Estamos recostados sobre un patio inmenso cubierto por césped.
-. Anoche... Antes de dormir, cerré los ojos por unos segundos y vi como mi mente funcionaba como una especie de gabinete, se formaba una lista de cuatro palabras, volar, soltar, pero la imagen pasó bastante rápido y no pude retener conscientemente las dos últimas palabras, cada palabra se iba a un lugar distinto en mi cerebro, como si se almacenaran allí por categoría o jerarquizaran por prioridades.
Cuando termino de contarte, tú te levantas de un lado y te sientas frente a mí, yo intento hacer lo mismo pero me empujas suavemente hacia el césped otra vez, entonces quedamos así, tú frente a mí, y yo con las piernas rodeando tus muslos, no sé que va a pasar o porque tu reacción. Pero me siento bastante relajada.
Tú te me quedas mirando de una forma extraña, tus ojos brillan como si tuvieran chispas o fuego dentro, luego veo como aprietas tu mandíbula y miras a otro lado.
-. Tengo entendido que somos información, todo eso de la memoria celular, antepasados -te digo cuando veo que no volteas a verme-¿estás enojado?
-. No. Estoy tratando de pensar.
Siento como si tu cuerpo empezara a emanar mucho calor, es decir, estabas ardiendo y no me había dado cuenta, hasta que lo siento en mis piernas que rozan tus muslos, pero no soy yo, eres tú. Eso me hace palidecer.
-. C-creo que tienes fiebre-¿te sientes bien?
-. Estoy bien-.dices lo más calmado que puedes parecer en ese momento.
-. Tienes algo.
-. ¡Eres muy estúpida! -me dices susurrando y enojado.
Te levantas de golpe y me das la espalda, empiezas a caminar con prisa y pareces enojado. Me levanto también, pero pienso que lo mejor es no seguirte porque te ves bastante molesto y podría pasar algo malo, no entiendo absolutamente nada, y siento ganas de llorar pero me digo que no hay razones, yo no te he hecho nada para que reacciones así. De pronto siento pasos que se acercan lentamente, me asusto y me incorporo, eres tú.
-. Disculpa, yo... estoy muy excitado.
-. ¿Por qué?
-. Por ti.
-. No hice nada para que te enojaras así-.te digo bruscamente.
-. N-no estoy enojado-me dices y noto que te estás sonrojado.
-. ¿Entonces?
-. Estoy excitado porque empecé a desearte cuando estabas sobre el césped, es decir, podía ver tu cuerpo así, las líneas de tu cuerpo. No lo hice intencionalmente, lo siento.
Abro los ojos de par en par y me quedo atónita ante el montón de cosas que dijiste atropelladamente.
Te acercas a mi y enredas tus manos en mi cabello, acercas tu boca a mi boca, pero no me besas, te quedas ahí mucho tiempo y yo siento como empiezo a perder el control de mi cuerpo, tu aliento contra mi boca es un viento tibio y espeso que me tortura, entonces te beso ardientemente, ahora la excitada soy yo. Me detienes y me miras muy serio, sin soltarme aún. Te miro fijamente y me besas de nuevo, esta vez más intenso aún. Empiezas a apretarme el cabello y siento nuestras respiraciones entrecortadas, me tumbas sobre el césped y empiezas a frotar tu erección contra mi vagina, cada movimiento hace que mi vestido se suba un poco más, y más. De pronto te detienes.
-. Debemos irnos-. dices muy serio.
-. ¿Por qué? -. te reclamo insatisfecha.
Entonces empiezan salir serpientes por todo el césped. De muchísimos colores, todas vienen hacia mí y tu sonríes. Me incorporo asustada.
-. Recíbelas, ya no podemos correr.