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En la primera de parte de esta historia (Los Cañoneros y yo, una historia (1)), les conté cómo fue toda la etapa previa hasta llegar al nacimiento del grupo. Hoy me gustaría reseñar lo que fue la primera etapa de Los Cañoneros y, mientras cuento la historia, ver cuáles elementos fueron los que le condujeron a tanto éxito, ya que éste es uno de los aspectos más interesantes de esta historia.

Si todos los aspectos que confluyeron para la proyección del trabajo de grupo, hubieran sido diseñados por una empresa de marketing, podríamos concluir que fue un trabajo extraordinario y sobresaliente, pero la verdad es que muchos de los factores ocurrieron de manera fortuita y fueron tomando forma por sí solos.

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Para el momento que el grupo irrumpe en la escena local, se puede decir que el único grupo activo que interpretaba música cañonera, eran “Los Antaños del Stadium” (Leer más acerca de este grupo en Los Antaños del Stadium in #danceweekend [English-Español-Deutsch]).

Ellos representaban algo así como lo que eran los Skatalites de la escena ska en Jamaica, o el Preservation Hall Jazz Band en el dixieland de Estados Unidos. Es decir, agrupaciones legendarias, con integrantes muy mayores de edad y una extremadamente larga trayectoria. Grupos que se convierten en referencias casi museísticas.

Por supuesto, un grupo de jóvenes entre 18 y 25 años de edad, con aspecto más de rockeros que de folcloristas, interpretando esa música ya resultó toda una novedad.

Para el momento de grabar el primer disco, es importante recordarlo, apenas llevábamos seis meses ensayando. Básicamente lo que hacíamos era repetir e ir mejorando la interpretación de cada canción, pero no había un planteamiento más profundo en cuanto a “concepto”. Pero lo que empezó a definir una “personalidad” en el grupo eran las distintas influencias que tenía cada uno de nosotros.

Veamos a cada uno de los integrantes.

Hely Orsini, Voz solista

Hely, al igual que yo tuvo su formación en Europa y sus inicios musicales fueron allá, interpretando repertorio latinoamericano y tradicional venezolano. En 1982, cuando empezamos con Los Cañoneros, Hely estaba viviendo en México y allá ya había adelantado una carreara musical, que incluía un disco como solista. Interpretaba los géneros musicales antes mencionados y parte del nuevo repertorio latinoamericano, el cual era de mucha importancia en México.

Su primer disco solista, incluía también canciones de Finlandia, Tanzania y Sudáfrica. Ella se situaba en el mismo ambiente musical y al mismo nivel de cantantes como Tania Libertad, Eugenia León y Guadalupe Pineda, entre otras.

_{Hely, Ylich, Andrés, Arnaldo y Augusto}

Augusto Rousset

El saxofonista del grupo, cuando empezamos a ensayar el repertorio de la obra teatral “La Verdadera historia de Alma Llanera”, tenía apenas 6 meses estudiando el instrumento. Sin embargo, ser hijo de un violinista le había hecho estar bien informado musicalmente. Era un amante del jazz y la mayoría de sus ejercicios de estudio los hacía sobre la base de este género musical.

Andrés Rousset

El más joven del grupo se encontraba estudiando violoncelo al momento de ingresar al grupo. A pesar de sus estudios en música clásica, era el más rockero del grupo y fue responsable de crear una de las características fundamentales que aún distinguen a este grupo. El uso del bajo siempre fue uno de los elementos que más le agregó modernidad al sonido de Los Cañoneros. En honor a la verdad, hay que reconocer que muchas de las “novedades” armónicas que fuimos incorporando en nuestro trabajo, fue producto del desconocimiento. Años más tarde fue que los empecé a entender y a sistematizar en los arreglos.

Arnaldo Sánchez

Arnaldo tenía tiempo acompañándome en un grupo de música tradicional (un grupo de “gaitas”, un género musical del occidente venezolano), como percusionista. Su pasión principal era la salsa y en ese género tocaba varios instrumentos como la tumbadora, bongó y timbales. Como era un buen músico, yo lo invité a participar en la obra de teatro, donde solo tenía que tocar el redoblante, pero en la medida que empezamos a ensayar, fue agregando tambores, primero el bombo, luego un platillo, etc., hasta que finalmente tuvo una batería completa y se convirtió en baterista.

