Tardé treinta años en descubrirte...
que terriblemente infinita parece esa cantidad de tiempo si lo pones en perspectiva. A los treinta años aún hay juventud, si bien no la energía de un veinteañero, pero aún se es muy joven. El problema viene presentándose en lo corta que resulta ser la vida humana, treinta años no son nada para nosotros y podemos llegar a ser tan ingenuos que llegamos a creer que aún tenemos tanto tiempo de sobra que lo dejamos escurrirse como arena entre los dedos, cuando la realidad es que 30 años es más de la cuarta parte de la más espectacular de las esperanzas de vida.
Como envidio a veces a la gente que se encuentra con el amor de su vida —Y son capaces de reconocerlo— abandonando la infancia o durante los primeros años de la fugaz adolescencia, solo porque tienen una pequeña porción de tiempo mayor para gozar de ese amor que aquellos que tienen que armarse de valor y enfrentar por treinta años al mundo sin esa mano que los dote de fuerza y vitalidad cuando las cosas se ponen difíciles.
El tiempo es algo tan efímero en la vida humana que más nos vale invertirlo de la forma correcta cuando nos llega ese segundo en que descubrimos al ser amado. Nos empieza a parecer que de pronto el reloj empieza a correr en contra y no a favor. Que curioso es el amor, ¿no te parece? Pasas toda la vida buscando a la persona indicada y cuando la encuentras es cuando entiendes a ciencia cierta lo frágil de tu condición como humano, el poco tiempo del que disponemos cuando queremos tantísimo más, leer más, ver más, oír más, escuchar más... Pero siempre tendremos una cantidad limitada de opciones, tristemente no podemos hacerlo todo, pero lo que podamos vivir, debemos disfrutarlo al máximo.
Que maravilloso es, que el protagonista de esta historia haya encontrado ese amor que terminó por darle sentido a su vida y la certeza de que nunca más tuvo que andar solo por el ambiguo camino de la existencia.
Hermosa historia... Discúlpame por tardar tanto en decirlo,
Te das cuenta que es efímero e incluso le das aún más valor al tiempo cuando descubres al ser amado. No se sabe bajo que circunstancia nos descubrimos y como no me gusta sistematizar algo irracional pero a la vez perfecto como este sentimiento, entonces prefiero dejarlo como esta, con incertidumbre, la única clase de incertidumbre que me gusta por cierto.
Nosotros como humanos tenemos la tendencia innata de medir y cuantificar todo lo que nos rodea, me parece una manera logica de resolver problemas y de tantear las cosas, sin embargo los sentimientos no entran en esta clasificación, independientemente si es odio, amor, tristeza o alegria, siempre estan dentro del rango de lo inmedible e incluso inefable al intentar sin exito expresar cuanto te amo.
Así que para nosotros también el título de este relato encaja a la perfección: Hasta el fin de los tiempos juntos. Te amo.
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