Ni los pelos de la tristeza son inmortales
Colmillos afilados están prestos
para devorar la carne
fresca o pasada de tiempo.
Colmillos de hienas ensordecidas
y pesuñas filosas a manera de tijeras
como hojas relucientes de acero
inoxidable están ahí para el banquete.
Los que viven temerosos de la muerte
no pueden huir de los gusanos
nada escapa a los despreciables
ni siquiera en el hoyo nos salvamos
de los cardúmenes grises e insignificantes
que se mueven veloces
carcomiendo las manchas
y gérmenes de la vida más sabrosa.
Dientes careados y desfigurados
uñas quebradizas en el cristal de la tierra
y cabellos sin pizca de sangre
parecen inmortales pero también mueren
siguen creciendo en la urna
y podrían crecer un poco más
mientras el cerebro está muerto
lo está en estado vegetativo
incluso antes de morirnos.
Se han visto pelos en momias
de hace cientos de años
Eso se debe a la milagrosa
keratina que es resistente
a las enzimas proteolíticas
pero no a la muerte
la inmortalidad se da de otra manera.
Es reciclaje casi a ras del suelo
o debajo de la superficie
mejor que se descomponga
un órgano que conservarlo en hielo
la tierra tiene tantos lugares
bioquímicamente agradables
para podrirse en paz.
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