orégano (Origanum vulgare L.) es una planta muy utilizada en la cocina, pero también es excelente para aliviar gripes o resfriados entre otras dolencias.
Lo identificamos de inmediato como una hierba aromática, de sabor intenso y algo picante, con la que perfumamos pizzas, ensaladas y guisos de pescado o verduras. Pero es además una potente planta medicinal.
Su nombre deriva de la combinación de los términos griegos oros, que significa "montaña", y ganos, "alegría", en clara referencia al vistoso color que aporta a las laderas montañosas cuando florece de forma silvestre.
Crece en claros y márgenes de bosques en las montañas del tercio norte y el sureste de la península Ibérica. Se cosechan las sumidades floridas, en verano o finales de primavera.
Es un tónico digestivo, muy útil para despertar el apetito y aliviar meteorismos, espasmos gastrointestinales, dispepsias y diarreas puntuales.
Dificulta la formación de gases y evita las flatulencias, por lo que se recomienda tras una comida copiosa y fuerte.
Es útil también para prevenir la formación de piedras en la vesícula y estimular la secreción de bilis. En tal caso, se puede combinar con hojas de boldo y tomar en infusión.
El orégano es expectorante, antiespasmódico y antiséptico, y se indica en afecciones respiratorias con congestión, en ataques asmáticos leves, bronquitis, faringitis y procesos gripales.
Actúa también como analgésico y esun buen recurso natural para lavar y cicatrizar heridas cutáneas y calmar el escozor provocado por picaduras de insectos.
Como analgésico y antiinflamatorio natural, alivia el dolor de muelas, de oído y el provocado por malas posturas y contracturas y baja la inflamación articular.