1 / 3 Colmena de abejas: vivencias en un apiario. Reina y zángano.

Hace pocos días leí una entrada de @ulisesfl17, por demás interesante, referida al valor ecológico de la abeja melífera, y posteriormente otra entrada de @alexaivytorres que describía aportes de investigación sobre el sueño en abejas nodrizas. Ambas lecturas me motivaron a escribir sobre el contenido de componentes nutricionales, bioactividades de algunos de ellos y propiedades en pro de la salud, algo así más o menos, relacionado con algunos productos de la colmena. Sin embargo, escribiendo, en mi mente afloraban considerables recuerdos de experiencias vividas con las abejas; fui apicultor.

Traté de complementar las experiencias con lo que estaba escribiendo, pero entre ambas se alteraban en cierta medida su naturaleza, además al redactar se hizo extensa, por lo que opté por escribir primero dos entradas sobre las experiencias y luego sobre la otra temática, que será académica y quizás se me escape algo de las experiencias.

Esta entrada, la narrativa es producto secuencial de recuerdos y paso a paso con dos secciones, sin subsecciones, sobre, aunque hay muchas especies, específicamente la popular abeja productora de miel o melífera con el nombre científico taxonómicamente reconocido de Apis mellifera. Dos de sus tres tipos de abejas: reina y zángano.

Es una sola y de mayor tamaño que las obreras, es la hembra que se encarga de la postura de huevos, controla a las demás abejas con feromonas (hormonas de olor), por ejemplo, inhibiendo el aparato reproductor de otras abejas hembras y dando aviso a las abejas machos, cuando es reina virgen, que se encuentra disponible para ser fecundada. Siempre se encuentra dentro de la colmena y solo sale de ella durante su vuelo nupcial y cuando la población de abejas es muy grande que se hace necesario emigrar con otra gran cantidad de abejas; es lo que se conoce como enjambre de abejas.

Para mi apiario, compraba abejas reinas fecundadas italianas importadas (también las venden vírgenes), esta abeja se caracteriza por ser en su conducta o comportamiento más dócil y trabaja “menos”. Podía abrir la colmena sin usar vestuario de apicultor, hasta solo con pantalones cortos y sin franela, pero por supuesto con sutileza porque si no me aguijoneaban. Las vendían en cajitas tipo paralelepípedo de madera de pino cubiertas con tela plástica cuadriculada y en uno de los bordes con un orificio circular tapado con tapón de pino (similar al de la imagen). Dentro de la cajita la reina fecundada era acompañada por algunas abejas obreras. A la abeja reina que compraba la usaba con un propósito, el de dividir una colmena. Me explico, luego de realizar la cosecha de miel la colmena queda con muchísimas abejas, que si se observa en las noches, que es cuando están dentro todas las abejas, e incluso de día si la colmena está superpoblada, en la colmena no caben todas y forman una “barba” o “racimo” de abejas en la entrada debajo de la colmena y/o se aglomeran en la pared frontal de la colmena arriba de la entrada. En parte, esto es causado porque en época de sequía, que es cuando ocurre la mayor floración, la abeja reina incrementa la producción de huevos.

El procedimiento de división consistía en abrir la colmena o más bien la cámara de cría que comercialmente venden de madera y que dentro contiene los denominados cuadros de cría, también de madera en los bordes y con alambres cruzados donde se fijan láminas de cera que las abejas con su producción de cera estiran formando las conocidas celdas hexagonales hasta verse como panal y ser utilizados para depositar huevos, miel y polen. Siempre usé 9 cuadros de cría por colmena. Colocaba al lado otra cámara de cría, extraía 5 cuadros sin la reina y los insertaba en la nueva cámara de cría, separaba ligeramente 2 cuadros, introducía la cajita con la reina nueva, aprisionaba con los cuadros y cerraba la colmena. A la colmena donde extraía los 5 cuadros con crías les colocaba nuevos cuadros con láminas de cera para que formaran las celdas hexagonales.

En la colmena nueva el olor de la reina anterior debe desaparecer, por eso se mantiene encerrada en la cajita a la reina nueva, para que desaparezca el olor y empiece a impregnarse del olor de la reina nueva, la impregnación se lleva a cabo por el roce de las abejas de la colmena nueva con el de la reina nueva y obreras que la acompañan. Si se introduce la cajita sin la tapa, la reina nueva y obreras salen, son atacadas y ya se intuye el desenlace. Esperaba 3 días, en ese tiempo transcurrido ya todas las abejas reconocen como reina a la reina nueva fecundada. Abría la colmena sacaba el tapón de pino de la cajita y cerraba la colmena. Al siguiente día ya apreciaba la aceptación de la reina nueva, por las atenciones que recibía. Muy pocos días después, al abrir la colmena nueva era notable la postura de huevos.