Sin embargo debemos recordar que su pasión principal era la salsa y la gaita.

Yo mismo

Ya de mi formación he hablado bastante hasta ahora, pero podemos agregar acá, que cuando empezamos con el proyecto de Los Cañoneros, yo aún dirigía un grupo de gaitas, género musical que ya tenía varios años estudiando e investigando. Adicionalmente estaba ensayando como cantante en un grupo de rock, dentro del estilo que se conoció como “rock nacional” que tenía entre sus principales influencias el Heavy Metal.

Por supuesto, desde el momento que me fue asignada la musicalización de la obra de teatro, me dediqué a investigar los orígenes y características de esta forma musical.

La amalgama

Como explicaba antes, aunque no había un concepto específico de lo que queríamos lograr, las influencias de cada uno tuvieron un impacto en el sonido general del grupo. Los arreglos que yo hacía se veían enriquecidos con nuevos elementos en cada ensayo. Lo que sí estaba claro para nosotros era que no queríamos interpretar las canciones como si fueran piezas de museo. Desde un principio sabíamos que buscábamos nuestro sonido.

El choque

Sin embargo, al llegar al estudio de grabación, se nos presentaron serios conflictos. Nosotros llegamos cual jovencitos y nos encontramos en manos de un productor con muchísimos años de experiencia, Nucho Bellomo, productor de cualquier cantidad de éxitos y, como era de esperarse, impuso su criterio. El resultado fue un material de excelente calidad, pero que en vivo se veía superado con creces. El disco no mostraba la fuerza que tenía el grupo en vivo. Sin embargo, fue una producción que logró un éxito extraordinario.

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Un aspecto fundamental que nos permitió llegar a tantos lugares y a un público tan variado es que por el hecho de tratarse de música tradicional, de una manifestación de profundo carácter histórico y vinculado a la identidad cultural de Caracas, podíamos participar en eventos educativos, hacer conciertos didácticos. Por la fuerza que tiene la música del grupo y el aspecto juvenil en esos comienzos, entrábamos en toda clase de eventos juveniles, fiestas de jóvenes. Al ser una música del recuerdo, también tenemos cabida en eventos para personas mayores, para recordar tiempos de antaño. Y por tratarse de música bailable, con más razón entramos en fiestas de cualquier índole.

Pero sin difusión y sin apoyo no se llega a ningún lado. Y en nuestro caso, tuvimos muchísimo apoyo y difusión. Acá entran otros aspectos muy interesantes de esta historia.

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"El armoniquero" es un merengue original, composición mia, que forma parte del repertorio del disco "Los Cañoneros", editado por Top Hits en 1986.

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Hubo un factor muy importante que fue una ley promulgada por el Presidente de la República en los años 80, que obligaba a las emisora de radio a colocar una canción de un artista nacional por cada canción extranjera que sonara. Aunque esa ley fue burlada por la mayoría de las emisoras de radio y la música menos favorecida fue la venezolana, contribuyó al afianzamiento de un movimiento musical, que se conoce como el "movimiento de los 80" en Venezuela, del cual surgieron numerosas estrellas venezolanas. También nosotros nos vimos beneficiados de toda esa ola que se desató. Ese momento histórico bien se merece una reseña en un futuro próximo.

El hecho de venir de un entorno del teatro y de la intelectualidad, profesional y familiarmente, nos ubicaron muy insertos en ese ambiente, razón por la cual eventos como los festivales nacionales e internacionales de teatro, celebración del Día Nacional del Teatro y otros vinculados al quehacer cultural en general, han sido escenario natural para el grupo.

Pero desde el comienzo mismo entramos en el mundo de la farándula, por causa de los medios que se vieron impactados por la imagen y sonido de este quinteto. En ese sentido influyó mucho el apoyo que recibimos de algunas personas que fueron piezas clave en llevarnos a tan alta proyección.

