Ojos mieles.

Iba caminando por las cálidas calles de San Juan una mañana del 13 de abril del año 2016, rumbo a una obra de teatro que harían en el centro del pueblo. Cuando llegué, me senté en los primeros asientos y la obra comenzó, todo marchaba normal, la obra era interesante, más no me entretenía lo suficiente, así que prácticamente me dediqué a echarles un vistazo a todas las personas que entraban al teatro.

Minutos después, logré concentrarme pero por alguna extraña razón giré mi cabeza para mirar a la persona que había entrado.

Entonces nuestras miradas se cruzaron por primera vez...

Mi corazón dio un brinco y te seguí disimuladamente con la mirada.

Te sentaste en el último asiento tú solo, y se podría decir que yo estaba interesada en ti desde ese momento.

Seguí mirando la obra unos segundos, pero decidí girarme a detallarte.

Tu cabello era castaño, tu piel algo morena, eras alto y tus ojos eran mieles, brillaban con los rayos de luz que pegaban del sol. Tu mirada se dirigió hacia mí y me sobresalté, te regalé una pequeña sonrisa pero tú te mantuviste serio.

Pasaron los días, los meses y tu mirada seguía grabada en mi mente.

¿Cuál será su nombre?
¿Vivirá aquí en el pueblo?

Me preguntaba todos los días. Sinceramente el pueblo es pequeño y todos se conocían, pero yo nunca te había visto.

Me inscribí en un curso de cocina y me sorprendí al verte el primer día allí. Ibas dos niveles más avanzado que yo. Hablabas con todos, menos conmigo, sólo te limitabas a mirarme siempre.

Hice amigos, un día de pronto salió el tema y pregunté tu nombre.

Te llamabas "Ángel"

Vivías en la mejor zona del pueblo, donde vivían la mayoría de las personas con mejores condiciones económicas.

Se hizo rutina verte todos los días durante ocho meses (sí, los conté) hasta que dejaste de ir.

Pensé "tal vez se le presentó algo", pero faltaste 3 días, luego pasó una semana y 15 días. Tomé la valentía y pregunté por ti a alguno de los chicos...

Dijeron que te habías ido del país, y me dolió, pero seguí.

No me desanimé, seguí con mi vida con las esperanza de que volvieras, lástima que nunca lo hiciste.

Y tu mirada de ojos mieles quedó grabada en mi memoria para siempre.