Un té, una toalla y una pastilla. Ése es quizás uno de los mejores recibimientos que nos ofrece la vida.
Hace algunos días, a las 7:00 de la noche, iba a casa después de salir del trabajo. La lluvia era incesante y calaba hasta los huesos. Caminé un largo trecho sin paraguas. En realidad, solo fueron 8 minutos de dedicarme a pensar para distraerme de las gotas, uno de ellos fue suficiente para decir: Gracias.
Di gracias, por tener el rostro mojado y recordar los recibimientos de mi Mamá cuando llovía. Ella solía darme una taza de malojillo con una pastilla para ahuyentar la gripe, una toalla para secarme y un trapo para no mojar el piso de la casa.
Ese día, apenas llegué a la casa, me dirigí empapado a mi cuarto. Escribí en una libreta, para no olvidarlo, “lluvia, trapo, secar, mojado, ya no más recibimientos”. ¿En qué momento pasamos a estar del lado equivocado del cielo?.
Muchas gracias por estar nuevamente acá leyendo nuestros cuenticos!
Recuerda pasarte por @topalina quién amablemente editó este texto, ella escribe cosas maravillosas, así que aprovecha la oportunidad de entretenerte de la mejor manera: Leyendo :)
Siempre apreciamos los comentarios constructivos, no dudes en escribir el tuyo.
Saludos desde Venezuela
Nice photo!
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Lindo relato. Un placer editar estas historias.
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