Desde pequeños nos enseñan a seguir un patrón en semejanza a lo que se supone es correcto. Nos moldean con convicciones ajenas y nos obligan a que nos gusten las mismas cosas que ellos. Les gusta mantener el árbol genealógico "puro", en un mismo orden, con las matices del mismo color y el comportamiento humano en un mismo sendero.

Les molesta que rompas las normas tradicionales porque la mínima idea de que pienses diferente les causa molestia y lo hacen ver que es un síntoma de rebeldía.

Les molesta que rompas las creencias de los sistemas familiares porque les causa pavor que puedas pensar por ti mismo y sacar conclusiones que terminen en llevarles la contraria.

Les molesta que te vistas diferente porque les causas vergüenza el no vestir de la manera en que siempre se ha visto aceptable por la sociedad, cuando eres tú el que debe estar satisfecho con tu aspecto.

Les molesta que tengas gustos diferentes porque les causa indignación que no mantengas los modelos tóxico de miles de años atrás donde los padres se avergonzaban y eran repudiados por la sociedad.

Cuando destacas del rebaño por tu color, por tu estilo vida, por tus gustos y por tus ideales, entonces eres aquél que liberará a la familia de las cadenas históricas que las mantiene prisioneras por años. Está mal obligar a alguien a que siga un camino que nunca le ha parecido el correcto. Está mal juzgar a una personas por su estilo de vestimenta, vida o hasta lo que quiere hacer con su cuerpo, unas adornos de más, un poco de tinta por allá. Está mal denigrar los sentimientos de una persona porque no ha seguido el camino que se supone es el correcto.