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La línea del horizonte nos da una gran lección de adaptabilidad: ya sea sobre las inmensas llanuras o sobre profundos acantilados y barrancos, ya sea de día o de noche, o al atardecer; ya sea sobre la inmensa llanura de agua que es el mar o sobre las olas petrificadas que forman las montañas; ya sea sobre la dulzura con la que corren algunos pequeños ríos o sobre el violento flujo de lava que fluye desde los volcanes..... Sobre todo lo que puebla el mundo, sea hermoso o espantoso, bueno o malo, la línea del cielo se alarga.... Recordándonos que nuestro lugar es la Tierra.

La Tierra.... Esta hermosa casa que estamos destruyendo. Destruyendo el legado que nos corresponde entregar, en las mejores condiciones. La realidad es que, cada vez más, las líneas del horizonte se extienden sobre vastos territorios muertos, desiertos y paisajes donde la vida desapareció, cementerios al aire libre donde se encuentran los restos de valiosos recursos naturales que ha demorado millones de años en producir y que se consumen sin criterios, sin pensar en el grave daño que hacemos y que "nos hacemos".

Son reflexiones que se me ocurren cuando miro esta foto que tomé hace algún tiempo, tratando de captar la belleza de un amanecer en el Picacho de Galipán, a 1.900 metros sobre el nivel del mar, que en este caso es el Mar Caribe, al norte, muy cerca, al pie mismo de la montaña. El Picacho de Galipán es un gran farallón que cae, casi perpendicularmente hasta la costa que moja las aguas del Caribe. Es una masa de granito apenas cubierta por una fina capa de vegetación.

Haber podido tomar esta foto fue un privilegio.... No lo sabíamos pero, aparentemente, en la zona donde acampamos esa noche no se permite pasar la noche ya que en la cima se encuentra una antena repetidora de telecomunicaciones. Como no encontramos a nadie que nos lo dijera y no hay señales, simplemente tuvimos la alegría de dormir en la cima del Picacho de Galipán. Y ver algunos de los amaneceres y puestas de sol más fabulosos con los que he podido extasiarme en mi vida. El azul del mar Caribe en la base del abismo, el resto de las cumbres del parque nacional, ubicado en la Cordillera de la Costa y el cielo azul en todo su esplendor, le dan a la vista un carácter de pintoresca espectacularidad.

Haber podido tomar esta foto fue un privilegio.... No lo sabíamos pero, aparentemente, en la zona donde acampamos no se permite pasar la noche ya que en la cima se encuentra una antena repetidora de telecomunicaciones. Como no encontramos a nadie que nos lo dijera y no hay señales, simplemente tuvimos la alegría de dormir en la cima del Picacho de Galipán. Y ver algunos de los amaneceres y puestas de sol más fabulosos con los que he podido extasiarme en mi vida. El azul del mar Caribe en la base del abismo, el resto de las cumbres del parque nacional, ubicado en la Cordillera de la Costa y el cielo azul en todo su esplendor, le dan a la vista un carácter de pintoresca espectacularidad.

Esta foto representa una visión muy singular del hermoso Parque Nacional Waraira Repano, que se extiende justo al norte de ciudades como Caracas, la capital de Venezuela, Guarenas, Guatire y Caucagua, y al sur de la costa del Caribe. Nos ofrece una instantánea sintética de lo que es el Parque:

En la línea del horizonte podemos ver, a la derecha, las luces azules de la estación terminal del Teleférico que sube desde Caracas. A su lado, como una espina, se alza la torre circular y panorámica del Hotel Humboldt. Lo que vemos a continuación es asombroso: compacto en una sola masa, hacia el este, vemos los cuatro picos más altos del parque y la región central de Venezuela: el Ávila, el Occidental y el Oriental de la Silla de Caracas, y el pico Naiguatá, el más alto, con sus 2.764 metros sobre el nivel del mar. Luego, a la izquierda, vemos los deslumbrantes colores de un atardecer sobre las nubes que se preparan para dormir en la calma del Mar Caribe.

Bajo la línea del cielo ya reina la oscuridad. Pero el ser humano tiene luz a su antojo. Por este motivo, a la derecha, la ladera norte del pico de Ávila está decorada con puntos de luz: son las casas que conforman el pueblo de Galipán, formado por caseríos rurales y centros turísticos y gastronómicos que se extienden a lo largo de la carretera que baja hasta las inmediaciones del Puerto de La Guaria después de subir desde Caracas. Así vemos, a la izquierda, las luces de la ciudad costera de Macuto. Por encima de él, las nubes parecen arder.as que conforman el pueblo de Galipán, formado por caseríos rurales y centros turísticos y gastronómicos que se extienden a lo largo de la carretera que baja hasta las inmediaciones del Puerto de La Guaria después de subir desde Caracas. Así vemos, a la izquierda, las luces de la ciudad costera de Macuto. Por encima de él, las nubes parecen arder.

Geográficamente, la foto incluye dos contextos, la montaña y el mar. Y dos pisos termales: el xerófilo, característico de la región costera, y el subsuelo, característico de la alta montaña.