Resalto algo curioso, acostumbraba a pintar las colmenas de un mismo color, azul claro, y para diferenciarlas en la entrada dibujaba en color marrón símbolos que se me ocurrieran pero que hicieran contraste, por ejemplo, en una un círculo (O) y en la otra una equis (X). Si la colmena nueva era la de la X e intercambiaba la posición con la de la O, las obreras al llegar se “confundían” pero luego reconocían que su colmena era la de al lado. A la colmena nueva no llegaban las obreras que andaban recolectando.

Ahora, la división de las colmenas usando reinas italianas comerciales no fue posible hacerla tiempo después del conocido viernes negro en la presidencia de un copeyano en la década de los 80. La opción fue la siguiente.

Dividía como comenté, la colmena en 2 y por supuesto una quedaba sin reina, pero esta vez procurando que la que quedaba sin reina quedara en la misma posición para no confundir a las obreras al llegar. En la colmena cuando empieza a desaparecer el olor de la reina, las abejas lo notan y usando palabras comunes para explicar la conducta, emitían sonidos que parecía estuvieran “llorando”. Ante esta situación, en los bordes de los cuadros de cría o panales, las obreras comenzaban a elaborar varias celdas (pocas) muy distintas a las hexagonales, finalmente eran ovoides y ligeramente largas (celdas reales), y dentro cada celda un huevo fecundado de los mismos puestos por la reina que ahora vive en la colmena de al lado, y una sustancia que producen en su organismo que usan para alimentar que es la jalea real. Transcurridos unos días de esas celdas surgían solo reinas y la primera que nace lo primero que hace es buscar las otras celdas reales, abrirlas ligeramente e introducir su aguijón para matarlas. Si por alguna razón paralelamente nacen 2, se encuentran y pelean hasta que una muera. Solo puede haber una reina en la colmena. Cuando la reina es virgen su morfología se parece a la de una avispa; en su abdomen y reconocía que fue fecundada porque su abdomen ya no era en forma de avispa, sino más gordo y alargado; una abeja macho, un zángano la fecundó.

Ahora, qué necesidad se plantea en comprar reinas italianas si al no comprarlas igual las obreras se encargarán de proveerse de una reina. La respuesta radica en, por así decirlo, la pérdida de la raza. En la colmena de la reina que las obreras lograron producir, no existe ninguna garantía de que sea fecundada con un zángano italiano. Cuando una reina virgen hace su vuelo nupcial, además de los zánganos de su propia colmena en el ambiente habrá también zánganos de otras colmenas naturales, y estos por lo general son los que la fecundan. En Venezuela, las colmenas naturales de abejas por lo general son africanizadas, es decir, adquieren comportamientos de las abejas africanas. No es lo mismo una abeja africana que una abeja africanizada, la primera se refiere a la abeja melífera natural de áfrica que por lo general es más pequeña, parece una avispa, es sumamente agresiva, trabaja mucho y por ende produce más miel, y reviste colores donde predomina más el negro sobre el anaranjado. Estas abejas africanas, fueron hace décadas traídas de África a Brasil, con el fin de realizar experimentos de cruces para mejora genética con las italianas y obtener una especie más productiva. Muchas de ellas se escaparon y comenzó una hibridación (africanización) en Brasil, que luego por división natural de las colmenas y con viajes y viajes de los enjambres llegaron a Venezuela y siguieron su recorrido hasta Estados Unidos.

En Venezuela las abejas hoy en día están africanizadas, y hace años, siguiendo con el relato de la reina que produjeron las obreras en la colmena de mi apiario. Noté que las obreras en su comportamiento continuaban siendo en cierta medida dóciles, pero fue porque era la primera generación de la hija de la reina italiana cruzada con un zángano africanizado. Esto realmente fue así porque al volar eran más rápidas y su comportamiento aunque dócil ofrecía sensibilidad ante cualquier movimiento o golpe en la colmena. Continué realizando divisiones de colmena cada año y las generaciones que siguieron siempre fueron diferentes en comportamiento y fenotípicamente también. En algún momento no pude extraerles la miel, porque aunque no lo he mencionado, el apiario lo tenía ubicado en la platabanda de mi casa en plena ciudad. Las tuve que mudar, primero a una casa de campo de un profesor amigo y luego hasta instalaciones dedicadas al agro de una universidad.

Allí, libre de personas que pudieran ser aguijoneadas por las obreras, extraer la miel era una especie de calvario, la agresión era sorprendente, en el velo que me cubría el rostro veía a las abejas enardecidas tratando de aguijonear, los guantes y la braga de apicultor que vestía quedaban con innumerables aguijones, el sonido emitido por el vuelo de cada obrera se transforma en uno solo, es ensordecedor, y mientras más ira está desencadenada más intenso es; aunque el de un solo zancudo me parece más perturbador. A la reina era difícil ubicarla y cuando la ubicaba en su color predominaba el negro y su forma alargada en el abdomen se mantenía pero ya no era tan gordo. A las abejas africanas y las africanizadas las llaman “abejas asesinas” pero la realidad es que están protegiendo a sus crías, su comunidad. Como apicultor, le estaba quitando su sustento por el que tanto trabajaron, aunque almacenan más de lo que necesitan para cuando llega la época de lluvias donde el agua arrastra el néctar de las pocas flores que florecen; pero su énfasis es en proteger su especie.

