“HOLA, SOY NIKOSI JHONSON Y TENGO SIDA”

En julio de 2000 hubo una gran conferencia sobre el SIDA en la ciudad de Durban en Sudáfrica. El día de la inauguración, las diez mil personas del público escucharon con atención a un niño surafricano de 11 años que subió y dio este conmovedor discurso:

“Hola me llamo NKOSI JOHNSON y tengo SIDA. Nací VIH positivo. Cuando tenía dos años vivía en un centro para personas infectadas de SIDA. Obviamente mi mamá también estaba infectada, pero ya no podía estar a su lado porque ella temía que en su pueblo se enteraran de que los dos estábamos infectados y nos echaran de allí. Sé que ella me quería muchísimo.
Luego el centro tuvo que cerrar por falta de dinero. Entonces Gail Johnson, mi mamá adoptiva, me llevó para su casa. Desde ese momento vivo con ella.
En 1997 mamá Gail me inscribió en la escuela. No fue fácil; parece que nadie sabía que hacer conmigo porque estaba infectado. Después dieron talleres sobre el SIDA a los padres y profesores de la escuela, para enseñarles a no tener miedo de un niño con SIDA. Estoy muy orgulloso de decir que ahora hay una política para admitir en las escuelas a todos los niños infectados. Cuando sea grande quiero dar conferencias sobre el SIDA a mucha gente. Quiero que todas sepan que no les va a dar SIDA si tocan, abrazan, besan o toman de la mano a alguien que está infectado.
Quiérannos y acéptennos; somos seres humanos y somos normales; tenemos manos, pies, podemos caminar, podemos hablar, necesidades al igual que los demás.
¡No nos tengan miedo, todos somos iguales!”.

fuente

Bellas palabras de un niño de 11 años. Sin embargo, seis meses después Nkosi se agravó. Lo visitaron muchos niños y adultos. Todos querían que mejorara, pero el 1 de Junio de 2001 murió tranquilamente mientras dormía. Acababa de cumplir 12 años.
Nkosi Johnson es un ejemplo para todos los niños del mundo. Fundó un hogar para madres pobres y niños con SIDA, y luchó por el derecho de esos niños a ir a la escuela y a ser tratados como los demás niños. Después de su muerte llegaron cartas y peluches de todas partes. Una niña escribió:

“Nkosi, te quiero y eres mi HÉROE. Luchaste hasta el final, y ahora espero que por fin puedas descansar. Te extrañaré”

¿Qué les pareció esta historia de la vida real?

El SIDA no es una enfermedad contagiosa. Es una enfermedad como cualquiera otra, que requiere de un tratamiento médico para poder sobrellevarla hasta el final. Las personas que la padecen necesitan mucho amor y comprensión, al igual que sus familiares más cercanos.
Nkosi Johnson es ejemplo a seguir por su valentía al enfrentar la vida, con tan solo 11 años de edad.

fuente