¿El fin justifica los medios? Historia de la vida real.

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Me encontraba en un hospital de salud mental con el familiar de un paciente esquizofrénico que le diagnosticaron aparte de su enfermedad mental, el “Paludismo” una enfermedad Metaxenica, que es un parasito transmitido por los mosquitos, al que se le tenía que colocar tratamiento especial para poder evitar complicaciones. Al familiar le menciono que por no poseer recursos para administrarle tratamiento, necesitaría su apoyo de conseguirlos y poder cumplir con mi labor ya que me encontraba atado de manos, en posesión nada mas de los conocimientos, la preparación, la voluntad de atender pero sin herramientas para culminar mi gran misión. El señor de pocos recursos económicos me comenta “deme un chance de conseguirlo” esperando unas horas a que el familiar pudiera lograrlo llega a mi informándome “no se consiguen en ningún lado” y no estoy hablando de un equipo de laparotomía, un equipo de cirugía plástica, ni tratamientos para la cura del cáncer, les hablo de un simple catéter, yelco, como lo quieran llamar, una herramienta usada para conectarse a una vena mediante un pequeño plástico por el que se le administrara el tratamiento, algo tan sencillo de 4 cm de largo, echo de plástico, fuera considerado algo inalcanzable para cualquier persona, siendo que al comenzar mi carrera hace 6 años utilice tantos en prácticas que perdería la cuenta si me pongo a recordar cada momento, impresionado, adolorido, conmocionado, indescriptible la situación, le menciono al señor “deme usted unos minutos que yo me encargo de ayudarle”.

Me dirijo a donde mi jefa y le comento la situación, que el paciente se encontraba en malas condiciones, con el tratamiento ya listo para administrar, pero me veía limitado al no contar con ese tan insignificante material ¡por su tamaño claro está!, pero de ¡gran valor por su utilidad! Buscando entre gavetas, ella logra encontrar uno y dármelo, tomándolo sin dudar para lograr mi misión.
Me dirijo hacia el señor a darle la buena noticia, que logre solucionar el problema de ese momento, que me limitaba, repitiéndolo mil veces porque no hay peor situación que verse amarrado de las manos hablando de forma filosófica, por no poseer lo adecuado para actuar, diciéndole que podría administrarle el tratamiento. El señor alegrado por haberlo ayudado sin tartamudear me dice “¿cuanto costaría eso?” pero aun yo sin entender la pregunta, al notarse con solo mi expresión repite de forma mas directa “¿entonces cuanto te debo?”. Respondí sin pensar de forma inmediata, que no me debía nada, esa herramienta era del instituto, no lo había comprado, solamente es un favor, el señor sorprendido de mi acto, como si hubiera conseguido la paz mundial, la cura de una enfermedad, me dice “gracias hermano, eres el primero que no me cobra por darme algo para atender a mi hermano” quedando anonadado por la respuesta, al no considerar mi acción como un acto de heroísmo, sino un acto cotidiano de buena voluntad, de servicio y dedicación. Le explico que para eso me encuentro aquí, para atender a los pacientes, es mi misión y visión, nada fuera de lo extraordinario, nada hipergaláctico , nada superior.

El hecho de "No hacer nada Malo" no implica el hecho de "Hacer algo Bien"






Fuentes de las Imagenes:
Manos atadas
Dolor pectoral
ParacetAmor
Cateter
Corazon roto

Si les gusto la historia (de la vida real) tengo un post sobre la moral y la etica, si les interesa podran leerlo aqui ¿Moralmente que tan etico eres? Saludos y gracias por prestarme su atencion.