Nave, dime el paradero de mi amada
La luz del día se hace opaca por su tardía
En espera me encuentro y desvanecidos mis pensamientos
En ella he fijado el rumbo, pero perdido estoy en lo profundo
¡Oh nave! tu destino no es explícito y confundes con tu murmullo
Entregas migajas aun cuando no es lo tuyo
Agobias con tu silueta que a lo largo se divisa
Cansas pero no por tu prisa
La alegría de verte es fugaz y risible
Pues sé que pronto mostrarás tu agradable figura
Que comparto con alegría y dulzura
La presencia de mi amada y noble María Luna