COMENTARIO Genesis 37:1-40:23
Comienza esta porción con “Yaakov, quien se propuso asentarse con tranquilidad; entonces recayó sobre él la desaparición de Yosef” … la tranquilidad que buscaba era la de la paz con Esav. Un Tzadik no puede pedir reposo, pues le llegan obstáculos. Hablando de tranquilidad, el Pueblo de Israel está sólo de paso y su verdadero patrimonio es el Mundo Venidero.
La preferencia de Yaakov hacia Yosef, hizo que sus hermanos le tuvieran rencor, mismo que se incrementó cuando Yosef les cuenta los sueños que había tenido, en donde prácticamente él era superior a todos ellos, incluso a su padre. Vemos que estos sueños se materializaron años después. A manera de enseñanza, debemos cuidar las palabras que salen de nuestra boca, además de la forma como las pronunciamos, pues estos elementos pueden afectar tanto el mensaje como quien recibe el mensaje; no basta con tener buenas intenciones, hay que medir las consecuencias de lo que vamos a decir. Es por eso que los padres y madres no debemos mostrar favoritismos por uno u otro hijo. Cuando Yaakov envía a Yosef a ver cómo estaban sus hermanos. HaShem a través del Malak lo guía a Dotan (sin esa información nunca hubiera podido encontrar a sus hermanos). Acá logramos entender que El Eterno hace lo que El tiene que hacer, para que sus planes sean tal como los pensó.
Reubén, tiene el mérito de evitar que sus hermanos mataran a Yosef, no solo lo salvo a él, sino también a sus hermanos de cometer el pecado de asesinato. A Reubén no le importo que Yosef había nacido por el mérito de las mandrágoras que tenían la cualidad de anular la infertilidad, pero luego al no controlarse al hecho que movió la cama de su padre, perdió la primogenitura.
El parashá sobre los sueños y la venta de Yosef siempre se lee en la época de Janucá. ¿Cuál es la relación que existe y cuál es la enseñanza que esto les transmite a todas las generaciones? A un nivel literal, Reubén era apenas un niño cuando recogió las mandrágoras y a pesar de que los niños siempre se ven atraídos hacia aquello que no les pertenece y sobre todo a los alimentos dulces, él se preocupó expresamente por llevarle a su madre mandrágoras que crecieran en un lugar que no le perteneciera a nadie. “Exhalan su fragancia” - ¿Qué fragancia? Leah le entregó las mandrágoras a Rajel a cambio de una noche con su marido para poder engendrar más tribus y las dos ganaron en este acuerdo: Lea recibió a Itzajar y Rajel quedó embarazada de Yosef, por el mérito de haber comido las mandrágoras.
La túnica de muchos colores, representa que el futuro reino del norte/ Efraím y sería compuesto de muchas razas y colores. Dicen los sabios que la idea de venderlo quita la opción de que el muchacho muriese ya por sus hermanos o por animales, del pozo donde fue echado. Esta idea fue implantada por HaShem a través de la boca de Yahudah, a su vez se salvaría Ysrael y todas las tribus de la hambruna que llegaría a la región.
Como HaShem ve el corazón del hombre, pudo determinar que los dos primeros hijos de Yahudah hacían cosas que los hacían ver malditos a los ojos Del Creador; la justicia llega como podemos ver cuando Tamar logra engañar a su suegro para que finalmente pudiese ella concebir como era su derecho, además estaba en juego la descendencia del rey David y por consecuencia del Mashiaj de Ysrael a través de Peretz.
Cuando hacemos lo ordenado por HaShem, logramos sentir su mano protectora tal como se veía con Yosef, quien por su sabiduría y justicia logro el favor de su amo; seguramente Yosef en cada oportunidad hacía Kidush HaShem al alabar Al Eterno durante el día, pues cómo se justifica que un idolatra se percatara de la bendición que era tener a Yosef cerca.
A Yosef, se le cuenta por mérito el hecho de no haber sucumbido a las proposiciones de la esposa de Potifar, demostrando una vez más las enseñanzas que había recibido de Yaakov, amén de lo que le ocurrió a su hermana Dinah y todo el pueblo de Shejem por una transgresión de carácter sexual. Hay que destacar, que Potifar le creyó a Yosef y no su esposa, pues de haberle creído a ella, Yosef hubiese sido merecedor de la pena de muerte; por eso lo manda a prisión, sin saber que con ello le acercaba más a su destino final de redención por su buen comportamiento, además de la experiencia en la administración que adquirió con Potifar y en la cárcel. En mi opinión particular, HaShem lo estaba preparando para cumplir con ese gran compromiso, de convertirse en la salvación de dos pueblos: el de Egipto y el pueblo Hebreo.