En el post anterior nombré a algunos que contribuyeron en el primero momento, pero luego hubo otros que yo los llamó “mecenas”, pues su papel fue determinante para nosotros poder convertir a Los Cañoneros en una empresa rentable. Aquí entran tres nombres en primer orden.

Amador Bendayán

Amador fue un famosísimo actor y animador venezolano, que condujo durante casi 17 años el programa más visto de la televisión venezolana, un programa de variedades con el rating más alto en toda la historia televisiva del país. Él siempre fue un amante de las costumbres de la ciudad y desde la primera actuación del grupo en su programa Sábado Sensacional, quedó enamorado de nuestra propuesta musical. Aunque él no fungía de productor del programa, su palabra era tomada como una orden. Con una frecuencia casi mensual, Amador pedía que nos invitaran al programa, razón por la cual nuestras actuaciones en ese programa sabatino eran constantes, lo que nos dio una popularidad sin precedentes.

Billo Frómeta

De este músico dominicano y su orquesta ya he hablado con anterioridad (Billo's Caracas Boys - Latin dance big band (English- Español-Deutsch)). Sin embargo lo he hecho para contar del enorme éxito y su importancia histórica en la música popular en Venezuela. Pero Billo fue también un amante de la “Caracas de los techos rojos” (una forma para referirse a la Caracas de principios del siglo XX, justo cuando nace la música cañonera) y también él se vuelve un adepto a nuestra música, a tal punto, que mientras los demás venezolanos lo contrataban a él y su orquesta para animar sus fiestas, él nos contrataba para animar las suyas. Por esa misma admiración hacia nuestro trabajo, Billo nos contrató en distintas ocasiones para alternar con la orquesta, sobre todo en eventos dedicados a la ciudad.

Guillermo Valentiner

Este empresario de origen alemán también era un amante de las costumbres caraqueñas y de la música cañonera y muy pronto se convirtió en uno de los principales propulsores de las actividades del grupo, no solo en esta primera etapa, sino también hasta muchos años después, como contaré en una próxima entrega. Él fue el impulsor de dos de los viajes que realizamos fuera de Venezuela, a Estados Unidos, en Nueva Orleans, lugar de nacimiento del dixieland y el ragtime, que fueron a su vez causantes indirectos del nacimiento de la música cañonera, y a Alemania, donde tuvimos el gusto de actuar en el Cotton Club de Hamburgo, así como en los paseos en barco a través del Rin, en la ciudad de Colonia y para el Kölner Ruderverein (Asociación de Remeros de Colonia). También tuvimos el enorme gusto de volver a la querida ciudad de Leipzig, donde actuamos en un local que no recuerdo el nombre.

Muchos más

Por supuesto, éstos no son los únicos. Hubo grupos familiares completos que se convirtieron en nuestros mecenas regulares, contratando nuestros servicios para todos sus eventos que podían ser hasta más de uno por semana, durante años…

Fueron muchas las personas que nos abrieron puertas que nos condujeron a los más importantes escenarios nacionales e internacionales.

Algunos de esos viajes fueron una experiencia muy especial como el viaje a las Islas Azores, donde se organizó el Primer Festival Internacional del Merengue, con increíbles premios. Y cuando hablamos de merengue, estamos refiriéndonos al merengue venezolano, el merengue cañonero. Algo sin precendentes para este género musical.

^{3 días de actuaciones en el Coliseo Micaelense en las Islas Azores, Portugal}

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Otra composición original, del mismo disco "Los Cañoneros", durante otra de tantas actuaciones en Sábado Sensacional.

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Uno de los aspectos que más nos impactó de todos estos viajes es que el público siempre fue lugareño, no se trataba de venezolanos viviendo en otros países. Por lo tanto el tener éxito en esos países, era haberle llegado al corazón a gente de cultura y lenguajes diferentes.

