Escándalo de Facebook: una visión totalmente diferente…

El escándalo de Facebook y la empresa Cambrigde Analytica sin duda marcará un antes y un después en esta nueva etapa de la Internet, pero ¿es la vía correcta?

Advertencia: quiero hacer enfático que no recibo “a la fecha” ninguna remuneración por parte de estas empresas; lo digo de esta manera, porque uno nunca sabe cuales son las vueltas que da la vida, aunque con honestidad no ando buscando reconocimiento alguno.

El caso Facebook pica y se extiende, seguirá haciéndolo… pero siendo honesto, creo que será otro episodio en la historia de Internet. Este post no pretende replicar el hecho noticioso ocurrido con la empresa; no obstante, trato de englobar algunos elementos sobresalientes que quizás no están siendo mencionados y compartidos a la opinión pública; pero no los culpo, no son del área… aunque no hicieron la tarea.

Supongamos por un momento que son desarrolladores, programadores, coders o como sea que ustedes le llamen a esa persona que se sienta frente a un computador a escribir códigos de computadora y se les ocurre una idea genial que quieren compartir con el mundo a través de un sitio web o una aplicación móvil y su mente empieza a volar…

Lo primero en que uno piensa y sueña es en el alcance de esta; lo segundo, es el comportamiento humano: ¿Cómo van a responder los usuarios? ¿Cómo la hago atractiva? Y la más importante (y esto difiere mucho del criterio de cada desarrollador y especialmente sus principios): ¿Cómo la hago rentable?

Basado en los puntos anteriores, uno empieza a desarrollar ideas y escribir códigos para lo que será un “producto mínimo viable” que posteriormente sacará al mercado, lo compartirá inicialmente con sus amigos, para luego intentar levantar capital de inversión; que dicho sea, es un proceso complejo porque uno es informático, muchas veces introvertido, con serios problemas de comunicación, a veces con ligeros grados de autismo y le toca plantear la idea de negocio que ante tus ojos es un proyecto genial pero que eventualmente carece de un modelo de ventas, porque la universidad te prepara para ser creativo y muchas veces empleado de la compañía, pero no para ser el dueño… y te cierran la puerta un montón de veces, hasta que has acumulado un montón de experiencia y finalmente consigues hablar con el indicado que patrocina tu idea o proyecto.

Ese patrocinante, inversionista, o como quieras llamarlo, te va a preguntar por los números que proyecta tu compañía o tu proyecto; para poder conseguirlos, ¡tienes que capturar datos! Ningún desarrollador en esta época deja de capturar algún tipo de información sobre su aplicación; en caso de no hacerlo, lo mejor es dedicarse a otro oficio porque va directo al fracaso.

Mucha gente cree que empresas como estas se encargan de husmear en nuestras vidas de manera independiente; deje de pensar en usted como en el centro universo y entérese que es sólo un número de identificación en una base de datos (un “id”), que viene acompañado de sus datos personales y públicos, que usted mismo/a autoriza, patrones de conducta y gustos que usted comparte con el mundo.

Pero dejemos de hablar de Facebook y hablemos en un sentido general; la web 2.0, más concretamente las redes sociales, dejaron de ser hace tiempo ese punto de encuentro con los viejos amigos, familiares, compañeros de trabajo y hasta esa persona que te gusta; se convirtieron en una gran maquinaria de ventas que pasó ante los ojos de todo el mundo y todos le dieron “Like”. Dicho proceso ocurrió en aproximadamente los últimos 10 años, haciendo posible que el salto tecnológico ocurrido en este tiempo, me permita a mi poder opinar sobre este tema y a usted poder leer este contenido en la plataforma social que esté utilizando para ello. Le permitió a personas en Europa o Asía, saber que en latinoamérica hay una persona genial que tiene una receta de cocina deliciosa, hace un producto maravilloso u opina similar a usted… despertó su interés por querer aprender un segundo o tercer idioma, un nuevo oficio -como me pasó a mi-, le permitió alzar la voz y poder decirle al CEO de una compañía, al presidente de un país, al reportero, al actor o al comediante, que usted está de acuerdo o en desacuerdo; esos privilegios que conocemos como libertades que nos permiten las redes sociales, forman parte de un patrón de conducta ¡y son medibles!

Antes de detenerme a hablar de algoritmos, marketing, big data, minería de datos, machine learning e inteligencia artificial, que no se mencionan en ningún reportaje vinculado a este caso porque la gente siente que sus derechos fueron violentados pero no reconoce que dejó de leer los términos y condiciones, es importante que cuando se haga un reportaje sobre este tema, independiente de la compañía de tecnología que esta sea, no sólo invite a un especialista en leyes o a un experto en seguridad informática… también invite a un especialista en marketing digital, descubrirán que ellos están extasiados con el tema y en ningún momento alarmados.

También quiero mencionar que las redes sociales, no inventaron el geoposicionamiento por protocolo de Internet (GeoIP), no inventaron el GPS ni el GPS Asistido, no inventaron los registros de computadoras (logs), no inventaron la metadata ni los motores de bases de datos… ¿cómo pretenden regular esto si son estas cosas las que precisamente los previenen de atacantes informáticos, extorcionadores, delincuentes y ayudan a resolver casos? Todas estas tecnologías vienen implementadas en sus teléfonos y computadoras; usted compra el celular de moda porque le venden una experiencia, cuando lo obtiene, el fabricante le pide que lea los términos y condiciones, usted se salta el paso y presiona “Aceptar”. Yo soy fanático de una determinada marca de teléfonos y cuando adquiero un modelo nuevo, lo primero que me pide es leer sus términos y condiciones; cuando lo hice, me enteré que monitorean mi equipo y que recopilan datos para “mejorar mi experiencia de usuario”… no he visto a ningún fabricante pagando multas por ello en el pasado inmediato cuando todos lo hacen.

Ahora bien, sabemos que en cierta forma estoy fungiendo de abogado del diablo, pero entendamos como una irregularidad (no sé sí está tipificado como delito, aunque debería ser la cosa juzgada), utilización de datos puntuales para un propósito determinado; sí en verdad se extrajeron, vendieron o cedieron datos es lo que nos debe preocupar, regular y tomar conciencia de cómo podemos protegernos en calidad de usuarios.

Conclusión, las redes sociales pretenden acercar personas (al menos en su contexto inicial), pero es usted quien debe controlar lo que publica, dejar de decirle al mundo que está enamorado o decepcionado del amor, dejar de decirles a todos: ¡Sufrid y envidiadme mortales, llevo una vida mejor que la de ustedes! Dejar de seguir a la chica que muestra su cuerpo semidesnudo, no ser opinador de oficio (aunque esto se vea como tal), no ingresar a sitios y aplicaciones con redes sociales, especialmente contenido porno, para luego explicar en sus muros diciendo: “me cayó un virus”; visite más páginas y use menos aplicaciones, lea, investigue, documente, visite foros, sea curioso… La verdad es que irremediablemente todo lo anteriormente expuesto tiene que ver con la conducta humana, porque Internet nació libre, debe seguir siéndolo y son los usuarios (y la misma Internet) quien debe modelar este camino.

¿Quiere protegerse? No le diré cuáles aplicaciones debe desinstalar. Empiece descargando herramientas que monitoreen las apps que generen tráfico en la red y vea cuáles trabajan más… luego desinstale aquellas que consideró peligrosas, su equipo trabajará más rápido, gastará menos datos al mes y por momentos efímeros, se sentirá más seguro… Saludos!