Cada palabra que se pronuncia es un decreto que se manifiesta en lo exterior. La palabra es el pensamiento hablado.
Te propongo que pongas atención a todo lo que tú decretas en un solo día. Vamos a recordártelo: "Los negocios están malísimos". "Las cosas andan muy mal". "La juventud está perdida". "El tráfico está imposible". "El servicio no sirve". "No se consigue nada". "No dejes ese dinero allí porque te lo van a robar". "Los ladrones están asaltando en todas las esquinas". "Tengo miedo de salir". "Cuidado, te vas a caer". "Te va a pisar un coche". "¡Vas a romper eso!". "Tengo muy mala suerte". "No puedo comer eso, me hace daño". "Mi mala memoria...", "mi alergia...", "mi dolor de cabeza...", "Soy torpe", "mi mala digestión". "¡Ese es un bandido!", "esa es una desgraciada". "Tenía que ser, cuando no".
No te sorprendas ni te quejes si al expresarlo lo ves ocurrir. Lo has decretado. Has dado una orden que tiene que ser cumplida. Ahora recuerda y no olvides jamás, CADA PALABRA QUE PRONUNCIAS ES UN DECRETO, Positivo o negativo.
Si el decreto es positivo se te manifiesta en bien. Si es negativo se te manifiesta en mal, si es contra el prójimo es lo mismo que si lo estuvieras decretando contra ti, “SE TE DEVUELVE”. Si es bondadoso y comprensivo hacia el prójimo, recibirás bondad y comprensión de los demás hacia ti. Y cuando te suceda algo molesto, negativo, desagradable, no digas "¡Pero si yo no estaba pensando ni temiendo que me fuera a suceder esto!". Ten la sinceridad y la humildad de tratar de recordar en cuáles términos te expresaste de algún prójimo. En qué momento saltó de tu corazón un concepto viejísimo, arraigado allí, que tal vez no es sino una costumbre social como la generalidad de esas citadas más arriba y que tú realmente no tienes deseos de seguir usando.
¿Qué son los Decretos?
Un decreto, es un comando de fuerza mediante la palabra hablada, esto quiere decir, que debemos ejecutarlo con firmeza y convicción de que estamos en viva comunicación con la Presencia Divina, además de hacerlo en voz alta (esto es el poder de la palabra), en un ritmo equilibrado y constante. En un principio encontraran difícil hallar el ritmo, pero con la constancia y la práctica irán fluyendo poco a poco. Un decreto va más allá de decir una oración, uno se está equilibrando en su interior, para autolograr la intensión del decreto. Al realizar un decreto debe uno observar lo siguiente:
Buscar un lugar tranquilo y tener una posición cómoda, de preferencia con la espalda recta.
Todos los decretos salen de nuestras intenciones, estas se encuentran en nuestro corazón. Así que debemos, en la medida de lo posible reconocer nuestra debilidades, una vez reconociéndolas, estamos en la probabilidad de reconocer nuestras fortalezas. Esto es para lograr un aquietamiento.
Es importante observar especial cuidado en el cuerpo emocional al hacer nuestra aplicación... en este cuerpo, se encuentra una gran cantidad de energía que debemos de re-calificar.
Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer estas lineas, espero haya sido de su agrado. Hasta la próxima!
La palabra tiene una energía tremenda y explicas muy bien lo que eso significa. Son nuestros pensamientos traidos a este plano lo cual genera mucho poder. Gracias por tus aportes tan gratificantes! :)
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thank you very much
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