Madrid y Córdoba en España, Nueva Orleans en Estados Unidos; São Miguel en las Islas Azores en Portugal, Paramaribo en Surinam, Georgetown en Guyana, Puerto España y Lopinot en Trinidad y Tobago; Colonia, Hamburgo y Leipzig en Alemania, fueron testigos de un éxito extraordinario de una manifestación musical nacida en Caracas cerca de 1920 y que demostró seguir teniendo vigencia y validez.

Hay una anécdota graciosa con uno de esos viajes. En ese tiempo yo ḿe enamoraba de manera platónica de mujeres famosas y yo me divertía con eso, haciendo alarde y “llorando mi soledad”. En 1984 fue coronada Miss Venezuela y luego Miss World, Astrid Carolina Herrera. Para variar yo me enamoré de ella y vivía “torturando” a mis amigos con mi desamor…

Estas chicas, las misses, han cumplido siempre una labor de promotoras turísticas y así fue en aquel momento. En enero de 1985 salió Astrid Carolina anunciando que Venezuela iba a participar en la Feria Internacional de Turismo de Madrid FITUR 85 y que ella iría representando al país. Mi hermana, entre risas, me mostró el periódico y me dijo que allí estaba mi oportunidad de irme de viaje con “mi novia”. Yo me fui directo al Ministerio de Turismo, donde estuvieron encantados de que un grupo tan famoso como el nuestro quisiera participar de ese evento. En menos de un mes estábamos tomando el vuelo para viajar a España, aunque sin Astrid Carolina, pues ella no viajó. Pero esto le permitió a Los Cañoneros participar en ese extraordinario evento internacional, de donde también salió la invitación para participar en los carnavales de la ciudad de Córdoba, en Andalucía.

^{Stand de Venezuela, Fitur 85}

Tres discos grabamos en ese tiempo, más una edición especial que se hizo para las Islas Canarias, España, con el formato de quinteto. El Besaor, que fue el primero de ellos; Amor de a medio, Vol. 2, nuestra segunda producción discográfica y la última que hicimos con el productor Bellomo. Aunque nuestra relación con el sello disquero Palacio de la Música y su dueño, el alemán Ernesto Aue, era extraordinaria, decidimos cambiar de sello para tener la libertad de hacer un disco bajo nuestro propio criterio y con un productor que entendiera nuestra propuesta.

Así fue como firmamos con el sello Top Hits, de otro empresario, alemán también, Wilhelm Ricken. Como productor discográfico contamos con el excelente músico mexicano y mejor amigo Luis Oliver. Allí grabamos el disco que por título tuvo “Los Cañoneros”, el cual no fue bien entendido por la disquera y al cual le dieron una promoción casi nula. Esto fue en 1986.

_{Actuando para la televisión de Surinam}

Para el año siguiente, ya llevábamos cinco años de actividad continua e intensa, que llegaba hasta a tres actuaciones en un mismo día y muchas veces en ciudades distantes.

Aparte de que eso ya implicaba estar juntos todo el tiempo, la cantante tenía una relación con el saxofonista y como el bajista era el hermano de él y ella mi hermana, aún cuando no estábamos trabajando pasábamos todo el tiempo juntos. Esto trajo consigo un nivel de cansancio que hizo que las relaciones se hicieran tan difíciles entre nosotros, que yo dije que me iba a retirar en diciembre de 1987 y que les dejaba el grupo para que ellos siguieran. Pero en ese momento nadie estaba de ánimos para ello, por lo que prácticamente se estaba sentenciando el fin del grupo.

Ante esta situación decidimos que íbamos a terminar de cumplir con algunos compromisos que quedaban pendientes para 1988.

Esta historia continuará…

[Ir a la tercera parte]

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Una de la últimas actuaciones de esa primera etapa. La canción forma parte del disco "Los Cañoneros" y se trata de la canción del rockero argentino Litto Nebbia, "Solo se trata de vivir", versionada a merengue venezolano.

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Todas las imágenes son de mi propiedad, algunas expuestas en las redes sociales y en el sitio web del grupo:

• www.loscanoneros.net
• Facebook

Los últimos discos de Los Cañoneros están disponibles en:

• CD Baby.com
• Spotify

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