Esperanzas Rotas.

La luna se está riendo de mí. El mundo se burla de mí. Hasta yo mismo lo hago. Siento como la espesura roja corre por mis manos, mi corazón, cansado de latir por sobrevivir se detiene, ya no tengo por qué seguir aquí. Mi única salvación, la acababa de echar a perder. Acababa de matar la última esperanza que me quedaba. Mi mente recuerda los últimos segundos, torturando, burlándose de mí. Echándome en cara todo lo que he hecho. Y en ese momento en el pecho se me instala un agüero negro, profundo y sin salida. Sus palabras me marean y me aturden. Cierro los ojos, el sonido de su vos retumba en mi cabeza asiendo que pierda el equilibrio y los sentidos. Todo se vuelve oscuro y tenebroso. Frente a mí se encuentra un lobo. Su pelaje castaño con puntas rojas resalta en tanta oscuridad. No entiendo lo que pasa, no sé qué pensar. Permanece en la misma posición por unos segundos antes de darme la espalda y correr lejos de mí sin mirar atrás. De improvisto un dolor insoportable se posa en mi pecho. Alaridos de dolor escapan de mi garganta cual agua de un manantial. Las convulsiones no se hacen esperar, la temperatura fue aumentando un poco más a cada segundo. Cada célula se hacía sentir en mi sistema, cada fibra de mi cuerpo se tensaba de una manera muy poco natural. Todo seguía estando a oscuras, todo seguía negro cual carbón. Estaba solo, ya no me quedaba nada. Solo el dolor.