, se homologaron los premios y es el mismo no importando el género. ¡Ah! Pero las mujeres juegan 2 set menos. Se les permite mayor tiempo para hidratación y descanso… entonces ¿Cuál es la igualdad?

Por estos días donde celebramos el día de la mujer, quisiera poder decir que el matriarcado tomó el poder, a ver si una gerencia pública permite el aliento divino que las hacedoras de vida llenan el mundo.

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