Quizás cuando fuiste niño no imaginabas al coco en el armario, pero sí a The Hulk. Quizás nunca te mordió un perro y sí una araña. Creo que también viste de forma diferente a las hormigas, avispas, a los dioses nórdicos, monstruos, a los alienígenas y en especial a los villanos.

Estoy seguro que a ninguno le tenías miedo y que cuando escribías que “un gran poder conlleva a una gran responsabilidad”, sabías que tu poder era el de hacernos soñar que podíamos volar, lanzar telarañas, ser invencibles o de goma, tener inteligencia, galanura, músculos, dinero o vivir como Vengadores, procurando justicia. Creo que imaginaste tu propio Universo Marvel.

El verdadero Iron Man fuiste tú. Alguien que en el laboratorio de su mente hizo que de las pesadillas de las guerras mundiales surgiera un escuadrón de mutantes que llevaba esperanza a todos. Que en la mortal enfermedad del cáncer supo crear a un héroe escarlata irreverente que nos hizo reír por su humanidad alocada. Un genio que nos quitó el tabú de ver a las mujeres solo como princesas y más como Jean Grey o Viuda Negra. Fuiste más allá, al hacer universal la fortuna de defender al planeta, sin que importara para ello su género, inteligencia, raza o color.

Hoy necesito el corazón de piedra de La Mole para que no duela tu partida. Necesito la mente de Charles Xavier para saber cómo lograste tanta magia y a Groot para poder decir una cosa entre tanta tristeza y que se entienda (Yo soy Groot). También necesito la visión futurista de Nick Fury, quizás así logre comprender la magnitud de tu partida. Pudiera ser que si tuviese la fe de Pantera Negra para dilucidar que hay cosas espirituales que trascienden y no vemos, estaría más tranquilo.

Quería darte las gracias por hacerme soñar y gracias también por escribir de forma grandiosa y diferente como el bien derrotó tantas veces al mal. Lo que más te agradezco es hacerme ver que la creatividad lo puede todo y que hay personas que con su trabajo inspiran al mundo entero, mientras viven en medio de la sociedad, siendo un superhéroe con identidad pública. Sin máscara ni capa.