La reina cuando “considera” hay muchas abejas en la colmena y “decide” emigrar formando un enjambre, empieza a adelgazar para poder volar. He visto enjambres porque donde hay un apiario allí llegan. En una oportunidad revisando colmenas escuché un sonido compuesto, que se percibía como proveniente de diversos lugares, mirando alrededor vi un enjambre en pleno vuelo, era el sonido de aleteo de cientos de abejas, el enjambre era como una nube de abejas dispersas, me quedé en el sitio, el enjambre se dirigió hasta donde me encontraba y de repente empecé a ver abejas revoloteando a mi alrededor, las seguía con mis ojos, en conjunto cada una por su lado giraba dando círculos, me rodearon girando y girando, logré quedar en el medio y allí sí que el sonido no se reconoce de donde proviene aún más, salvo que recuerdo que algunas pasaron cerca de mis orejas y la percepción del sonido de una sola tan cerca si se identifica perfectamente. Ese enjambre disperso de repente empezó a conglomerarse en una rama de un aguacatero en el patio de mi casa hasta que formaron un “racimo” de abejas, manteniéndose quietas. Donde se posa la abeja reina allí le siguen las demás. Al día siguiente ya no estaban, quizás intentaron invadir una de las colmenas, pero no sé, casi llegaba la noche. Por lo general, las abejas enjambradas no buscan atacar a las personas, solo les “interesa” encontrar un sitio donde formar una nueva comunidad.

Para culminar con la abeja reina, en una ocasión, haciendo seguimiento a una colmena, ocurrió que la reina virgen no regresó, no había señales de ella, ni su presencia ni huevos, algo le ocurrió. Ya las obreras no podían tratar de hacer más crías porque ya no había huevos, solo abejas que nacieron. Como transcurrió tiempo sin reina en la colmena y una reina controla con sus feromonas el aparato reproductor de las obreras, en ausencia del olor a las obreras se les empieza a activar su aparato reproductor, incluso mientras hacen reinas; el tiempo estipulado culminó y las obreras empezaron a poner huevos. Estos huevos son, no fecundados, y de ellos nacen solo abejas machos, zánganos. Por lo que con el tiempo la colmena se llenó de zánganos. De esta forma lo que viene a la final es un desastre que culmina con la desaparición de la colmena.

No tengo mucho que comentar, pero, en una colmena son muy pocos los zánganos. Es la abeja macho. Es grande y se aprecia como fuerte y robusto pero no tiene aguijón. Las obreras construyen de manera aislada, para que no perjudiquen las celdas de obreras, las celdas para zánganos que son un poco más grandes.

No lleva a cabo ninguna función de las que realiza la obrera. Los he visto comiendo alimentados por las obreras (otra función de obrera) o quizás estaban los zánganos repartiendo alimento a las obreras. También saliendo de la colmena a pasear o a esperar que aparezca alguna reina virgen para tratar de fecundarla. Pero si tiene una función, que es la de fecundar a la reina virgen. En el vuelo nupcial de la reina virgen los zánganos y la reina salen de la colmena hacia el ambiente y el zángano que logre alcanzarla la fecunda. La reina retiene los órganos genitales del zángano, que al desprenderse del macho, este cae al suelo y muere. En su importante función da la vida.

En realidad la reina es fecundada por varios zánganos en algunos vuelos nupciales. Todo el esperma recolectado por la reina es guardado por ella en su órgano de almacenamiento conocido como espermateca. La reina controla el esperma y “decide” en función de las necesidades de la colmena si hay necesidad de producir zánganos. Un zángano es un huevo de la abeja reina no fecundado, es decir, un zángano es hijo solo de su mamá, no tiene papá; y lo mismo aplica cuando son hijos de las abejas obreras, como mencioné arriba sobre el desastre que culmina con la desaparición de la colmena por ausencia de una reina.

Para esta entrada no utilicé ninguna referencia bibliográfica, toda la narrativa son experiencias vividas. Para bibliografía, o material que recomendaría consultar ante cualquier interés en la apicultura, sería el libro que lleva por título “ABC y XYZ de la apicultura”, autoría de Amos Ives Root; era mi libro de consulta. La siguiente entrada será sobre parte de mis experiencias vividas con la abeja obrera.

Visite las etiquetas (#), perfiles de usuario (imágenes) y únase a los canales en Discord de las siguientes comunidades; pulsando clic.